La idea más general de juventud hace referencia a la edad: etapa de la vida en la que, a través de transformaciones se abandona la infancia y se penetra al mundo de la adultez.
Por Kendra Rodríguez
Especialista en Género y Políticas de Igualdad en Educación
Psicóloga, Docente y Comunicadora
Que si es muy joven; que si tiene escolaridad; que si no tiene experiencia; que su momento llegará; que se faje hacer camino; éstas y otras muchas frases la juventud debe escuchar cada día, en su afán de construirse como ente productivo de la sociedad.
La juventud se encuentra delimitada por dos procesos: uno biológico y otro social. “El biológico sirve para establecer su diferenciación con el niño, y el social, su diferenciación con el adulto” (Allerbeck y Rosenmayr, 1979:21).
La idea más general de juventud hace referencia a la edad: etapa de la vida en la que, a través de transformaciones se abandona la infancia y se penetra al mundo de la adultez. Ahora bien, esto depende desde el enfoque con el que se analice, si es socio-político, cultural o la psicología del desarrollo humano. En algún país varía según el marco legal. Ejemplo: para la Convención Iberoamericana de Juventud es de 14 a 24 años. En cambio, otros:
República Dominicana (Ley 49-00: 18 hasta 35 años).
Colombia (Ley 1622: 14 hasta 28 años)
Bolivia (Ley 342: 16 hasta 28 años)
Perú (Ley 27802: 15 hasta 29 años)
Honduras (Decreto 260-2005: 12 hasta 30 años)
En ocasiones, resulta tan fácil hablar de este período de la vida, más cuando no se cuestionan las necesidades por las que atraviesa este sector de la población: el acceso a educación, salud, trabajo y participación. En ese sentido, la Red de Jovenes de las Americas (RJA), un espacio de participación surgido en el marco de la Cumbre de las Américas en el 2012, ha compartido en sus espacios virtuales un material en que jóvenes de diferentes países plantean un poco de la realidad que viven día a día y citan. Por ejemplo:
Según la encuesta “MyWorld” en 2015, reflejó que los temas de educación de calidad y acceso a mejores
oportunidades de trabajo como prioridades terceras y primera de la región.
Informes como “Panorama laboral 2016 para América Latina y El Caribe” muestra que la tasa de desempleo juvenil
aumentó 3%, llegando a 18.3% (la más alta en una década).
En participación política, presenta que actualmente el 51% de la población mundial es menor de 30 años, sin
embargo solo el 2% es miembro de congresos o parlamentos.
Esas declaraciones exhibidas por la RJA en un visual realizado como forma de colaboración al convenio establecido entre la “Organización Internacional de Juventud de Iberoamérica” con NESTLÉ, se entiende, pues, un avance en la dirección indicada, recordando que en el 2016 se logró el Pacto Iberoamericano de Juventud y su plan de acción suscrito en Cartagena de Indias.
Coincido con Albert (1998:4) citado por Moreno y Martín (2016) en su artículo titulado “Ser joven hoy en España. Dificultades para el acceso al mundo de los adultos”:
Señala de forma muy acertada que, una vez los jóvenes han finalizado su período formativo, lo hayan hecho con
éxito o no, pueden tomar, fundamentalmente, dos direcciones o bien dirigirse a la actividad, o hacerlo hacia la
inactividad (tanto si están desempleados como ocupados). Estas dos trayectorias no causarían incertidumbre en los
jóvenes si no fuera por las dificultades que estos tienen de cara a la inserción laboral, si la opción de entrar al
mercado fuera eso, una opción y no una barrera. Esas dificultades no sólo suponen un coste para el joven en el
plano personal, sino que también tienen un importante coste social, convirtiéndose esto en un tema de profunda
preocupación tanto para los poderes públicos, como para el propio mercado laboral y para el sistema educativo.
Esto planteado de forma general, pero ¿Qué sucede si hacemos una mirada a las mujeres jóvenes? Inmediatamente pienso en la situación de las altas tasas de embarazo adolescente en toda la región; en República Dominicana, por ejemplo, según la Encuesta Nacional de Salud ENDESA (2014), 3 de cada 10 adolescentes está o ha estado embarazada.
Las mujeres inmersas en el sistema patriarcal experimentamos desventaja en salud. Torres (2016) nos motiva a reflexionar sobre: la explotación sexual y las desigualdades estructurales de género, la feminización de la pobreza, el racismo sexualizado, la demanda de mujeres para el mercado de la prostitución, la compra-venta del cuerpo de las mujeres como objetos sexuales, la laxidad de las leyes y las falsas creencias de profesionales de la justicia, y de intereses económicos creados por la industria del sexo.
Con respecto a la educación, en las escuelas las niñas y las adolescentes cargan con los estigmas de roles sociales asignados por género (limitación de acceso a algunas prácticas deportivas, a las ciencias, la tecnología), las mujeres jóvenes están ocupando altas estadísticas de la población universitaria sin embargo, no se traduce a posiciones laborales de poder. En política partidaria, las mujeres muestran impresionante activismo, no obstante, cuando se trata de alcanzar cargos electivos o toma de decisiones viven la desdicha del cíclope llamado discriminación. Aún la sociedad se resiste hacer visible la desigualdad por género; ha de ser importante evidenciar cuando hablamos de juventud.
Según un trabajo realizado por Srinivasan y Rodríguez (2016) titulado “Pobreza y desigualdades rurales: perspectivas de género, juventud y mercado de trabajo”, Publicado por Naciones Unidas, presentan los siguientes resultados:
La edad promedio de las mujeres jefas de hogares rurales se ha reducido, ha habido un marcado aumento en la
proporción de los hogares rurales con jefatura femenina en el grupo de menores de 35 años.
Las tasas de empleo pueden disminuir porque las personas más jóvenes permanecen en la educación; pero las
tasas de empleo pueden aumentar o disminuir, dependiendo de las oportunidades del mercado de trabajo o de la
necesidad de entrar en la fuerza laboral. El efecto neto para las mujeres menores de 35 es negativo en Bolivia,
Brasil, Costa Rica y El Salvador.
Ocho países experimentaron descensos en la tasa de empleo entre los jóvenes menores de 25 años (Bolivia, Brasil,
Colombia, Costa Rica, Panamá, Paraguay, El Salvador y la República Dominicana), con Brasil y Costa Rica
experimentando las reducciones más significativas.
Ser joven hombre y ser joven mujer nos expone retos y desafíos que nos impactan de manera muy diferente, es necesario abordar las temáticas de juventudes y género, tal como lo plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible:
Objetivo 1 – Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
Objetivo 4 – Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje
durante toda la vida para todos.
Objetivo 5 – Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
Objetivo 8 – Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
Objetivo 10 – Reducir la desigualdad en y entre los países.
En el ODS 10 me llama la atención el apartado que indica “potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición”.
A propósito del 31 de enero, marcado como Día Nacional de la Juventud en República Dominicana les motivo a la reflexión:
¿Dónde estamos en materia de juventud? ¿Es la juventud prioridad del Estado y de la Sociedad en general? ¿Cómo van las acciones de los consejos provinciales y municipales de juventud? ¿Cuáles políticas municipales de juventud existen? (Yo pensando en mi municipio Mao) ¿Cuáles políticas públicas nos faltan? ¿Que se cumplan o crearlas? ¿Cuál es mi compromiso individual con las nuevas generaciones?.
Con esto solo pretendo abrir un espacio de diálogo, que no solo nos feliciten y nos felicitemos por ser nuestro día para la juventud, lo que persigo es que mejor aportemos a la construcción de espacios de participación juvenil (más allá de ser la alegría y algarabía de la campaña electoral), exijamos en conjunto que se realicen compromisos dirigidos a ser cumplidos a favor de una verdadera inclusión de la juventud, porque como ciudadanía somos parte del Estado, somos presente, somos desarrollo e innovación; conozcamos nuestros derechos y hagamos uso de ellos.