En la gestión presidida por el fenecido ex rector maestro Mateo Aquino Febrillet, el gobierno del presidente Danilo Medina Sánchez entregó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) 1,250 millones de pesos para resolver de manera definitiva el problema de la seguridad social de profesores/as y empleados/as de la academia.
Sin embargo, la dirección de la Federación de Asociaciones de Profesores de la UASD, FAPROUASD, de ese entonces, a la cabeza de Ismael Peralta, paralizó la universidad completa hasta tanto la rectoría no accediera a un aumento general de salarios de un 15%.
De nada valió que se le explicara al gremio la importancia de resolver la seguridad social ni de ganarnos la confianza del estado y la sociedad en el manejo de los recursos. De nada valió la intervención de connotados uasdianos para que el gremio abriera las puertas de la universidad. De nada valió la desesperación con que los/as estudiantes clamaban por un entendimiento entre el gremio y la rectoría que permitiera la docencia.
Finalmente, en un maratónico Consejo Universitario terminado poco antes de las 2:00 de la mañana, la rectoría se vio forzada a acceder a un aumento general de salarios de un 15%, dividido en un 10% de aplicación inmediata y el 5% restante en el siguiente mes.
De esta forma los/as uasdianos/as ganamos un aumento en nuestros sueldos pero perdimos la oportunidad de tener la seguridad social digna que nos merecemos. Y perdimos aun más la confianza del estado pues esa fue la primera recriminación que le hizo el presidente Medina tanto al rector en el palacio como a profesores que lo abordaron en un parador de la autopista Duarte.
Hoy el escenario es el mismo. Los únicos que han variado son los actores: Iván Grullón en la rectoría y Santiago Guillermo en la presidencia del gremio.
En esta ocasión el gobierno asignó 550 millones de pesos en el presupuesto anual de la institución con el fin de que ésta pueda amortiguar el déficit presupuestal histórico y atender otras necesidades en las que necesariamente debe incluirse mejorar las condiciones en que se desarrolla la docencia, equipamiento de laboratorios y aulas, compra de autobuses para el traslado de maestros a los recintos, centros y subcentros del interior, el fomento a la investigación, entre otras igual de importantes de acuerdo a lo que permitan los recursos.
Pese a esto, la FAPROUASD ha decretado el no inicio del semestre 2017-10, que debió empezar a principios de enero como en todas las demás universidades privadas, hasta tanto el rector no disponga de un aumento de salarios de un 15%.
El reclamo de la FAPROUASD es justo y todos/as necesitamos un aumento en nuestros salarios. Pero si cometemos el mismo error de comernos estos 550 millones de pesos tal y como hicimos con los 1,250 que eran para la seguridad social, estaremos desacreditando a nuestra institución, fortaleciendo la idea de que a la UASD no se le puede entregar recursos por que el mínimo peso que recibimos es para aumentos, para salarios.
Perderemos aun más credibilidad de la sociedad, más respaldo de los estudiantes en los que nunca pensamos, más confianza del gobierno para entregarnos recursos aunque no tenga calidad para cuestionarnos y, peor aún, estaremos abonando la teoría del “barril sin fondo”.
Si eso es lo que se quiere, adelante.
El autor es estudiante y servidor universitario