En Cartagena, Colombia, se ha celebrado la Vigésima Quinta Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, pero muchas gentes se preguntan: ¿para qué sirven esos eventos?
Hace justamente 25 años que el entonces joven y apuesto Rey de España, Juan Carlos I, dejaba inaugurada la primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica en Guadalajara, México.
Ahora con el cabello canoso y ayudado por un bastón para caminar ha tenido que delegar esa misión en su hijo heredero al trono, el actual Rey Felipe VI.
Antes tuvo que recorrer miles de kilómetros de distancia a bordo de su cómodo avión privado que lo transportó varias veces a eventos diversos por la región iberoamericana.
Incluso, hasta para ir a cazar elefantes a África, donde sufrió una caída causante de las dificultades motoras que padece actualmente.
España y Portugal, los dos países europeos que colonizaron, exploraron y cargaron con enormes riquezas de América Latina, olfatearon el proceso irreversible de los nuevos esquemas integracionistas que a comienzo de la década del noventa ya estaban en marcha alentados por el neoliberalismo financiero y procedieron a acelerar el paso creando este mecanismo denominado “Cumbres Iberoamericanas”, en la que intervienen los veintidós países que conforman la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Un análisis sobre los ejes temáticos y resultados de las Cumbres Iberoamericanas efectuadas hasta el momento nos permite reflexionar de la manera siguiente: ¿Para qué han servido esos eventos? De pronto, abrieron un nuevo espacio de discusión desde Europa hacia América Latina por medio a sus protagonistas, jefes de Estado, presidentes, representantes gubernamentales y diplomáticos.
Una especie del desbloqueo comercial, político e ideológico entre Europa y Latinoamérica marcada por las terribles consecuencias y traumas generados por el colonialismo imperial.
En la Primera Cumbre de Guadalajara, México, del 18 al 19 de julio de 1991, se apeló al sugerente lema: “El Fuego Nuevo”, en evidente exhortación a encender la llama diplomática de la unión, concordia, integración y la participación de los países invitados a la entonces naciente plataforma para los principales debates de los círculos de poder iberoamericanos.
Aquí, se esbozaron el rol y tipo de debates que los mandatarios de Iberoamérica aspiraban asumir así como los principios que regirían la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
La vigencia del Derecho Internacional, desarrollo económico y social y la educación y la cultura fueron los temas principales discutidos por los representantes de 21 naciones presentes.
“Por primera vez en el siglo XX, todos los dirigentes de los 21 países iberoamericanos -incluidos España y Portugal-, que representaban a un total de 525 millones de personas, se reunieron en Guadalajara (México) en 1991. Era la I Cumbre Iberoamericana, que nacía bajo el espíritu de unidad y con el firme propósito de dar continuidad a un foro donde todas las naciones ligadas por una herencia cultural de más de cinco siglos, puedan avanzar en sus procesos políticos, económicos y sociales”, expresa un documento difundido tras el histórico evento.
Y al año siguiente, coincidiendo con la grandiosidad de la “celebración” de los 500 años del Descubrimiento de América, es decir, el arribo del almirante Cristóbal Colón al Continente Americano, sus integrantes se reúnen en la madre patria.
¿Dónde comenzó?
En Madrid, capital de España, se realiza entre el 23 y 24 de julio de 1992, la Segunda Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno partiendo de una declaración central que fue “creación de nuevos instrumentos operativos que permitan la cultura de cooperación”.
Fue el inicio de la conceptualización de la cooperación como mecanismo de base en las estructuras regionales e integracionistas para facilitar entre otras cosas un equilibrio comercial entre los países; mayor flujo de fuentes de adquisición de recursos tecnológicos y financieros así como políticas de adecuación ante los retos de los avances de la tecnología.
Entre los países que han sido sede de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobiernos Iberoamericanos en más de una ocasión están: España, con tres; en 1992, 2005 y 2012.
-Argentina 2 Año 1995-2010 México 2 –- 1991-2014
-Colombia 2 — 1994-2016 Panamá 2 — 2000-2013
-Chile 2 — 1996-2007 Portugal 2 –-1998-2009
Brasil; República Dominicana, Cuba, Bolivia, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Uruguay, Perú y Paraguay han tenido la sede una sola vez.
Apenas cinco naciones de los 22 estados que conforman las Cumbres Iberoamericanas no han tenido la sede. Ellos son, Guatemala; Ecuador, Nicaragua, Honduras y Andorra, éste último, pequeño país ubicado al suroeste de Europa regido por un sistema de gobierno de coprincipado parlamentario.
Sin embargo, Guatemala, ya fue escogida como la sede de la XXVI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, a efectuarse en el 2018 en la ciudad de Antigua.
República Dominicana recibió a los mandatarios iberoamericanos entre el 15-16 de noviembre del 2002 en Bávaro, Punta Cana, en el gobierno del ex presidente Hipólito Mejía. La declaración final de la XII Cumbre Iberoamericana fue rotulada así: “Iberoamérica ante la crisis global”.
Otros títulos empleados en la declaración final de las Cumbres Iberoamericanas han sido descritos de la manera siguiente:
Creación de nuevos instrumentos operativos que permitan la cultura de cooperación; Un programa para el desarrollo, con énfasis en el desarrollo social, Comercio e Integración como elementos del desarrollo iberoamericano, La educación como factor esencial del desarrollo económico y social, Gobernabilidad para una democracia eficiente y participativa, Los valores éticos de la democracia, Los desafíos de la globalización y la integración regional, Iberoamérica y la situación financiera internacional en una economía globalizada, Infancia y adolescencia: un nuevo proyecto para un nuevo siglo, Unidos para construir el mañana, juventud y desarrollo, Innovación y Tecnología, Educación para la inclusión social, Transformación del Estado y Desarrollo, Iberoamérica en el siglo XXI: Educación, innovación y cultura y finalmente, la XXV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobiernos Iberoamericanos en Cartagena de Indias, Colombia, efectuada del 28-29 de octubre del 2016 bajo el titulo: “ Juventud, Emprendimiento y Educación”.
Los Debates
A continuación, algunos de los compromisos adoptados por los representantes de los Estados de los países presentes en este encuentro:
-La creación de un observatorio para el empleo, el emprendimiento y la seguridad social juvenil en Iberoamérica y un banco de buenas prácticas para el intercambio de información sobre políticas, estrategias y programas de generación y promoción de empleo para los jóvenes.
-El establecimiento de un mecanismo de cooperación e intercambio de proyectos culturales con enfoque en la población juvenil.
– El impulso y la promoción de la transformación de las administraciones públicas iberoamericanas con el fin de aumentar la participación de los jóvenes en el servicio público y promover una oferta de formación de personal directivo y técnico en políticas públicas de juventud.
-El fortalecimiento de las políticas públicas en salud para el abordaje del consumo, la dependencia y la reducción del impacto negativo de las drogas en la salud; los desafíos en nutrición y la garantía de los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes, así como el intercambio de experiencias exitosas y lecciones aprendidas en la región en torno a estas temáticas.
-La consolidación de un mecanismo de intercambio y de coordinación de cooperación técnica alrededor de buenas prácticas educativas sobre el acceso a la educación superior, inserción laboral y emprendimiento y formación en competencias para el siglo XXI.
-La formulación y desarrollo de un Proyecto enfocado al fomento de la Ciencia Abierta, un Plan de Fomento del emprendimiento innovador y de base tecnológica, un Plan para el desarrollo del Ecosistema Digital Iberoamericano y un Mapa de capacidades e infraestructuras científicas y tecnológicas de Iberoamérica, con miras al impulso del uso compartido de las mismas.
En la práctica una de las mayores disyuntivas para poner en ejecución los planteamientos teóricos y las diversas exposiciones discursivas en estas Cumbres Iberoamericanas, son los intereses individuales de cada Estado representado.
En efecto, la uniformidad de criterios parece no alcanzar todavía un mecanismo de acción concreta que permita a corto, mediano y largo plazo las transformaciones políticas, económicas y sociales que Iberoamérica demanda.
Discursos, ¿y…?
La impresión latente es que aún seguimos escuchando en la mesa de los debates sugerencias y recetas revestidas de imposiciones hacia los países menos avanzados tecnológicas, científicas y de menos recursos económicos.
¿Cuáles han sido los beneficios tangibles de estas Cumbres en los países tercermundistas Latinoamericanos?
¿En qué ámbito concreto nos han beneficiado? ¿Es simplemente un nuevo espacio para el debate?
El primer presidente de origen indígena en gobernar la República de Bolivia, Evo Morales, quien ostenta el poder desde el 18 de diciembre de 2005, reiteradamente ha cuestionado los resultados de esas cumbres indicando que allí no se adoptan decisiones políticas para favorecer a las naciones más empobrecidas.
Un perfil similar viene adoptando el presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, advirtiendo que ya no se pueden seguir postergando las aspiraciones de desarrollo y de cambios estructurales en las economías emergentes para dar paso al legitimo bienestar económico y social de sus gentes.
¿Cuál será el próximo paso de los que sustentan el poder en Iberoamérica?
Artículo de Manuel Díaz Aponte
Lunes, 31 de octubre del 2016