Tiene razón el presidente Danilo Medina cuando afirma, en respuesta al embajador Jame (Wally) Brewster, que si la República Dominicana es un puente para “el tráfico de drogas”, Estados Unidos “es una avenida de diez carriles” donde se recibe y se consume esa misma droga. (Y mucha más).
Donde no tiene razón el mandatario es cuando se pregunta de qué corrupción habla el diplomático, cuando todos los sabemos que ese flagelo se lleve más del 30% del Presupuesto Nacional como admitió en una ocasión el ex presidente Leonel Fernández.
Medina, en un acto de cinismo único afirma que le ha pedido a Estados Unidos que si conoce algunos casos que los señales. Es una lástima que el presidente de un país que se supone soberano, democrático, donde existe un Estado de Derecho, tenga que pedirle a otro país que investigue o presente los casos de prevaricación de los que esté enterado. Esas no son atribuciones de ningún otro país.
Investigar y castigar la corrupción es función de las autoridades locales, no extranjeras.
Fue el presidente Medina quien afirmó, en la toma de posesión de su primer mandato, quien dijo cancelaria a cualquier funcionario señalado como corrupto hasta “por el rumor público”, y que además tenía un látigo para castigarlos, pero cuatro años después nadie ha sido azotado, cancelado, ni enviado a la cárcel. (La corrupción representa alrededor del 5 % del Producto Interno Bruto, es decir, más de 150 mil millones de pesos anualmente. (¡Y Danilo lo sabe!).
Qué “¿cuál corrupción?” ¿Y el caso de Joao Santana, principal asesor y jefe de campaña del propio presidente Danilo? ¿Y los vínculos de funci0narios al más alto nivel con la constructora brasileña Odebrecht? ¿Y las mafias que operan en el Palacio Nacional, una con los permisos de importación y otra en la Oficina Supervisora de Obras del Estado? ¿Y la compra de los aviones Súper Tucano por el cual fueron citados militares y senadores acusados de haber recibido un soborno por 3.5 millones de dólares? ¿Y lo que ocurrió en el Ministerio de Educación antes de la llegada de Andrés Navarro?
Un día como hoy, el año pasado, el periódico hoy publicó una nota que decía: “En República Dominicana se han presentado más de 250 casos de corrupción en el Estado en los últimos 25 años, con escándalos nacionales e internacionales y de los que menos de cinco expedientes han tenido condena en los tribunales, frustrando el interés de los sectores de la sociedad que aspiran a que la impunidad sea erradicada.
No aparece una sola institución dominicana exenta de corrupción en todo este tiempo y desde el Estado se incurre en corrupción con medicamentos falsificados, con compras sobrevaluadas, con la entrega de contratos sin licitación y con sobornos para gestionar pagos”.
Participación Ciudadana publicó un libro enumerando todos los casos de corrupción sin que en ningún de ellos se haya hecho justicia. Y es que en los gobiernos del PLD la corrupción no ha tenido límites.
Solo hay que ver las declaraciones jurada de bienes que han declarado los funcionarios, todas millonarias, que nadie quiere, ni se atreve a investigar a pesar de ser un mandato de la Constitución en su artículo 146.
El presidente Balaguer dijo en una ocasión que la corrupción solo se detenía en la puerta de su despacho. Sinceramente, ahora no sé si habrá alguna puerta donde se detenga.