La política estadounidense tiene mucho parecido al escenario electoral que caracteriza al tercer mundo.
En esta campaña electoral norteamericana se ha llegado a superar el tono agresivo y de encono que caracteriza a los líderes países tercermundistas.
Las expresiones vulgares de Donald Trump han obligado a investigadores y periodistas de los medios de comunicación a utilizar el diccionario para tratar de descifrar sus contenidos.
¡Increible!, pero cierto, el liderazgo político de la primera potencia mundial en medio de chismes; insultos, divisiones, manipulaciones, palabras descompuestas, ofensas, amenazas, ataques personales, diatribas, descalificaciones, y un sin número de expresiones groseras y descabelladas.
El discurso orientador y bien estructurado ha estado ausente en la presente campaña presidencial, con excepción de la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton.
Clinton ganó convincentemente los tres debates presidenciales en Estados Unidos ante su contrincante Donald Trump.
En el tercero y último debate la cadena de televisión estadounidense CNN dijo que el 52% de los espectadores entiende que Clinton alcanzó mejor dominio de los temas abordados.
Siempre habló de manera pausada y con evidente formación y experiencia política frente a los temas internos y mundiales.
La estrategia del contraataque personal promovida por los estrategas del candidato republicano no parece haber impactado a su favor.
El sistema electoral de Estados Unidos podría estar en prueba en la venidera contienda si finalmente Trump decide impugnar sus resultados.
Las elecciones presidenciales del 8 de noviembre en Estados Unidos suscitan muchas inquietudes en torno a los eventos que se generarían tras los resultados finales, especialmente ante una eventual derrota del aspirante del Partido Republicano como anticipan varias firmas encuestadoras.
Los Debates
Los que seguimos las transmisiones por la televisión de los tres debates presidenciales nos quedamos esperando un contenido mas edificador y de orientación sobre los principales males que aquejan a la sociedad estadounidense entre ellos, su economía; violencia por el uso de armas entre la población, el consumo de drogas entre la juventud, la exclusión social, la pobreza en que viven millones de estadunidenses, la ampliación del seguro médico entre los sectores vulnerables, la discriminación contra los inmigrantes así como el desempleo.
Ni siquiera abordaron cuestiones medulares como la proliferación de las armas de destrucción masiva entre las grandes potencias mundiales; la urgente necesidad de aumentar las investigaciones científicas para afrontar la contaminación y destrucción del planeta, de trabajar para la cura del cáncer, del SIDA y de incrementar las facilidades para que mas jóvenes puedan estudiar en las universidades norteamericanas.
América Latina, como siempre quedó atrás en los debates presidenciales, y solo se mencionó a México por las amenazas del candidato republicano de levantar un muro en la zona fronteriza que separa ese país con Estados Unidos.
Putin, el gran ganador
Rusia y su presidente Vladimir Putin reiteradamente fueron citados en las discusiones de Hillary y Trump así como la guerra en Siria y las amenazas de los terroristas de ISIS. En cambio, el largo y doloroso conflicto de Israel-Palestina fue ignorado.
Trump, cuyo perfil primario es un hombre de negocios, precisamente por ser un político muy atípico concentró sus intervenciones en un lenguaje impresionista cuyo eje central fue el dedo acusador, pero con pruebas débiles. Los “escándalos de faldas” sobresalieron en el contenido temático de los debates aunque sin mayores consecuencias por el momento.
Muchos analistas norteamericanos coinciden en que la violencia verbal en los debates presidenciales en esta ocasión, ha marcado un mal precedente y dejado un mensaje negativo entre ciudadanía particularmente la juventud.
Nunca antes se escucharon calificativos como de “loca”, “violaciones sexuales”, “pene grande” y “asqueroso” utilizado frecuentemente por Trump.
Algo impensable en la política interna estadounidense y en particular en un proceso electoral es que un líder como Vladimir Putin, presidente de Rusia, haya sido convertido en la estrella de los debates entre los aspirantes presidenciales.
Tanto Trump como Clinton reiteradamente se refirieron a él, en ocasiones para criticarlo sobre una supuesta participación suya en asuntos internos de Estados Unidos relacionados a la seguridad y en otras para alabar su liderazgo mundial.
Asimismo la República Popular de China que representa la segunda economía mundial tampoco se podía quedar atrás.
Mientras tanto, Trump se lleva el negativo récord de ser acusado por once mujeres estadounidenses de acoso sexual. El electorado tendrá la última palabra en los comicios presidenciales del martes 8 de noviembre.