NUEVA DELHI, (IPS) – Los desacuerdos y otros diferendos fronterizos no resueltos entre China e India, dos de las civilizaciones más antiguas, no han impedido que forjaran fuertes lazos de cooperación en diversos ámbitos.
La relación de estos vecinos asiáticos también hizo que la atención mundial se concentrara en los últimos años en el dominio demográfico de Asia, grandes economías en desarrollo preocupadas por aliviar la pobreza e impulsar el desarrollo nacional.
Los dos países más poblados del mundo, con casi 37 por ciento de la población mundial, están comprometidos a mejorar la situación de sus habitantes, lo que ofrece un espacio para trabajar en sinergia y fortalecer los vínculos.
En la próxima década, China albergará a la mayor población de adultos mayores del mundo, mientras India, por su dividendo demográfico, necesitará generar empleos para la mayor fuerza laboral del mundo. Esas áreas ofrecen oportunidades para que ambos países trabajen juntos.
En tanto que vecinos, China e India también tienen una larga historia de vínculos culturales, científicos y económicos. Pero tras una breve guerra por los límites fronterizos en 1962, se resintieron los lazos comerciales y de inversiones.
Sin embargo, en la última década, las relaciones de los dos gigantes se recuperaron, y de tan solo 3.000 millones de dólares de intercambio comercial a fin de siglo, ya se acercan a los 100.000 millones de dólares, lo que significa grandes oportunidades para comerciantes e inversores de ambos países.
Además de compartir su nueva extroversión y el entusiasmo en sus políticas económicas, Nueva Delhi y Beijing también han estrechado lazos económicos con el resto del mundo.
Ambos países integran la Organización Mundial del Comercio (OMC), India como miembro fundador y China desde 2001.
Sus fuertes lazos económicos también desempeñarán un papel estelar en una de las relaciones bilaterales más importantes del mundo para 2020. Incluso las estimaciones más conservadoras pronostican que para ese año, el intercambio comercial entre ellos superará al de China y Estados Unidos.
Hay un sinfín de oportunidades de negocios entre China e India en diversas áreas como agricultura y procesamiento de alimentos, gestión de valores, construcción e infraestructura, electrónica y tecnologías de la información, transporte y logística. Además del sector farmacéutico, que ofrece posibilidades colosales para ambos países.
China, además, tiene una vasta capacidad subutilizada en el sector manufacturero, sumado a un excedente de capital que necesita nuevos mercados. Con las economías occidentales todavía volubles, India, con sus 1.250 millones de habitantes y su efervescente energía empresarial, ofrece a los inversores chinos un enorme margen de crecimiento.
Beijing también busca aumentar la cooperación económica con Nueva Deli en el corredor Bangladesh-China-India-Birmania y en el programa de la Nueva Ruta de la Seda.
China puede ayudar a acelerar el despegue económico de India concentrándose en áreas clave como manufactura, caminería, vías férreas y parques industriales, lo que puede constituir el cimiento de sus lazos bilaterales.
Los intentos de Beijing y Nueva Delhi por construir una asociación estratégica y de cooperación, a la vez que ampliar la cooperación económica y comercial, hizo que China se convirtiera en el mayor socio comercial de India.
Sin embargo, quedan algunas asperezas por limar como el déficit comercial de India con China, que se disparó de 1.000 millones de dólares, en 2001-2002, a 48.430 millones de dólares en 2014-2015. La asimetría plantea problemas de sostenibilidad.
Pero los acuerdos bilaterales forjados generan esperanzas de que se pueda instalar un intercambio comercial más sostenible.
Con ese fin, los ministros de Comercio de ambos países suscribieron un Programa de Desarrollo Económico y de Cooperación Comercial de cinco años, en septiembre de 2014, como forma de establecer una hoja de ruta a mediano plazo para promover un desarrollo sostenible y más equilibrado de las relaciones económicas y comerciales.
Las señales de cooperación también son visibles en los últimos acuerdos comerciales en materia ferroviaria, de ciudades inteligentes y desarrollo. Si bien ambos países se consideran rivales políticos, en octubre de 2013, suscribieron el Acuerdo de Cooperación para la Defensa Fronteriza.
El pacto reconoce “la necesidad de continuar manteniendo la paz, la estabilidad y la tranquilidad según el control actual de las áreas fronterizas entre China e India y seguir implementando medidas para construir la confianza en el ámbito militar
Además, China e India también están entre los 21 países asiáticos que suscribieron el nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, que le ofrece a esta región un contrapunto de las instituciones financieras dominadas por Occidente, como el Banco Mundial.
Los recursos y los talentos combinados de estos dos gigantes asiáticos pueden impulsar el crecimiento económico regional y global.
A pesar de criticar las políticas expansionistas de China y su mayor rigidez en el océano Índico y el mar de China Meridional, Nueva Delhi busca consolidar los vínculos con Beijing, así como estrechar la cooperación bilateral en materia de infraestructura, industria, comunicaciones y energía.
Además, China e India impulsan la cooperación sino-india en los foros multilaterales como el Grupo de los 20 países ricos y emergentes, la Cumbre Asia Pacífico y el BRICS, el grupo constituido por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Ambos países fortalecieron el diálogo estratégico en grandes asuntos internacionales como el cambio climático y la salvaguarda de intereses comunes a los mercados emergentes y a los países en desarrollo, lo que está en sintonía con la importancia que la Organización de las Naciones Unidas concede a la cooperación Sur-Sur, que aprovecha a recordar este 12 de septiembre.
“Los países en desarrollo tienen la responsabilidad primordial de promover y realizar la cooperación Sur-Sur, que no reemplazaría la cooperación Norte-Sur sino que la complementaría”, precisa la ONU.
Nueva Delhi y Beijing también están deseosos de aumentar su cooperación en materia ferroviaria, de construcción de parques industriales, de seguridad, operaciones antiterroristas, además de expandir la comunicación y los intercambios en educación y turismo, facilitar intercambios adicionales entre sus gobiernos regionales y salvaguardar juntos sus intereses comunes, así como los de los países en desarrollo.
Como China e India tienen muchos objetivos comunes y áreas de convergencia, las relaciones bilaterales basadas en una participación económica equilibrada, sumada a una mentalidad inventiva y audaz en materia política, puede llegar a beneficiar a ambos países a la vez que disparar una revolución asiática.
Traducido por Verónica Firme