La decisión de los jueces de amparo del Tribunal Superior Administrativo (único del país aunque la Constitución ordena que existan en todos los distritos judiciales del país en tanto y cuanto tribunales de primera instancia administrativos) que decidieron dar ganancia de causa al Conep en su demanda contra empresarios del transporte plantea la disputa entre oligarquía y pequeña burguesía ambas con pretensiones burguesas y, de nuevo, la pequeña burguesía salió derrotada pero no vencida.
A juzgar por lo acontecido, el carácter revolucionario de la oligarquía, quedó expresado, pues la posición de avanzada, progresista y conforme al canon constitucional lo ha mantenido el Conep. Baste echar una mirada a la nota informativa de dicha entidad luego de los resultados de la sentencia. Cuando se contrasta dicho comunicado con el desmayo del señor Juan Hubieres y las declaraciones del señor Antonio Marte, se puede comprobar lo que afirmamos. El primero muestra que se tiene los pies en la tierra y saben lo que buscan y quieren, en cambio, los transportistas, es obvio que no estaban ni están preparados para tal desenlace. Obsérvese además, que el Conep solicitó y obtuvo de inmediato, el auxilio de la fuerza pública, mientras los transportistas se limitaron a expresar que responderían como ellos saben hacer: con paros y obstrucción al libre tránsito. No son Conchoprimo pero son muy parecidos, casi idénticos a Desiderio Arias, la única diferencia es que nos encontramos en el siglo XXI, lo cual puede ser contraproducente para los choferes empresarios, quienes o se modernizan y asumen los cambios institucionales existentes, las reglas de competitividad y la modernidad, o serán presas de sus propios devaneos fuera de tiempo y de razón. Pues a la oligarquía dominicana no se la combate con ideas atrasadas, porque representa la modernidad. Deben buscar otras formas de ser competitivos, de ir adelante, pues poseen un nicho que genera la codicia de la oligarquía, pero son ellos quienes están sirviendo el plato con sus actitudes retrogradas.
Si Hubieres pretende asimilarse al Che Guevara, ha de saber, que el Che se presentó como el símil del “hombre nuevo”, nunca representó el atraso. Si en cambio, pretende presentarse como John Lewis, líder transportista que enfrentó a Roosevelt y salió derrotado pero con la moral en alto, ha de probar que representa no el liderazgo de su sector sino sus mejores intereses apegados a la ley y al progreso. Ese es su recto.
Por otra parte, llama la atención el que decena de organizaciones del transporte, estuvieron presentes en la disputa judicial que comentamos, hubo, según el Conep, unas noventa organizaciones empresariales, también varias instituciones del sector público fueron convocadas a la litis, sin embargo, no hubo una sola entidad que representase el interés del usuario del servicio de transporte. Este hecho es sintomático, demuestra: que las organizaciones de consumidores, los organismos estatales de los consumidores, etc., están fuera del debate nacional, al menos en el tema transporte; muestra que al Conep como a los empresarios del transporte, poco les importan los consumidores o, lo que es más preciso, que son tan débiles que no merecieron una demanda en intervención.
De manera que no solo los choferes hicieron el ridículo, también la representación de usuarios brillaron por su ausencia, en un debate que, existiendo como existe un marco constitucional que permite la llamada democracia deliberativa desde el plano judicial, se hayan quedado ausentes. Ese rancio liderazgo conformado por figuras añejas y con derecho a jubilación, es lo que está ocasionando el anquilosamiento de la sociedad dominicana, mientras tanto, el Conep sigue mostrando rostro de modernidad a una nación que, definitivamente, no tiene otra opción revolucionaria. Para construir una sociedad burguesa moderna.
La lectura está hecha: veremos a ver quién en nombre de los consumidores, lo plantea, por ejemplo, el hecho de que el país tenga un liderazgo indiscutible en materia de accidente de tránsito, es un elemento a debatir y a solucionar para nada despreciable, pues, a nivel internacional, es un debate sobre transporte más fuerte que el de la competitividad, no solo para mejorar la señalización del transporte sino para sacar de las calles las chatarras. DLH-17-12-2016