La seguridad ciudadana es hoy uno de los principales desafíos de la sociedad, en República Dominicana y en el mundo es un serio y grave problema.
Nadie está exento de ser víctima de una acción vandálica ya sea en el hogar o en las vías públicas.
La seguridad no es asunto exclusivo del Estado porque debe abarcar a todos los sectores.
Todavía muchas gentes no han entendido la dimensión del 911 instaurado en el país como protección ciudadana, ni siquiera entre empresarios y comerciantes.
Éstos últimos que frecuentemente son afectados por acciones delictivas colaboran muy poco para que las autoridades preserven y amplíen el novedoso sistema de seguridad. Por ejemplo, en la sustitución de cámaras digitales deterioradas podrían apadrinar y en otros casos en la instalación de nuevas unidades y ampliación del servicio en Santo Domingo y las provincias con mayores violencias.
No se concibe que importantes plazas comerciales del país apenas dispongan de frágiles camaritas en las áreas interior y exterior de sus establecimientos, que no tienen la capacidad de resolución y alcance para grabar nítidamente un hecho delictivo, como ocurrió recientemente en el sector de Bella Vista, en la capital dominicana.
La delincuencia es hoy uno de los principales problemas sociales que afecta sensiblemente el diario vivir de la ciudad.
Cada día son más sofisticadas y osadas las herramientas de la delincuencia organizada para perpetuar sus acciones.
Consciente de esa innegable realidad, las autoridades gubernamentales incluyeron en el nuevo Presupuesto Nacional y Ley General de Ingresos y Gastos Públicos del 2017, un incremento sobre RD$3,000 para la Seguridad Ciudadana.
Recursos y Tecnologías
Jesús Martin Barbero, antropólogo y semiólogo nacido en Ávila, España, ha delineado perfectamente los espacios entre la comunicación y la ciudad.
Ha expandido su agudo pensamiento en países europeos y latinoamericanos, incluyendo España; Inglaterra, República Dominicana, Perú, Brasil, Puerto Rico, Argentina, México y por supuesto en tierra colombiana.
He podido apreciar la profunda dimensión de sus reflexiones en seminarios y eventos periodísticos a los que asistí como docente en Brasil, Perú y en nuestro país y también a través de la lectura de sus extraordinarios aportes de cultura, identidad, comunicación y su interpretación de la posmodernidad.
Alguna vez nos hemos puesto a pensar las terribles consecuencias de una ciudad caótica e insegura. Entonces, ¿qué debemos hacer?
Recientemente, varias instituciones como la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), Participación Ciudadana, Asociación Dominicana de Escuelas de Comunicación Social (ADECOM), la USAID y la Universidad Católica Madre y Maestra organizaron un taller para docentes de Escuelas de Comunicación Social donde se abordaron ampliamente las políticas y medidas adoptadas por el gobierno para afrontar la problemática delincuencial y de seguridad.
Allí estuvimos participando en ese magnífico evento realizado en un hotel de Santo Domingo, que tuvo de tema central: “Responsabilidad de los Medios de Comunicación en la Seguridad Ciudadana“.
¿Cómo deben manejar los medios de comunicación el tema de la seguridad ciudadana?
¿Qué incidencia tiene el manejo de la información en la violencia y acciones delincuenciales?
¿Por qué hay tanta morbosidad entre los medios de comunicación, especialmente la televisión cuando difunden un hecho delincuencial?
Esas interrogantes y otras fueron analizadas durante más de cuatro horas por los expositores, profesores y participantes del evento.
La intervención de la directora de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Madre y Maestra, Elvira Lora, al hablar sobre el “Rol de los Medios de Comunicación en la Seguridad Ciudadana-Falsas percepciones de la realidad en los medios de comunicación del siglo XXI “ fue particularmente importante así como la conferencia de la viceministra de la Presidencia, Zoraima Cuello al referirse a las “Políticas Públicas para la Seguridad Ciudadana: El impacto del Sistema de Atención a Emergencias 911.
Los espacios físicos y la configuración del diario habitad en las urbes han cambiado diametralmente a una proporcionalidad cada vez más acelerada, preocupante y cargada de interrogantes. La capital de la República Dominicana, Santo Domingo, es un ejemplo.
Cuando no había cámaras esparcidas por diferentes sectores se vivía en un mundo sin registros y de pocas posibilidades de atestiguar un hecho como un asalto, un accidente automovilístico o una violación, ahora surge una luz al final del túnel.
Cruzada contra la Delincuencia
República Dominicana como otras naciones latinoamericanas ha incorporado entre las medidas para contrarrestar la violencia y la inseguridad en las vías públicas el recurso de cámaras digitales para captar con mayor precisión cualquier acción vandálica y criminal.
Cuando se habla de seguridad ciudadana estamos ante algo complejo, necesario y que requiere del concurso de toda la población que vive en el territorio nacional.
El 911 es una de las iniciativas más importante en el combate delincuencial en el país, aunque no bien valorado por la mayoría poblacional, que sigue haciendo llamadas molestosas. Hay sectores prejuiciados que solo miden el alcance de este dispositivo como una herramienta del aparato gubernamental, sin reparar que se trata de un instrumento de uso colectivo para protegernos a todos.
Es sin duda, una de las modalidades más impactantes para combatir la delincuencia actualmente.
La delincuencia no se refleja tan solo en aquellas acciones que provocan los ladrones y ladroncillos en cualquier ciudad de República Dominicana, sino igualmente las que tienen de protagonistas a personajes de sacos y corbatas que trafican con armas de fuego, drogas y los que desfalcan el erario público.
Además, los actos delincuenciales no solamente tienen de protagonistas a ciudadanos nacionales sino a extranjeros que residen en el país.
Es por eso que la profesionalización, equipamiento y mejoras en las condiciones de vida de nuestros agentes policiales se ha convertido en un imperativo.
La delincuencia dispone de sofisticadas armas, pertrechos militares, tecnologías, equipos y vehículos modernos para ejecutar sus fechorías. ¿…Y nuestros agentes policiales qué?
En consecuencia, debemos involucrar a todos los actores de la sociedad en lo que debe ser una cruzada contra la delincuencia. Las autoridades, representantes de la sociedad civil, iglesias, empresarios, comerciantes, partidos políticos, las escuelas, colegios, universidades, las ONG,s, juntas de vecinos, medios de comunicación social y en fin, todos los núcleos organizativos del país.
¡El combate a la delincuencia es tarea de todos!
Viernes, 30 de septiembre del 2016