El presidente Danilo Medina el 27 de Febrero, día de la proclamación de nuestra independencia, para rendirle cuentas a la nación de su gestión del año pasado, como lo dice la ley, cosa que no ocurre nunca.
Los largos discursos –deberían eliminarse- de cada 27 de Febrero casi siempre es el mismo, lleno de cifras acotejadas o falsas, de enunciación de obras no terminadas, de proclamas y promesas proselitistas donde la mentira y la demagogia juegan un rol fundamental.
Sentarse a ver o escuchar al presidente decir lo mismo de todos los años es perder el tiempo. (Espero la prensa al día siguiente).
Como todos los años, desde hace 14 , Danilo Medina, como hacia Leonel Fernández, nos transportará hacia otro planeta dibujándonos el país de las maravillas y hacernos pensar, como en un sueño feliz, que vivimos en el mejor lugar del mundo, cuando es uno de los peores.
Para añadirle algún interés mediático el ministro de la presidencia, José Ramón Peralta, sustituyendo al encargado de prensa y comunicaciones del gobierno, Rodríguez Marchena, anuncia que Danilo se referirá al caso de la empresa constructora Odebrecht que admitió sobornos en la República Dominicana por más de 92 millones de dólares para obtener las obras más importantes que luego serían altamente sobrevaluadas.
Dado los vínculos del presidente Danilo con los gobiernos brasileños, los piropos de uno y de otro, las visitas reciprocas a sus respectivos países, la contratación del asesor principal de la campaña, Joao Santana, hombre de confianza de Odebrecht, es mucho lo que debe aclararse para despejar dudas y deshacer las conjeturas que con sobrada razón hace la gente.
¿Financió Odebrecht las campañas de Danilo? ¿Cómo llegó Joao Santana donde Danilo? ¿Quién lo recomendó? ¿Odebrecht? ¿Lula? ¿Marcelo Odebrecht? ¿Hubo fraude en la licitación de Punta Catalina? ¿Por qué la obra no se hizo en Azua como se había determinado y se trasladó a Peravia, Baní? ¿Para favorecer a los Vicini como se dice? ¿Es verdad que hay sobrevaluación superior a los mil millones de dólares en las plantas a carbón? ¿Por qué a carbón y no a gas? ¿Quiénes fueron los funcionarios y legisladores que recibieron los 92 millones en sobornos? ¿Serán revelados sus nombres no importa las funciones que tengan o hayan tenido en el partido y en cualquiera de los gobiernos anteriores? ¿Serán sometidos a la justicia, encarcelados y despojados de los bienes que ilegalmente obtuvieron para ser devueltos al Estado como patrimonio del pueblo? ¿Está libre de culpas el presidente de la República? ¿Se le puede decir eso al pueblo dominicano?
¿Responderá el mandatario todas esas interrogantes satisfactoriamente? ¡No lo creo! Soy como Santo Tomás: ¡Ver creer! Fui timado hace cinco años cuando Danilo hizo un código de ética que nadie cumplió; cuando dijo que sometería a la justicia a sus funcionarios hasta por el rumor público, que sería implacable contra los corruptos, que tenía un látigo para azotarlos, pero al mismo tiempo llamaba al pueblo a no lanzarle ladrillos al pasado estableciendo otro “borrón y cuenta nueva” que premia a los corruptos con impunidad.
No puedo creer en las palabras de un hombre que jura y perjura que no se reelegirá y se reelige, que no utilizará los fondos públicos para esos fines y los usa. ¡A un hombre así no le creo absolutamente nada!
No quiero palabras en largos y tediosos discursos en salones majestuosos llenos de lacayos y mequetrefes que aplauden como payasos. ¡No quiero palabras, quiero hechos, que sean ellos los que hablen!