Por Sergio Reyes II.- Parecería una crónica surrealista, de puro corte fantasioso, pero no es así. Podría pensarse, también, que queremos traer por los moños una historia hilvanada con la intención expresa de poner sobre el tapete situaciones, actitudes humanas, falsas posturas y poses de doble moral, que alguna gente asume cuando incumple el deber de ostentar y defender en todos los escenarios posibles el vínculo de la sangre, de la tierra, … de la Patria.
Pero, de buenas a primeras, nos encontramos transitando las calles de la ciudad de Nueva York, en medio de una gélida tormenta invernal de la que a duras penas nos reponemos, dando los pasos definitivos para el montaje de una Feria fronteriza en la Gran Manzana en la que han de debatirse asuntos nodales que tienen que ver con las posibilidades de desarrollo socioeconómico de la zona limítrofe dominico haitiana, sus potencialidades en el orden agro industrial y la divulgación de los valores culturales, ecológicos y en materia de folklore y carnaval de una emblemática región de la República Dominicana en donde no termina, sino que comienza la Patria.
Intensas jornadas de planificación, trabajo organizativo y de creación artística han precedido al montaje de este significativo y relevante evento. Un valioso puñado de activistas culturales, comunitarios y representativos del pujante sector empresarial fronterizo han aunado esfuerzos para garantizar la calidad y vistosidad de un encuentro en el que han puesto sus esperanzas e ilusiones amplios sectores de la población que reside en las humildes comunidades fronterizas dominicanas.
Sin embargo, es importante hacer constar que, contrario a lo que habría de suponerse, el montaje del evento cultural y socioeconómico no ha contado con un apoyo significativo de los actores más llamados a dar un paso al frente en solidaridad con su región, sus entidades emblemáticas y sus comunidades, vale decir, los representantes legislativos de las provincias fronterizas, los directivos de los organismos y entidades del quehacer oficial y los representantes de las empresas y organismos del devenir económico y cultural que hacen vida rutinaria en la frontera dominicana.
En contraposición de lo anterior, y como señalábamos al principio de estas glosas, el frío invernal y los incesantes copos de la nieve impoluta que cae desde el firmamento en estos días en la Ciudad de Hierro no ha sido óbice para que los integrantes de la comisión de avanzada que organiza la feria fronteriza reciban de manera directa y fraternal el apoyo de los neoyorquinos para con el montaje del evento. Y de manera específica, el aliento solidario de una pléyade de residentes en la urbe, provenientes de diferentes puntos, allende los mares, en las cálidas regiones de la frontera dominicana, la Línea noroeste y otros puntos de la República.
Teniendo a los citados como anfitriones, en tanto se produce la llegada del grueso de la delegación que ha de participar en el magno evento de difusión de los valores, potencialidades y reclamos de la frontera dominicana y la Línea Noroeste, una serie de entidades del quehacer cultural y comunitario establecidos en Nueva York se han ocupado de hacer más agradable y cálida (cálida, dije bien!), la estadía de Erickson Taveras Castro y Sergio Reyes, directivos principales de la organización y montaje de la Feria, junto a los directivos locales.
Al efecto, contando con el auspicio de lo que se ha denominado como el Mes de la Herencia Dominicana en Nueva York, organizado anualmente por la Casa Cultural Dominicana, organismo dirigido por la dinámica y afable activista comunitaria de larga data, Rosa Ayala, se celebró en la noche del sábado 11 de febrero la premiación a las personalidades dominicanas más destacadas, en el orden comunitario, social y cultural.
En ese escenario, que estuvo dedicado de manera principal al flamante congresista de origen dominicano, recién instalado en Washington, Adriano Espaillat, también fue reconocida la tesonera labor desplegada por el profesional y activista montecristeño Dr. Erickson Taveras Castro, no solo en beneficio de su provincia sino de todas las comunidades fronterizas y el resto del país.
En el marco de un vistoso y emotivo acto, celebrado en los salones del Mercy College, del Bronx, en el que se dieron cita los representantes del quehacer cultural, comunitario, legislativo y comercial del devenir de la diáspora dominicana en la Gran Manzana, resulta altamente significativo este reconocimiento por cuanto se constituye en un espaldarazo en apoyo y estímulo al tesonero trabajo desplegado por los activistas fronterizos en favor de su región y sus humildes comunidades.
Y, de manera sustancial, el hecho de aprovechar este escenario de la urbe neoyorquina, con el impactante efecto de la gélida temporada invernal que azota ciudades y poblados del área tri estatal en estos días, se constituye en un cálido apoyo que ha de servir de estímulo y acicate para que los trabajadores comunitarios por el arte y la cultura y en defensa de las comunidades fronterizas, perseveren en los objetivos enarbolados de defensa de su región y de preservación de la emblemática Ley 28-01, que garantiza el desarrollo de la región fronteriza dominicana, en aras a su proyección socioeconómica y la elevación del nivel de vida de sus habitantes.
El escenario está montado. El campus de Hostos Community College, que representa un enclave cultural de gran significación para las juventudes estudiosas y las comunidades de origen hispano y afro antillano residentes en la ciudad de New York, ha de constituirse en el escenario, el abrigo acogedor de este significativo encuentro de los inmigrantes fronterizos dominicanos.
A partir del día 16 hasta el 19 de febrero será la cita para el gran encuentro. Vamos juntos a darnos un cálido abrazo, residentes y visitantes, para aunar nuestras voces y esfuerzos en beneficio de nuestra añorada zona fronteriza dominicana.
Les esperamos.