El cinco de enero no solo antecede al día de los Reyes Magos, al día de la justicia y al nacimiento del barítono Eduardo Brito, es también el día en que se conmemora la celebración de la primera misa católica de europeos en tierras de América. En el pasado, esa fecha era objeto de trato especial porque las autoridades del Ministerio de Turismo poseen un calendario litúrgico que agotaban precisamente para destacar los vínculos entre turismo y religión. Sin embargo, al parecer, las actuales autoridades de turismo olvidaron el dato o lo desconocen. El caso es que han perdido una excelente oportunidad de relanzar el turismo religioso conmemorando una fecha importante para la cristiandad como para el turismo criollo.
Otros observadores sostienen que no hubo olvido, que no se ignoró el día, que no fueron las actividades del día de la justicia ni el natalicio de Eduardo Brito los que impidieron el desliz sino que la razón primaria de dicho olvido es el desastroso estado en que se encuentran las vías de comunicación que comunican a La Isabela Histórica con el resto del país. En verdad, desde 1988 se encuentra en construcción el puente que permite llegar al lugar donde se efectuó dicha primera misa, los caminos no pueden estar en peores condiciones, pues las últimas lluvias arrasaron con todo el asfalto de la zona y, peor aún, con los puentes. Es una tierra olvidada incluso por aquellos que como turismo y cultura deberían tenerla presente.
Por eso cuando se dice que otros destinos turísticos aprovechan nuestros deslices, no estamos exagerando sino admitiendo las debilidades de nuestras autoridades en cuanto a crear las condiciones para un turismo gravitacional, por ejemplo, se sabe que el 21 de enero, no es solo el día de la patrona de nuestro país sino que es el día en que se desplaza una importante corriente turística hacía la Basílica del Higuey, que dicha corriente la integran una cantidad importante de puertorriqueños, haitianos y norteamericanos, principalmente. Además del séquito oficial que allí concurre por ser el día de Nuestra Señora de la Altagracia.
En Puerto Plata tenemos un acontecimiento histórico que puede ocasionar un desplazamiento importante de ser tomado en consideración por turismo, cultura y los ayuntamientos, pues el lugar donde se efectuó la primera misa cuenta con una iglesia digna, un sacerdote comprometido con su fe, una comunidad laboriosa pero olvidada, un museo de gran calado, un cementerio indígena y otro europeo, la primera casa de Cristóbal Colón, la primera ciudad levantada por europeos en América, el mejor pescado del mundo, etc. Entonces ¿por qué nos descuidamos tanto?
Si bien las autoridades son negligentes la ciudadanía debe ser exigente, es lo que nos está haciendo falta: que los pobladores se empoderen de sus asuntos, no puede ser que las autoridades municipales también se unan al olvido sistemático de la religión. El turismo es cosa de todos, pero particularmente, de los gobiernos municipales. Hace tiempo que turismo debió haber quedado como un órgano técnico, pero esto solo ocurrirá en la medida los ayuntamientos entiendan que el turismo es un asunto que les concierte de forma muy particular.
Ante la desidia criolla observamos cómo el Municipio de Luperón ha sido dividido de forma irracional, esas divisiones producen conflictos innecesarios solo porque unos cuantos burócratas pretenden sacar provecho político sin dar nada a cambio. Las comunidades no deben fragmentarse porque ello contribuye a su debilidad, la unión hace la fuerza, dice un viejo adagio. No lo perdamos de vista y trabajemos por los valores que históricamente han determinado lo que somos, nunca olvidemos nuestra historia ni los valores religiosos que nos conforman.
Al revés, mostrémoslos al mundo con orgullo y saquemos el provecho de la riqueza que representan, si quieren hagámoslo de forma crítica, pero hagámoslo ya.
El Faro a Colón es otro lugar emblemático donde concurren religión e histórica de conquista y de colonización pero escondiendo la cabeza, como si fuésemos avestruz, no haremos desaparecer el pasado pero si podemos debilitar nuestro turismo. Por tanto, asumámonos tal y como somos para que podamos ser mejores, mostremos al mundo nuestra identidad con orgullo y sana critica. DLH-8-1-2017