Washington, 30 ago (PL) Por difícil que sea imaginar a Barack Obama cantando "Querida", el presidente de Estados Unidos también lamentó la muerte del artista mexicano Juan Gabriel.
Ya sea porque alguna vez escuchó su música, ya sea porque sus asesores le hicieron notar que no era una muerte cualquiera, igual Obama también rindió tributo al Divo de Juárez.
Su mensaje contribuyó a mostrarle al estadounidense promedio la magnitud artística del músico, al que la prensa local consideró, prejuiciosamente, una suerte de Liberace Mexicano.
Quizás fue porque Wladziu Valentino Liberace fue pianista estadounidense notoriamente gay, extravagante y muy popular, al igual que Alberto Aguilera, nombre real de Juan Gabriel.
Pero Liberace fue esencialmente un "showman", muchas veces circunscrito al circuito de Las Vegas, mientras el mexicano fue un prolífico autor, apasionado intérprete y figura de culto.
Y aunque pasó casi desconocido para el público angloparlante, Juan Gabriel era venerado por la comunidad chicana y latina en este país, donde murió a los 66 años de un infarto.
De hecho, cientos de admiradores se congregaron en su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood para despedirlo cantando sus canciones más recordadas.
Temas como "Se me olvidó otra vez", "Hasta que te conocí" y el "Amor Eterno" marcaron a generaciones de hispanoparlantes que no necesitaban a la Casa Blanca para conocer cuán inmenso fue Juan Gabriel.