Ha fallecido tras una larga enfermedad el controvertido y discutido sin final, el Comandante Fidel Castro. Comenzar a relatar su vida, es hacer un ejercicio inutil por lo conocido y repetido hasta la saciedad, y por tanto no es mi inteción repetir como un papagayo su cronología política y personal.
Fidel fue para mí, un andaluz en la España de Franco, un ídolo que, junto a otro mito entre los mitos, el Comandante Che Guevara, dos personajes de cine, héroes de masas que luchaban desde un socialismo que no lográbamos entender, contra un imperialismo que lo entendíamo mucho menos. Pero que sabía yo de una cosa y de otra, solo veía lo que veíamos, personajes de ficción que luchaban por y para la clase obrera.
Murio Franco. Comenzamos a caminar por una debil democracia con la que ya nos llegaba más información que llevarnos a la boca y contractar. Fidel pasaba de héroe de ficción a personaje real, en un mundo aún dividido entre Americanos y Rusos, en una sociedad en la que nos gustaba cantar lo de “Comandante Ché Guevara” mientras teníamos una Coca Cola en las manos.
Mientras se mantuvo el delicado equilibrio entre ambos mundo, la Cuba de Fidel permanecía fuerte y poderosa en las mismas barbas de los EEUU gracias a la imprescidible ayuda de la ex URSS… el socialismo parecía triunfar con todo lo que ello suponía. Pero llego la caída del muro y la desintegración rusa. La Cuba de Castro se quedaba sola y aíslada. Comezaban los problemas políticos, sociales y económicos para el pueblo cubano.
Es en este punto donde comienzo a separar mi camino del Comandante. No entendía, no entendí el porque no se permitía que Cuba, que los cubanos decidieran su destino. Cómo un regimen que consideraba socialista y democrático, persistía en una política que solo traía pobreza al pueblo. Se que este es el tema más espinoso. No es el momento de entrar en el mismo. No es mi propósito,
Me quedo con la figura del Comandante que luchaba por unos ideales para la liberación de la clase trabajadora. Me quedo con el Fidel que se inició en la vida pública como político opositor que asalto en cuartel Moncada en 1953 y condenado por ello a prisión.
Me quedo con el Comandante que tras ser indultado gracias a la presión de la opinión pública, se exilió en México, donde planeó la invasión guerrillera de 1956. Con el que llegó al poder tras encabezar la Revolución Cubana, que triunfó el 1 de enero de 1959, derrocando a la dictadura de Fulgencio Batista. Con el Castro que fue nombrado primer ministro el 27 de febrero del mismo año por el presidente Manuel Urrutia y que lideró a partir de 1961 la adopción del marxismo por el Gobierno revolucionario, estableciendo el primer Estado Socialista de América.
Me quedo con este Fidel Castro, porque el que no supo ni quiso reaccionar al cambio del mundo que le rodeaba, me gusta menos, a pesar de que sus ideales siguen vigentes hoy. Por todo ello….
¡Hasta siempre Comandante Fidel Castro!
Autor Pedro Ignacio Altamirano