Por Geovanny Vicente
Tres cosas.-
Si Roberto Rosario Márquez perdió su visa americana es exclusivamente su responsabilidad y se deriva de la consecuencia de sus propios actos, no hay que victimizarlo ni mucho menos premiarlo con la ratificación en la Junta Central Electoral (JCE). ¡Basta ya de valores invertidos!
Lo de la ratificación en su cargo como presidente de la JCE es lo más absurdo que he escuchado, después de tantos años ocupando la posición y especialmente luego de las últimas elecciones que no fueron las más organizadas de su cosecha electoral al frente de la institución. Sólo tres cositas al respecto:
1. No tengo nada en contra de Roberto o de su gestión, solo entiendo que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Le quitaron la visa al ciudadano Roberto, no a la JCE, mucho menos al Estado dominicano. Es un procedimiento administrativo donde cada país se reserva el derecho de admitir en su territorio a quien entienda. Roberto seguirá viajando a más de 180 países que restan en la lista planetaria, excepto por Estados Unidos y sus territorios, pero para Roberto no debe acabarse el mundo por eso. Pienso que ha podido disfrutar de la experiencia americana hasta ahora y seguramente vuelva a hacerlo cuando todo esto se aclare y se subsane.
Casualmente hace casi tres años, me lo encontré en el aeropuerto de Miami, él vestido en camisa guayabera mangas cortas, una mochila (sí recuerdo bien) y con un sombrero al estilo Panamá, pero un poco más pequeño. Mientras él concentrado en el texting del celular hacía fila (si, en USA todos hacen filas) en el counter del gate de la terminal, sus dos acompañantes situados más adelante que él en la fila, averiguaban sobre un retraso de vuelo que recién había anunciado la aerolínea. Esto no era todo, como mi vuelo era una escala en Miami, luego anunciaron que el próximo avión a abordar venía lleno y ofrecían un crédito de 500 dólares para viajar con una noche en un hotel a los que decidan volar al otro día en la mañana. Este anuncio nuevamente movilizó al equipo de Roberto y se notaba la inquietud en counter otra vez. Yo tenía que trabajar al día siguiente en RD, así que me mantuve firme en mi itinerario original y dejé pasar el atractivo bono ofertado.
Yo como observador sentado en la sala de espera de la terminal, contemplaba de manera disimulada los contrastes de dos mundos, República Dominicana y Estados Unidos. Me imaginaba que en RD Roberto Rosario no estaría en el área común del aeropuerto, su “investidura” lo tendría esperando en el salón de los embajadores del AILA mientras disfruta de una bebida refrescante, probablemente no tendría puesto un sombrero de paisano, estaría de traje y corbata aunque fuese día no laborable por ley, esa mochila (sería un maletín) la cargaría un asistente y la fila: “ni se mencione”.
Es uno de los regalos que le hacemos a los políticos cuando votamos por ellos, nuestro voto trae escrito el siguiente mensaje: “de ahora en adelante tu vida será más fácil en 360 grados porque ya dejaras de ser mortal”. Parece que no elegimos nuestras autoridades para que nos sirvan, las elegimos para nosotros tener a quien servir (aclarar que Roberto es escogido por el senado no por voto del pueblo). Estos patrones, contrastes y tipos de madurez ciudadana son los que enriquecen la cultura de cada país.
2. ¿Que Estados Unidos le debe una respuesta al país? Las cláusulas de muchos contratos que firmamos a diario en nuestra vida cotidiana dicen lo de "reservarse el derecho de tal o cual cosa…". Lo mismo pasa en materia de inmigración. Ejemplo, cuando solicitas una visa, sabes que el pago de las tasas no te garantiza la concesión de la visa, aquí sucede algo similar cuando te niegan la visa, muchas veces la gente se va a casa sin saber los verdaderos motivos, aunque nadie más que tu se los puede imaginar. Probablemente el gobierno dominicano esté en su derecho de saber por qué uno de sus funcionarios fue "repudiado" por Estados Unidos (los americanos no juegan cuando quieren aplicar la ley, en este caso imagino se trata de Derechos Humanos).
Al final, el más interesado en la famosa respuesta debe ser el ciudadano, el titular del problema, Roberto mismo. Me parece un sinsentido que todo el país se eche encima el problema de Roberto cuando hay prioridades como los casos de la OISOE, el Tucanogate, el aumento de salario de los legisladores con casi el mejor sueldo del mundo, etc. ¡Dejemos ya esta cortina de humo que no nos lleva ningún lado! Decenas de dominicanos le son negadas sus visas a diario, a otros le son canceladas y otros con menos suerte son devueltos de los puertos americanos porque un inspector de inmigración entiende que esta persona ha abusado de este privilegio, es casi una deportación sin serlo. ¡Recuerden visa no es un derecho, es un privilegio!
Todos se apiadan de la desgracia de Roberto Rosario y le exigen a la embajada las razones, pero nadie se pregunta: ¿Roberto que hiciste para merecer esto? ¿Será que los americanos ven cosas que el síndrome de miopía no le permite a las autoridades dominicanas? ¿Será Roberto un santo y ellos los malos? ¿La JCE aplica derechos humanos de acuerdo a la ley o se impone el capricho de Roberto? ¿quién sabe a ciencia cierta?
3. A los dominicanos nos gusta dar respuesta a todo y ahora escucho figuras públicas que piden la ratificación de Roberto Rosario en la JCE como “una respuesta firme” contra la decisión de Estados Unidos. Me pregunto: ¿se trata del juego de niños “tú me das y yo te doy” o se trata de reflexionar y buscar la raíz de todo? ¿Se justifica hacer un daño (ratificación) para dar respuesta a otro supuesto daño (cancelación de visa)? Cuando comparo esta ratificación como un daño, me refiero a la alternabilidad que se necesita en todo sistema democratico, no una crítica a su gestión porque eso requiere otro artículo.
En nuestro país cuando suceden casos como estos surge un compañerismo enfermizo extraño entre los políticos, es como si respetara el código no escrito de que entre bomberos no se pisan las mangueras, entonces todos salen en defensa de una persona que es la única que debería defenderse por ante los canales administrativos que tiene la embajada. Es una desfachatez pedir la ratificación de una persona que es miembro de la JCE desde el 2003 y presidente del mismo órgano desde el 2010, para un total de 13 años como Miembro del Pleno de la Junta Central Electoral. Con todo su poder, el mismo podría modificar su propia cédula para modificar donde dice “profesión” y poner: Miembro de la JCE.
República Dominicana es un caso especial, para muestra un ejemplo: recuerdo que sobre las irregularidades de los aviones Super Tucano se viene hablando desde el mismo momento de la aprobación del préstamo en el 2008, y sobre el coronel implicado hay decenas de artículos en los años subsiguientes al 2008 que lo señalaban, pero en nuestro país, específicamente el aparato persecutor del Estado, investiga si la denuncia viene de parte de un periódico de carácter internacional como hizo el Wall Street Journal en el 2014, por lo que en lo adelante la estrategia contra la corrupción debe ser enviar cada acto deshonesto a los medios internacionales, ya que nuestras autoridades actúan por vergüenza a la comunidad internacional y no por respeto a nosotros, el pueblo dominicano que elige a estos funcionarios.
Geovanny Vicente Romero
Presidente de CPDL-RD.