¿Sería mucho pedir que si me van a felicitar hoy, entonces que me feliciten todos los días del año?
Me dirán loca, y digo que sí, que loca y libre.
A ver, no es que mi postura sea radical anti-día de la mujer pero, quizás, es que uno se cansa de decir más "gracias" que en su día de cumpleaños, y todo ¿por qué? a ver, a ver…
El pleito con nombre empieza en ‘‘lo paíse’’, específicamente en la ciudad de Nueva York, en el año 1909, donde las mujeres trabajadoras se revelan porque se hartan de las condiciones laborales con las que contaban y empezaron a reclamar por la mejora de estas, así como su derecho al voto.
La situación empeora cuando en 1911 surge un incendio en una fábrica de Nueva York y mueren más de 100 mujeres trabajadoras, por lo que continúa esta lucha de las mujeres por mejorar estas condiciones laborales que llevaron a dicho desastre. De ahí que la raíz de lo que hoy es ‘‘Felicidades, bella dama abnegada’’ sea realmente un ‘‘¡Las mujeres trabajadoras reclamamos nuestros derechos!’’.
Con la evolución del tiempo, el nombre pasa de ser ‘‘Día Internacional de la Mujer Trabajadora’’ a ser ‘‘Día Internacional de la Mujer’’, que no es más que el día donde se reconoce la lucha social y política por la que pasaron las mujeres en la historia a fines de que fueran reconocidos sus derechos.
Entonces, felici-nada, el día de hoy no es una fiesta, sino un recordatorio de que las mujeres de diferentes sectores se pueden unificar y que la lucha por la igualdad continúa.
Se preguntarán: ¿Esta está con Dios y con el diablo? Diría más bien que entiendo que se reconozca la lucha de la mujer, pero no le encuentro razón de ser a celebrar que sea ‘‘bella’’, que es un regocijo tener que luchar por cumplir los cánones de la sociedad y dar la milla extra, que todo el mundo te vea como la ‘‘flor más delicada’’, y la que más me choca, que lo que más te celebran es el vientre…
El día de la mujer son los 365 días del año, cada vez que se enfrenta a los paradigmas sociales con las cuales se viene luchando desde hace más de un siglo, si me quieren felicitar, entonces felicítenme todos los días, no por ser mujer, sino por ser humana que cree en igualdad de derechos.
Ah y por cierto, ‘‘debería haber un día del hombre’’… ha ha ha.