Por Sebastián Del Pilar Sánchez. A Hatuey De Camps lo vimos por primera vez en 1970 en el local de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), situado en el área del Alma Mater de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Era el líder de los estudiantes, con una aureola de héroe por haber acoplado con éxito la lucha nacional por el Medio Millón a favor de la UASD, integrando a los principales líderes universitarios de izquierda en las continuas movilizaciones de masas, por medio del Comité Central Coordinador (Triple C) Flavio Suero. Eso fue entre 1968 y 1969.
Recuerdo aquella imagen en los periódicos de la época de un Hatuey De Camps encabezando aquella peligrosa actividad; yendo en la primera fila, dando el frente, teniendo a su lado a la extinta dirigente de Fragua Emma Tavárez Justo y otros compañeros.
En 1970, cuando lo conocimos, Hatuey ya tenía un período presidiendo la FED e iba por la repostulación, siendo reelecto en el cargo de Secretario General en unos reñidos comicios, donde muchos estudiantes se confundieron con el doble rayado en las boletas de los grupos contendientes Fragua y FEFLAS, que habían conformado la llamada “Unidad de Acero, Fragua-Flavio Suero”.
Le dimos nuestro apoyo y nos incorporamos en la ocasión como militante del Frente Universitario Socialista Democrático (FUSD), que él también dirigía, en compañía de su hermano Miguel Antonio De Camps, Fulgencio Espinal, Carlitos Lalane Martínez, Temístocles Montás, Lorenzo Flores, Julio César Martínez, Pedrito Sánchez, entre otros.
Poco después de esa discutida victoria, marchó hacia Europa a realizar un doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid. La FED quedó en manos de su eterno compañero y amigo Fulgencio Espinal, hasta que por una decisión del profesor Juan Bosch el grupo estudiantil fue suspendido para reorientarlo bajo un nuevo liderazgo encarnado por Juan Francisco Santamaría de la Cruz, Gustavo Montalvo y Juan López.
En 1973 se produce la división del PRD y Hatuey regresa presuroso de Europa, aunque ya había completado sus estudios; se incorpora al Comité Ejecutivo Nacional del partido, que era entonces de 17 miembros y asume junto a Peña Gómez el rescate de la organización escindida con la salida de Bosch y una buena parte de los líderes nacionales, entre ellos los de la UASD, que abandonaron el PRD alegando que había cumplido su misión histórica, quedando nuestro grupo FUSD también dividido, con casi la totalidad de sus dirigentes respaldando a Bosch.
Entonces Hatuey, que ya se había reintegrado a las labores universitarias, pero esta vez como catedrático de Historia en la Facultad de Humanidades, asume el reto de rescatar el FUSD, logrando que muchos valiosos universitarios -profesores, estudiantes y empleados- se sintieran motivados a trabajar de noche y de día, para lograr el restablecimiento de la entidad como una de las principales fuerzas estudiantiles.
En esa tarea recibió la mano solidaria de los profesores Yvelisse Prats-Ramírez de Pérez, Leopoldo Espaillat Nanita, Rafael Eugenio Sánchez Consuegra, Facundo Acosta, Héctor López Zorrilla, Samuel Lewis, Elpidio Ramírez, Luis Lizardo, Ligia Leroux, Sérvulo Natera, Gumersindo Rosario, su primo hermano Nolberto Soto, y de sus entrañables amigos Fulgencio Espinal y Carlos Lalane; así como de su familia, pues con él estuvieron su hermano Víctor, estudiante de Arquitectura, y sus hermanas Ivelisse y Ana.
Era muy difícil el objetivo de recuperar el FUSD, teniendo un rector comprometido y parcializado con Bosch y el PLD. Éste era Hugo Tolentino Dipp. Sin embargo, Hatuey, un hombre muy firme y gran táctico político, decidió echar el pleito, advirtiendo la posibilidad de ganarle unas elecciones a los boschitas en los comicios estudiantiles siguientes.
Fue así que surgió el nombre de Fidias Omar Díaz Santiago, hermano de la mártir estudiantil y dirigente del FUSD Sagrario Díaz, para postularlo a la secretaría general de la FED, en la boleta de un nuevo grupo bautizado con el nombre de Frente Estudiantil Sagrario Ercira Díaz.
En esta histórica disputa fue escogido como nuestro candidato a delegado en el Consejo Universitario el entonces compañero Iván Grullón Fernández, quien se convertiría cuatro décadas más tarde en el rector de la universidad. Su compañero suplente era el queridísimo amigo Rafael Ulises Castillo, secretario de organización del grupo, quien lo sustituyó después de la victoria, ya que tuvo que marchar hacia Europa a realizar un postgrado.
Dando el frente junto a Hatuey y el FUSD recuerdo con nostalgia y alegría la recia figura morena del doctor Pedro Torres de la Paz, en la Facultad de Ciencias Médicas; la figura de Wellove Modeste Valerio, discurseando en los pasillos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas; la figura tierna y llena de gracia de mi buena amiga Gertrudis Aguasanta Batista, colaborando en la Facultad de Humanidades para rescatar el grupo, junto a Juan Báez, el de la Librería La Trinitaria y esposo de Juany Uribe; Milqueya Corporán y muchos buenos compañeros que entregaron lo mejor de sí en aquella gran batalla estudiantil.
También recuerdo a uno de los NG; a Juana Campusano en la Facultad de Ciencias Médicas, a María del Valle, a Héctor Peña Rijo, al extinto Lorenzo Sánchez Baret, William Rodríguez y José Flores en la Facultad de Agronomía y Veterinaria; a José Rojas, Osiris de León, Julio Guevara, Pedro Pablo Cepeda, Álvaro Díaz, Aníbal Amparo García, Juan José Encarnación, Daniel Vizcaino, Ramón Armando Carela, Nurys Miqui, Tiburcio Perdomo, Luis Eludis Pérez, Gabriel Eligio Serrano García y su esposa Martha, Leovigildo Bello, Martha Mayi, Atilas Perez Vólquez, Sulpicio Medina, Antonio Fermín (El pesao), Hilda Cabrera, Francisco Bautista, Pericles Medina y otros compañeros que llegaban al Colegio Universitario entonces, como mi buen amigo Henry Blanco, Bernardina Félix, Francisco Paulino, Mercedes Rodríguez e Iluminada Rafaela Santos (Fellita).
Con la sabiduría de Hatuey y nuestro esfuerzo ganamos esa batalla, con 3 mil 600 votos, superando ampliamente a nuestros principales adversarios, que pretendían ganar el nombre del FUSD, sólo para convertirlo en el Frente Estudiantil de Liberación (FEL), qué quedó en cuarto lugar en las elecciones, llevando de candidato a la secretaria general de la FED a Gustavo Montalvo.
Luego seguimos bajo la orientación de Hatuey echando nuevas batallas, con un liderazgo renovado, que tenía el atractivo de la figura carismática y mediática del poeta Tony Raful, a quien él había incorporado a Tribuna Democrática en 1975, para postularlo en las elecciones de 1976 a la máxima dirección estudiantil.
Entonces logramos dos puestos en la FED, ocupado por Raful y nosotros, y un puesto en el Consejo Universitario, que recayó en la persona del amigo Rafelito Castillo, teniéndonos de suplente.
La siguiente gran batalla bajo la orientación de Hatuey vino con la selección del rector de la UASD en 1976. Teníamos la mala experiencia de Tolentino, en cuya gestión fuimos severamente hostigados, pero no teníamos un candidato del partido para ocupar la posición. En un principio pensamos en el propio Hatuey, por su prestigio universitario, pero él mismo nos razonó que era conveniente llevar de candidato a Julio César Castaños Espaillat o a Jottin Cury, quien había sido rector anterior a Tolentino, con los votos de los grupos de izquierda.
Recuerdo que nos llevó a la casa del doctor Cury ubicada en el área del malecón, próximo al Auditorio Eugenio María de Hostos, y allí se le ofreció la candidatura, que rehusó recomendando el apoyo para el doctor Guarocuya Batista del Villar, quien ya contaba con el respaldo de profesores simpatizantes de izquierda y algunos grupos estudiantiles como el FEFLAS.
Luego Hatuey nos diría que la verdadera razón de que Jottin rehusara ser nuestro candidato fue porque le estaba yendo muy bien económicamente en su bufete de abogados y no quería volver a las lidias universitarias.
Hatuey fue también el artífice del triunfo en las disputadas elecciones de 1979 del doctor Antonio Rosario; escogido por el FUSD como su candidato pese a las diligencias que hizo el compañero Peña Gómez para que postuláramos entonces al doctor Tolentino Dipp, que ya se había acercado al partido.
La historia junto a Hatuey es muy larga y tal vez no sea el momento de contarla completa; pero diré que en ese proceso electoral de 1979, nuestro candidato fue durante varias rondas el doctor José García Ramírez, quien venía de un desempeño exitoso como decano de Ciencias Médicas. Muchas veces acompañamos a Hatuey al apartamento que tenía rentado García Ramírez en el ensanche Evaristo Morales, y recuerdo que ocasionalmente, luego de regresarnos en su carro Peugeot 504 a nuestra casa, Hatuey se detenía en la casa de al lado, en la calle Rafael Augusto Sánchez, esquina Dr. Defillló, donde vivía nuestro amigo común, el periodista Víctor Manzueta, `porque en esa casa del ensanche Quisqueya, era frecuente ver a muchos hombres de la prensa que la visitaban para compartir unos tragos.
Aunque Hatuey nunca tomó bebidas alcohólicas, que les producían dolores de cabeza, se sentaba junto a nosotros en una mecedora allí a disfrutar las tertulias y los bocadillos periodísticos de ese gran humorista de la prensa que fue don Fermín Arias Belliard, asiduo visitante de aquella casa, junto a Eulalio Almonte Rubiera (Lalo), director de Notitiempo, José Jiménez Belén, y a veces iba también Chico Despradel, que tenía una columna fija en el periódico El Sol, donde Manzueta se desempeñaba como subjefe de redacción.