Santo Domingo – Al conmemorarse este 19 de noviembre el “Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual Infantil”, la realidad de la niñez dominicana es en este aspecto una de la más grave de América Latina y el Caribe. Los datos de niños, niñas, y adolescentes que son víctimas de abuso sexual, aun con el subregistro que supone el tratarse de un tema tabú, evidencian una proporción más que alarmante. Las secuelas psicológicas que ser víctima de abuso sexual deja en una niña o niño, les acompañan durante toda su vida. Esto sin mencionar que muchos de los embarazos en niñas y adolecentes son productos de abuso sexual, y muchas veces de incesto.
Una investigación realizada en el año 2015 por el Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), reportaron que en la población estudiantil dominicana, por cada cinco jóvenes uno o una ha reportado haber sido tocado o tocada por una persona adulta, esto es una cifra alarmante por que la misma revela que un 20% de la niñez dominicana ha sido víctima de acoso sexual. Dicho estudio revela además, que el acoso proviene de familiares de las víctimas o de personas de confianza para las familias de las víctimas.
Estudios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF plantean que son problemas reales en nuestra sociedad los abusos, maltratos y la explotación sexual comercial contra niños, niñas y adolescentes, a la vez que denuncian que además frente a estos problemas “existen altos niveles de tolerancia en República Dominicana”.
En el informe de UNICEF, “REPÚBLICA DOMINICANA 2016. Una oportunidad justa para cada niño”, se presentan datos acerca de la infancia en general que evidencian la enorme deuda social que los sucesivos gobiernos han acumulado en la atención a esta población. Se plantea que “las niñas y adolescentes embarazadas tienen mayor probabilidad de morir a causa del embarazo, el parto o el postparto. Los bebés de las adolescentes tienen más riesgo de morir y presentar bajo peso al nacer y prematuras. La tasa de mortalidad neonatal en la República Dominicana es 25 por cada 1,000 nacidos vivos. Es la tercera más alta de América Latina, solo Haití y Guyana la superan”.
Estos estudios ubican a nuestro país entre los que más embarazos en adolescentes se reportan cada año, y como consecuencia directa, uno de los más altos índices de niñas madres entre los 10 y 14 años. El matrimonio y las uniones tempranas, se ha demostrado, afectan el cumplimiento de los derechos de las niñas, condicionan su desarrollo, las exponen a la violencia, el abuso y el embarazo adolescente. Además reproduce el círculo intergeneracional de la pobreza, limitando su desarrollo psicológico, emocional y material, generando mayor pobreza y exclusión.
Es evidente que el “Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual Infantil”, nos encuentra con calificaciones muy bajas en un tema de tanta relevancia para el presente y futuro de nuestra sociedad. Prevenir el abuso sexual debe estar en las prioridades para la inversión social en la agenda pública y privada.
El Abuso Sexual Infantil, es una acción irresponsable que afecta a niñas y niños de todas las sociedades, sin excepción de raza, posición económica o geográfica ni extracto social. Los datos que arrojan los diferentes estudios muestran que en nuestro país se han olvidado las responsabilidades que como nación nos competen en el orden de la protección a la niñez, fomentando el crecimiento de futuros jóvenes en perfecto estado de salud física y mental
Desde Casa Abierta abogamos por una sociedad defensora de los derechos de la niñez, una sociedad consciente de la necesidad existente como nación de que la niñez crezca en un ambiente saludable, que pueda disfrutar de goce pleno en el aspecto mental y emocional, porque la niñez de hoy son los futuros tomadores de decisiones y son los que dirigirán la nación, en este aspecto, cada individuo debe asumir el compromiso de que la población infantil disfrute de un ambiente libre de violencia y abusos.