Barack Obama se ha despedido como mandatario estadounidense de la Asamblea General de la (ONU), pidiendo una cruzada orientada a una economía global que fortalezca los sistemas de integración regional.
El presidente de Estados Unidos que culmina su mandato el primero de enero del 2017, reflexionó sobre las terribles consecuencias de un mundo inseguro y bajo amenaza del terrorismo.
Al respecto, cree que los esfuerzos internacionales para alcanzar la paz y la seguridad deben ir orientados en atacar el aislamiento y división.
El retorno del golpismo en Brasil no puede ser obviado en los debates en la Organización de las Naciones Unidas.
Es casi seguro que algunos mandatarios como Rafael Correa y Evo Morales, presidentes de Ecuador y Bolivia, respectivamente, se referirán al tema al intervenir en este importante espacio de debate mundial. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, no irá a la ONU.
¿Cuál será el enfoque del discurso del presidente de la República Dominicana, Danilo Medina Sánchez? Es muy probable que igualmente comente la crisis política brasileña y sus consecuencias para la estabilidad regional.
Será la tercera intervención del gobernante dominicano ante la ONU, tras iniciar su segundo mandato el pasado 16 de agosto.
Medina ha tratado la desigualdad social, la necesidad de que la comunidad mundial ayude a Haití y la imperiosa necesidad de reducir la pobreza en el planeta, para alcanzar el bienestar económico y social de millares de seres humanos.
Siempre hay un tema dominante en la agenda de los gobernantes reunidos en la ONU, y la inestabilidad política Latinoamericana volverá a retumbar como en anteriores ocasiones.
El Golpismo
Es inevitable que algunos de los mandatarios de América Latina que asisten a la reunión anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el corazón de Nueva York, aborden la nebulosa que se cierne sobre la política en la región, a partir de la reaparición del fantasma golpista.
Habrá que esperar el tono de las intervenciones de los líderes políticos cuando se refieran al golpe parlamentario que sacó del poder a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Hay grandes expectativas en torno a la Septuagésima Primera.
Asamblea General de la ONU, que congregará a más de un centenar de jefes de Estado y representantes de gobierno del mundo, particularmente tras los atentados terroristas del fin de semana en Nueva York, New Jersey y Minnesota, con saldo de 29 y 12 heridos, respectivamente.
El extraordinario dispositivo de seguridad establecido para proteger a más de un centenar de Jefes de Estado y representantes de Gobiernos del mundo es justificable.
La tradicional reunión anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, genera grandes expectativas en medio del resurgimiento de los golpes de Estado en la región, acciones terroristas de Isis, el final del mandato presidencial de Barack Obama, los retos de la estabilidad económica mundial y la celebración de las elecciones presidenciales estadounidenses el 8 de noviembre.
Hay preocupación sobre el destino de la aún frágil democracia Latinoamericana como lo planteó públicamente el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y de seguro que será tema de debate en el encuentro de ONU.
Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, de Bolivia, Evo Morales y el propio Correa han acusado a la derecha conservadora y al modelo neoliberal de estar detrás de la desestabilización política.
Espacio Diplomático
Pero, ¿para qué sirve este foro? Allí estarán Jefes de Estado, gobernantes y representantes de Gobiernos de más de 190 países del mundo que tienen un asiento en la ONU.
Es un espacio que permite exponer inquietudes sobre los injustos y desproporcionados modelos proteccionistas que afectan a las economías emergentes y las que buscan fortalecer nuevos nichos de mercados.
También para advertir sobre la destrucción del planeta a través de la deforestación y el calentamiento global así como las políticas de intromisión en los asuntos internos de cada país.
Históricamente han sido expuestos discursos de grandes impactos del liderato mundial, en muchos casos de cuestionamientos a las políticas imperialistas de Estados Unidos como principal potencia económica y militar.
Las reuniones bilaterales de los gobernantes presentes es otra opción en el marco de la Asamblea General de la ONU, poniendo a prueba los aparatos de seguridad en Nueva York, específicamente en el área de Manhattan.
Artículo de Manuel Díaz Aponte
Miércoles, 21 de septiembre del 2016