Un día llegará en que la mayoría del pueblo dominicano se convencerá de que la democracia es un artículo de lujo para sociedades como la nuestra, donde las autoridades lo piensan varias veces antes de aplicar las leyes.
Ese día—que esperamos no llegue—el pueblo se decidirá por cualquier cosa en lugar de la democracia tropical que nos gastamos y sobre la cual no se ha dicho la última palabra respecto de la distorsión.
Creo que la mayor cuota de culpa recaerá sobre los principales líderes políticos para quienes las siguientes elecciones siempre mediatizarán el cumplimiento del deber como gobernantes, partiendo del efecto electoral que pudiera tener el cumplimiento del deber.
Leer "Los responsables", libro escrito por el puertorriqueño Víctor Medina Benet sobre el origen de la tiranía de Rafael L. Trujillo, puede ser una advertencia temprana que llame la atención de nuestros líderes. Literariamente hablando no es una gran obra, pero el fondo es lo que importa.
Cuando los responsables de hacer que las cosas funcionen desertan de sus obligaciones, la gente empieza a mirar hacia cualquier cosa, aunque luego signifique el crujir de dientes de toda la sociedad. Y es que nunca ningún dictador cayó del cielo sino que fue producto de circunstancias acumuladas. Y la acumulación de situaciones en nuestro país crece cada día alcanzando un peligroso tamaño.
El nivel de insolencia y desparpajo con el que ha actuado la delincuencia es una demostración de pérdida de miedo a las consecuencias, o peor aun, que se tiene algún espacio de complicidad que garantiza el escape seguro.
Unos individuos perseguidos desde hace meses por cometer un crimen espectacular, repiten la acción con idéntica similitud, lo que quiere decir que conocen a fondo la debilidad del aparato de inteligencia estatal y saben que la respuesta de los cuerpos de seguridad ciudadana será tardía.
Al inicio del período álgido de la Navidad, tanto el ministro de la Defensa como el jefe de la Policía anunciaron la puesta en marcha de acciones para garantizar la seguridad de la ciudadanía, a cargo de unos 20,000 elementos del cuerpo de orden y de las Fuerzas Armadas, en cuya operación se pondría énfasis en las arterias comerciales más activas. ¿Cómo no se tenía presencia activa de militares y policías en Plaza Lama? Expliquen.