Tan sorprendente ha resultado el triunfo de Donald Trump en las recientes elecciones en EE.UU., como los motivos que lo propiciaron. Ya son cientos los argumentos y justificaciones publicados, que quizá nos sirvan para extraer una serie de conclusiones más o menos acertadas, como por ejemplo el admitir que docenas de millones de norteamericanos se hayan movilizado para votar a un iluminado, pensando que irremisiblemente terminará arrastrándolos al desastre. ¿No son demasiados para coincidir en el mismo error?
Sin duda, son muchas todavía las explicaciones que se escapan a los análisis realizados hasta el momento. Si se conoce los segmentos de ciudadanos hacia los que Trump ha dirigido preferentemente su campaña: blancos de zonas rurales con una población envejecida y castigados por el desempleo y nivel educativo bajo, otorgándole menor importancia a los colectivos de: jóvenes, mujeres, población urbana y minorías, a los que se dedicó con mayor empeño Hillary Clinton.
Cada vez con más frecuencia, las encuestas están fallando estrepitosamente en sus pronosticaos, que en esta ocasión se decantaban masivamente en favor de Clinton al haber sido superada por el candidato mas “incorrectamente político”, y como máximo representante de la “antipolítica” , ganador de las primarias del partido Republicano.
Trump, carente de la más mínima experiencia en gestión pública, resulta inaudito que lograse triunfar demostrando y confirmando una especial sagacidad para interpretar la idiosincrasia y el descontento de una gran parte de estadounidenses, acudiendo a las elecciones sin un programa en condiciones, si bien es cierto que la mayoría de los votantes no suelen molestarse en su lectura. Con su mantra de "América para los americanos" y un relato plagado de promesas incumplibles y mensajes xenófobos y ultraderechistas fue suficiente.
Ya no constituye ninguna novedad el creciente desencanto sobre la política tradicional de los partidos clásicos, movimiento que no solo sucede en América, sino en gran parte del mundo incluyendo España. La actitud de Hillary moviendo insuficientemente a emigrantes y mujeres ha sido muy criticado, unido a que tampoco supo arrastrar a los jóvenes.
Con respecto al comportamiento los políticos españoles y mas concretamente los pertenecientes al PP, cabe destacar que Mariano Rajoy ha sido uno de los primeros en felicitar a Trump por su victoria, interesándose en impulsar las relaciones España-USA, y como consecuencia convertirse en uno de los primeros socios para colaborar e impulsar el foro bilateral entre Europa y EE.UU. así como llevar la voz cantante en el tratado comercial EE.UU.-Europa. Al parecer, la intención de Trump pasa por incluir menos políticos y más profesionales en su Gobierno. Los citados movimientos de Rajoy guardan gran similitud con los realizados en su momento por José M. Aznar.
Lo incomprensible es que el magnate americano alcanzase la presidencia de su país sin recurrir al "establishment", lo que aquí conocemos como "el sistema". Pensar que docenas de millones de votantes se movilicen por organizaciones como la "Asociación del rifle" resulta infantil. Posiblemente lo que suceda es que hasta ahora ideas y flujos informativos estaban en manos de políticos y medios de comunicación, emisoras, diarios, televisiones presuntamente manipulados, y actualmente, a través de la gran penetración de las redes sociales. la sociedad ha creado su propio estado de opinión, desoyendo todo lo anterior y actuando libremente guiados por otros conceptos de la interpretación de la comunicación.
Tal modelo de cambio está comportándose con un criterio totalmente ajeno a las cánones que han venido funcionando hasta ahora. Posible origen de que las formas de pensar y decidir están abandonando los sistemas establecidos con anterioridad, pero que ya no sirven para conformar la opinión pública actual a la que deberemos irnos acostumbrando y aceptando, ignorando por el momento las maldades y bondades que aporten los nuevos métodos. Los efectos del cambio en la forma de comunicar suelen generar un estado de confusión y revolución, con la sensible diferencia de que en este caso, al surgir nada menos que en la primera potencia del mundo adquiere el rango de seísmo a efectos sociopolíticos y económicos.
La irrupción del fenómeno Trump ha sido como un terremoto que ha logrado nada menos que la presidencia de los EE.UU. y todo ello, reconozcámoslo, al margen de los partidos políticos, grupos de presión social y empresarial y contando solamente con el apoyo de 9 periódicos locales y regionales. En el caso de Hillary Clinton este número fue de 229 entre los más influyentes de la nación. Bajo el punto de vista de la sociedad europea, con las lógicas discrepancias. Semejante energúmeno, grosero, extravagante y machista, a la larga nunca supondrá la solución, si bien, habida cuenta de la plaga de populismo que nos invade, en principio y a pesar de las protestas post electorales terminará imponiéndose. América no votó a favor de este personaje sino en contra de Hillary Clinton. sin olvidar que la abstención alcanzó el 47%.
Nos encontramos ante otro fenómeno de repercusión mundial como recientemente generó el "Brexit" pero con secuelas altamente peligrosas….¡¡Tiempo al tiempo!!