Al doctor Iván Grullón lo conozco desde hace décadas. Fue director de la Escuela de Idiomas, decano de la Facultad de Humanidades, vicerrector docente y, finalmente, rector de la UASD, electo por el Claustro Mayor en el año 2014, cargo que desempeña en la actualidad. Se trata de un académico transparente y honorable.
Al llegar a la Rectoría encuentra un enorme déficit presupuestario, que lo llevó a realizar una reducción o saneamiento parcial de la nómina universitaria. (En la UASD cobraban reconocidos miembros de la clase política nacional que no guardan ninguna vinculación con esa institución docente).
El corte de la nómina, reitero, fue parcial, porque el doctor Iván Grullón quiso ser respetuoso al Reglamento de Carrera Administrativa y, además, porque ofreció un trato generoso a todos aquellos que les adversaron durante la carrera por la Rectoría de la UASD, revelando su calidad humana y hombre que no practica retaliaciones políticas.
Sin embargo, personas a las que el rector extendió un ramo de olivo en el 2014, ahora, en sus aspiraciones para las elecciones de autoridades del año entrante, en una actitud irresponsable y demagógica, pretenden atribuir todos los problemas a la presente gestión.
Y se dice que están detrás del demandado saneamiento, saneamiento que resultará ser un “cuchillo para su propia garganta”, porque el rector es el primero que aprueba la limpieza de la nómina administrativa y saldrían a la luz pública muchos nombres.
Para tales fines el Consejo Universitario designó una comisión encabezada por el rector, así se estila en la UASD, el rector preside todas las comisiones que investigan problemas importantes, la cual establecerá posiciones innecesarias y gastos superfluos que dañan a las finanzas universitarias. En esa comisión se encuentran representantes de Faprouasd, de Asodemu y de la FED. Una comisión mixta. Todos estamos de acuerdo con la comisión.
Pero ¿por qué Santiago Guillermo, presidente de Faprouasd, objeta al rector para dirigir la comisión? ¿Cuál es el temor? ¿Acaso el rector no es quien preside el Claustro Mayor, el Claustro Menor y el Consejo Universitario? ¿Por qué tiene el rector que renunciar a atribuciones que le confiere el Estatuto Orgánico? Es una propuesta irrespetuosa hacia la máxima autoridad de la academia estatal.
De todos modos, el saneamiento será una realidad. Y gracias al saneamiento y a un eventual completivo gubernamental resultará posible el incremento del 10% aprobado por el Consejo Universitario para todo el personal docente, administrativo y jubilado.
No quiero terminar este artículo sin exhortar a Santiago Guillermo, en su calidad de representante de los profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, a que exhiba mayor ecuanimidad en sus declaraciones públicas. ¿Por qué mostrar agresividad? ¡Ah se me olvidaba! El presidente de los profesores (¡léase bien: profesores universitarios!) también debería cuidar la dicción. Así cuida su imagen y la imagen de los profesores. El consejo es de buena fe.