Por Diego Fierro Rodríguez .-En el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos de América, Donald Trump y Hillary Clinton se enfrentaron en un tenso combate dialéctico que tenía por objeto lograr atraer al mayor número de votantes posible cuando ya falta algo menos de un mes para las elecciones presidenciales. Muchas fueron las afirmaciones que suscitaron polémica por su contenido.
Una de las declaraciones de Donald Trump que pudieron resultar más impactantes es la relativa a la amenaza a Hillary Clinton por el asunto de los correos confidenciales enviados desde una cuenta privada insegura. La razón es bastante simple.
Donald Trump dijo que, si se convierte en el Presidente de los Estados Unidos, nombrará a un fiscal especial para investigar a Hillary Clinton por el empleo de su correo electrónico, ya que ella originó un riesgo para la seguridad nacional durante su gestión como jefa de la diplomacia estadounidense desde el año 2009 hasta el año 2013. Además, el candidato republicano llegó a afirmar que hará que la candidata demócrata acabe en un establecimiento penitenciario.
Lo curioso es que el nombramiento de un fiscal especial para que estudie el caso de Hillary Clinton corresponde al Congreso. Además, la sanción que, con arreglo al Derecho Penal estadounidense, correspondiera imponer, solo podría establecerse mediante una sentencia firme dictada por el órgano jurisdiccional penal tras un proceso desarrollado por el procedimiento legalmente adecuado.
Las afirmaciones de Donald Trump se pueden interpretar como un ataque político. Sin embargo, también pueden entenderse como una declaración de intenciones de lo que podría llegar a hacer el candidato republicano si lograr ganar las elecciones presidenciales.
Siempre hay que respetar la separación de poderes. El ente que ejerce el Poder Ejecutivo no puede inmiscuirse en las labores de los entes que se encargar de realizar las facultades vinculadas con el Poder Legislativo y con el Poder Judicial. Como afirma Montesquieu, solo de esa manera puede lograrse evitar la concentración del poder y el abuso del mismo en el Estado de Derecho, en el que debe respetarse, conforme al ordenamiento jurídico, una serie de garantías.
Si Donald Trump se convierte en el próximo presidente de los Estados Unidos, podría enjuiciarse a Hillary Clinton, pero debiera hacerse respetando las reglas esenciales. No pueden vulnerarse derechos fundamentales por querer ejecutar una persecución de naturaleza política.