Hay quien busca compañía urgido de un diálogo honesto sobre lunas, sin que con ello pase por loco o sobremedicado. Hay quien tiene artritis diagnosticada, pero solo por la ausencia de apretones y palmadas en la espalda. Hay quien quiere un apretón de manos. En tales circunstancias, el chapeo emocional se vuelve no solo urgente, sino necesario. Buscar una amiga, un amigo y decirle: “¿Quedamos en el café de la esquina? Es que necesito, con urgencia descarada, tocar unas manos, ver pupilas que no sean de un emoticón, escuchar risas de las de verdad”. (Hay quien busca tacto y contacto).