El ministro de Industria y Comercio, ingeniero Temístocles Montás, sostuvo este jueves que es imperioso un ajuste del modelo económico en la República Dominicana que siga estimulando el crecimiento como resultado de políticas y estrategias orientadas explícitamente a la creación de empleos de calidad.
Al pronunciar la conferencia “Consideraciones en torno al modelo de crecimiento en la República Dominicana” ante dirigentes y miembros de la Asociación de Industriales de Herrera y la Provincia Santo Domingo durante un almuerzo en el hotel Embassy Suite, en esta capital, Montás reconoció, sin embargo, que ese modelo ha registrado un crecimiento sostenido en los últimos 25 años a un ritmo promedio de 5.5%, lapso en el que también se multiplicó siete veces el nivel de riqueza que se genera anualmente en el país.
No obstante, planteó que eso no ha generado empleo de calidad y por tanto no se ha podido avanzar lo suficiente en términos de inclusión social.
“Si bien ese crecimiento ha sido generador de prosperidad, sin embargo, es muy cuestionable su eficacia en términos de generación de empleos formales; empleos de calidad”, apuntó el Ministro, quien agregó que 56 de cada 100 empleos que se generan con el actual modelo son de tipo informal.
“Al generar poco empleo de calidad, entonces, es un modelo en el que la economía crece pero no surte todo los impactos deseados en términos de desarrollo social. Es un modelo con mucha ineficiencia en términos de inclusión productiva y por tanto de inclusión social, ya que la mejor llave para incluir socialmente es el empleo de calidad”, argumentó Montás, según nota de la Dirección de Comunicaciones del Ministerio de Industria y Comercio.
Expresó que ante esa realidad, lo que se impone es repensar el modelo en un esfuerzo conjunto del gobierno, el sector privado y las academias para avanzar hacia un nuevo modelo que combine el crecimiento con el empleo de calidad, la productividad y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías.
Previo a la intervención del ministro Montás, intervinieron el presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Herrera y Provincia de Santo Domingo, Antonio Taveras Guzmán y la representante en el país del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Flor Montealegre. Al almuerzo asistieron ex presidentes de la AEIH y representantes de instituciones públicas y privadas.
Montás manifestó que lo correcto es avanzar hacia un crecimiento “basado en la apertura, pero con productividad y competitividad; y en producción con mayor contenido tecnológico, basado en calidad, cuestión de detener y revertir la brecha comercial”.
Otra característica del nuevo modelo es tratar de crecer sobre la base de más y mejor articulación productiva, con integración “hacia atrás” y “hacia delante” en cadenas de valor. “Apostarle al crecimiento basado en un proceso de reindustrialización, reconociendo al sector industrial como integrador por excelencia del aparato productivo”, señaló Montás como otro elemento fundamental del nuevo modelo.
Asimismo, avanzar hacia un crecimiento basado en el aprovechamiento de las oportunidades competitivas que ofrece la tecnología y la innovación con oportunidades para propiciar la inclusión productiva, precisamente por la gran transversalidad que le caracteriza.
Advirtió que hay que mantener el esfuerzo de mejorar del clima de negocios, lo que implica “preservar la estabilidad macroeconómica, consolidar el sistema financiero, asegurar reglas de juego claras, consolidar las finanzas públicas y desarrollar un aparato gubernamental que sea competitivo y pro-competitivo, y que opere como regulador y facilitador (nunca como una retranca ni como competencia) a los sectores productivos”.
Montás destacó que también es necesario consolidar un sistema de infraestructura y logística que sea eficiente y facilitador de una fluida integración del mercado nacional a los mercados internacionales.
Señaló como “otro reto enorme: desarrollar las ventajas competitivas, en términos de intensificar la inversión en formación de los recursos humanos, apoyo a la innovación y a la investigación, difundir una cultura de calidad como clave para competir en los mercados y potenciar la inserción de las Pymes en nichos dinámicos de mercado, del turismo y de las grandes empresas”.
Igualmente, incentivar la inserción del aparato productivo en cadenas productivas de alto valor agregado, potenciar la integración del aparato productivo, propiciando el desarrollo de las cadenas de valor y apoyo a la eficiencia de las actividades agropecuarias con potencial en mercados.
Características del modelo actual de crecimiento
Para Montás, el modelo de crecimiento dominicano es un enfoque de desarrollo económico que ha tenido como fuerza motriz la demanda externa, más que el mercado interno, propio de lo que fue en los años sesenta el modelo de sustitución de importaciones.
Agregó que este modelo ha tenido como eje nodal el desarrollo exportador en unidades productivas de zonas francas y turismo, principalmente.
“Ha sido un modelo muy apalancado en la apertura comercial. Este apalancamiento ha conllevado desplazamiento de producción doméstica por la foránea, en la medida en que hace de las exportaciones el principal motor de crecimiento económico”, dijo Montás.
Consideró que dado el débil eslabonamiento “hacia atrás” de las empresas exportadoras, “esto ha implicado intensificación de la demanda de bienes de capital y de materias primas importadas por parte de esas industrias y la aceleración del crecimiento de las importaciones”.
Montás concluye que la escasa competitividad de las empresas nacionales las coloca en débil posición frente a las empresas extranjeras que tienen mayor capacidad para competir, “con un resultado indeseado: un déficit comercial cada vez más crecido, escasa generación de empleos formales y bajo impacto del crecimiento en la reducción de la pobreza”.
No obstante, admitió que por lustros, “nos hemos ufanado (¡yo incluido!) del éxito dominicano en términos de crecimiento de la economía. Porque, de hecho, somos la segunda economía de mayor crecimiento en la región América Latina y el Caribe, después de Panamá. Y en términos de PIB per cápita, hemos rebasado a países como Perú y Ecuador; y tenemos en la mira, casi pisándole los talones, a Colombia”.
Como datos que demuestran ese crecimiento, Montás citó que en los últimos 25 años el crecimiento del producto promedió 5.5%, a la par de que en ese lapso se multiplicó siete veces el nivel de riqueza que se genera anualmente en el país. “El valor del PIB pasó de 304,000 millones de pesos (1991) a 2,126 miles de millones de pesos (2015), a precios constantes de 2007”, apuntó tras agregar que en ese mismo período se multiplicó cinco veces el PIB por habitante.
Dijo que este desempeño llevó a que en términos per cápita seamos categorizados en el ranking del Banco Mundial como país de ingreso medio-alto: alrededor de US$15,000 dólares (2016).
“Predominantemente, el actual ha sido un modelo de crecimiento “hacia afuera”, basado en la exportación y la inversión (incluidos, en mayor medida, el turismo y las industrias de zonas francas (orientado a la producción de “transables”). También, en menor medida, ha hecho su buen aporte la industria local, mayormente los servicios y la construcción”, apuntó el Ministro.
Destacó como un dato importante que en promedio, en los últimos 25 años, República Dominicana ha destinado alrededor del 25% de su PIB a la inversión, la tasa de formación bruta de capital ronda en torno al 10% anual, la producción industrial promedia el 28%, y la de los servicios un 58%, mientras que la tasa de ahorro global es de alrededor de 18%, mientras que el consumo representa un 82%”.
Al comparar las luces y las sombras del actual modelo, Montás dijo que son luces indiscutibles que la estabilidad macroeconómica ha prevalecido, el crecimiento ha sido alto y sostenido, y ha sumado modernización y capacidad competitiva al aparato productivo nacional”.
Agrega que la desigualdad, con sus fragilidades, se ha reducido; la pobreza, con sus alzas y sus bajas, ha bajado, lo que ha dado como resultado que la República Dominicana pasara de ser un país de desarrollo humano medio a uno de desarrollo humano alto.
En lo relativo a las sombras, Montás destacó el hecho de que la generación de empleos formales es muy baja y por tanto, la pobreza estructural no cede; la capacidad competitiva del aparato productivo, a lo interno y a lo externo, adolece de grandes debilidades.
Sostiene que la escasa articulación o integración entre los sectores del aparato productivo persiste y la producción industrial, integradora por excelencia del aparato productivo, no se amplía, en un contexto en que el sector agrícola es poco dinámico y muy dependiente de los apoyos públicos.
Taveras, en su exposición, afirmó que la República Dominicana está compelida a reinventar su modelo de desarrollo productivo, o quedar en la fila de los países rezagados y pobres de América Latina en las próximas décadas.
De su lado, Flora Montealegre, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien centró su discurso en la utilización de la innovación y la formación técnico profesional, mejorando así la vinculación con el sector empresarial. Los dominicanos, dijo, aspiran a ser emprendedores, y esta debe ser la aspiración de un nuevo modelo de desarrollo productivo y la inspiración de una nueva forma de pensar en el país.