Sin lugar a dudas, las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 8 de noviembre de 2016, han cambiado al mundo, mejor dicho, implican el final de la globalización. No sabemos si dicho cambio será positivo o negativo pero de que ha cambiado ha cambiado. La primera señal la dio el brexit en el primer trimestre de 2016, ahora Estados Unidos, tal y como se preveía, acaba de darle el golpe final a la mundialización con la victoria del empresario Donald Trump.
Antes de detenernos sobre ¿cómo será el mundo que nos anuncia el triunfante Trump? Es preciso establecer las causas que derribaron a la globalización de la economía mundial. Son muchas pero hay dos que pesan más que las demás: es un orden antidemocrático y es un orden para las multinacionales. El orden mundial resultante de la Segunda Guerra Mundial fue reconocido por todos como antidemocrático por más que se luchó por democratizarlo no se logró, el Consejo de Seguridad ha mantenido su carácter vertical fuera de toda racionalidad democrática. Las estructuras económicas también: Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), etc., desarrollaron políticas que concentraron la riqueza del mundo en el primer mundo, es decir, entre las potencias capitalistas; luego, en un segundo momento, los capitales del mundo pasaron a las multinacionales. Es en manos de estas últimas donde ha perecido la globalización debido a que la riqueza obtenida luego de saquear los recursos naturales del planeta y del mundo laboral, fue convertida en letra de cambio, están archivadas en paraísos fiscales.
Esa desmonetización o sepultura de riqueza fue concentrando, cada vez más, la riqueza en menos manos mientras aumentaba la pobreza y la desigualdad en el mundo. El resultado ha sido que la clase obrera del primer mundo que había logrado convertirse en clase media, empezó un frenético descenso hacía su proletarización, esto es: los pobres se hacían más pobres en el primer mundo porque las multinacionales así como buscaban paraísos fiscales para guardar sus riquezas, buscaban también mano de obra barata. Dejando desempleada a la mano de obra del primer mundo. Pero ese desempleo para nada ha significado empleos estables en el tercer mundo, al revés, los obreros de la periferia capitalista solo obtienen salarios de subsistencia precaria, por tanto, tampoco mejoraron su situación bajo la globalización, al contrario, vieron agotados los recursos naturales de sus naciones por lo que emprendieron una peregrinación sostenida hacia el primer mundo.
De manera que la globalización ha producido un éxodo económico sin paragón en la historia de la humanidad. Únase a ello, el que muchos han sido arrancados de sus países por medio de guerras sucias, pues la guerra ha sido otra de las betas de las multinacionales para robar recursos naturales y sociales. El caso ha sido que todos, ricos y pobres, han migrado hacia los países de capitalismo central y la tendencia sigue indetenible, ocasionando una crisis que amenaza al denominado Estado de Bienestar allí alcanzado.
Obvio, el desfalco al tercer mundo y a la clase trabajadora del primer mundo, no ha podido realizarse sin el concurso de políticos que además de lacayos de las transnacionales, sean además corruptos, pues al pasar los organismos internacionales y los estados del centro del mundo a ser controlados por las multinacionales, las políticas públicas de unas y otros, solo persiguen favorecerlas. Dado que la tecnología ha hecho que saber y poder marchen a la par, resulta obvio que solo un magnate como Trump y una nación como Inglaterra, estaban en condiciones de hacer sucumbir la globalización, pues Grecia lo intentó y no pudo, España, Italia y Portugal han amagado con ocasionar sin éxito, la hecatombe de la globalización.
La pregunta que todo mundo se hace, es ¿cómo será el orden post globalización que instaurará Trump? Unos han empezado por llamarlo desglobalización, otros hablan de mundo postdemocrático, la desglobalización podría aparecer como un paso transitorio hacia la post globalización, y la post democracia podría dar lugar a una nueva forma de totalitarismo que implicaría hacer converger a los fundamentalismos de Oriente y de Occidente. Pues a eso ha conducido el rechazar a Bernie Sanders. Pero es muy temprano para prescribir, es más adecuado describir. DLH-2-12-2016