El tren que ha de conducir el sistema hospitalario a una profunda transformación ha emprendido la marcha pero el anclaje del gremialismo médico en el huelguismo con el que las izquierdas de los años setenta y ochenta del siglo anterior pretendían crear las condiciones objetivas y subjetivas de un estallido revolucionario, pretende detener el cambio.
Nunca se había producido en el país una discusión tan abarcadora con dos finalidades básicas, garantizar servicios oportunos y de calidad a los usuarios de los hospitales públicos, y dignificar las condiciones laborales de los profesionales de la salud, es por eso que ha generado tanto apoyo y esperanzas el diálogo que el gobierno ha estado llevando a cabo con el sector salud, con la mediación del padre Jesús Castro, rector de la Universidad Católica de Santo Domingo, y de los doctores Julio Castaño Guzmán y José Joaquín Puello, como testigos.
La primera conclusión del diálogo es que la mejoría de los hospitales tiene que partir de una revaluación salarial de los médicos, psicólogos, enfermeras graduadas y auxiliares, farmacéuticas y auxiliares, odontólogos y bioanalistas, así como de los técnicos de imágenes y de todo el que trabaje en un hospital.
Segunda conclusión, la mejoría salarial tiene que tener un reflejo inmediato en la prestación del servicio, y ahí es que se han presentado algunas dificultades.
Las leyes de Carrera Sanitaria y de Función Pública, establecen un compromiso de seis horas diarias de trabajo, y lo que ocurre en los hospitales dominicanos, sin que a nadie le doliera, era que buena parte del personal no llegaba a cumplir con una tercera parte de ese horario, porque el promedio de trabajo del personal médicos en los hospitales es de 1.40 minutos.
Un observatorio en un grupo de hospitales determinó que la relación tiempo trabajado y tiempo contratado, es de 41.25%, con casos como lo del hospital San Vicente de Paul, de los Minas, que es de apenas 23.7%.
Todo eso se traduce en almacenes de enfermos, que no encuentran oportunidad apropiada para la recuperación de su salud.
El Gobierno no ha pretendido culpar a los médicos de una falla, que es su principal responsabilidad, pero reconociendo que es un mal enraizado, ha presentado salidas que no vulneran los derechos de nadie con un espíritu de comprensión que le ha llevado a ampliar sus compromisos y ceder en algunos aspectos, lo que no está dispuesto a negociar es el cumplimiento de la ley.
Que hay médicos con dos trabajos en el propio sector público, se le unificará en un solo sin perjuicio de su salario ni de sus incentivos, pero donde se quede tendrá que cumplir; que hay 8,500 profesionales de distintas áreas que están de pensión, y no la solicitan porque les correspondería un ingreso de miseria, se elabora una disposición especial para pensionarlos con el cien por ciento del sueldo devengado.
Se están ofreciendo incentivos que en algunos casos mejorarán el ingreso de los profesionales de la salud entre un 75 y 85%, partiendo de una aumento general de un 25% que se efectuará en tres tramos el próximo año, pero para recibir los incentivos sobre el aumento hay que ganarlo con mejor desempeño, preparación y tomando en cuenta la zona del país donde brinda el servicio.
Con hospitales remozados y recibiendo un gran nivel de inversión en infraestructura, complementado con evaluaciones de desempeño de su personal, la realidad sanitaria será distinta.