Otra vez el bate y la pelota hacen olvidar a los dominicanos sus habituales penurias, sus penas y dificultades sociales de un diario vivir tan adverso que para muchos hasta la esperanza ya se perdió.
La imagen tricolor ha brillado intensamente a la par del gran espectáculo exhibido por los jugadores nativos que se miden frente a los más grandes peloteros mundiales.
No importa que se haya nacido en el barrio o comunidad rural mas empobrecida de la República Dominicana, porque lo cierto es que nuestro talento deportivo sigue mostrando calidad y competición al más alto nivel.
A finales del siglo XIX se comenzó a jugar pelota en el territorio dominicano, según lo relata el cronista deportivo Héctor J. Cruz, en su libro:”Historia del Béisbol Dominicano”.
En verdad el país es hoy en día una superpotencia del béisbol profesional mundial.
Ello fue demostrado con creces en el Tercer Clásico Mundial de Béisbol en 2013, donde los criollos salieron ganadores en forma invicta con la destacada actuación del segunda base petromacorisano Robinson Canó, escogido el más valioso de ese evento.
Una serie de factores se han unido para que esta Isla de 48 mil kilómetros cuadrados siga demostrando al mundo que la mayoría de su juventud es trabajadora, atlética y competidora.
El pueblo jubiloso ha vitoreado; ha cantado a todo pulmón y con gritos de alegría se ha emocionado intensamente para olvidar por el momento su desgracia, ha sentido orgullo de su patria y de sus orígenes así como también ha sufrido ante una espectacular jugada del equipo contrario.
A ritmo de güira y tambora la emoción de cada jugada se dejó sentir con intensidad entre más de 37 mil fanáticos en su mayoría dominicanos, que abarrotaron el Marlins Park de la ciudad de Miami y entre quienes seguimos las transmisiones por la televisión.
Es el disfrute de la Cuarta Versión del Clásico Mundial de Béisbol donde los dominicanos, como siempre, estamos dando la batalla con dignidad y mucha entrega.
¿…Derrotando a Estados Unidos?
Heroísmo, valor y destreza se han combinado para que la República Dominicana brille nuevamente en el escenario del mejor béisbol mundial, derrotando no tan solo al conjunto de Estados Unidos sino igualmente pasando invicto a la segunda fase del evento deportivo.
Cada uno de los jugadores de la novena quisqueyana que comanda el veterano y estelar ex receptor de Grandes Ligas y actual coach de primera base de los Yanquis de Nueva York, Tony Peña, está entregado a la causa.
Pero muchos nos seguimos preguntando: ¿cómo un país tercermundista puede enfrentar y derrotar a la primera potencia de la pelota profesional mundial?
Fue el partido de mayor celebración entre los dominicanos, especialmente por la forma tan dramática en que se definió tras el espectacular jonrón de tres carreras del jardinero Nelson Cruz al envío del zurdo Andrew Miller. República Dominicana derrotó 7 carreras a 5 nada menos que a la meca del béisbol, Estados Unidos de América.
Igualmente salió triunfante ante los temidos conjuntos de Canadá y Colombia.
Machado, una inspiración
Hay que resaltar la formidable actuación de la tercera base, Manny Machado, reconocido como el jugador más valioso del Grupo C.
Este evento deportivo ha servido entre otras cosas para medir en su justa dimensión la calidad deportiva de cada nación representada individualmente. Por ejemplo, hoy conocemos cómo juegan la pelota los colombianos; puertorriqueños, cubanos, venezolanos, mexicanos, estadounidenses, chinos, israelitas, japoneses, canadienses, coreanos y los dominicanos.
¿Qué otra cosa nos proyecta este clásico beisbolero? El sentido patriótico de ver separadamente a las novenas de cada país que participa en la justa tratando de alcanzar la victoria, de llevarse los máximos honores, de proyectar la imagen de su tierra y sus símbolos patrios como la bandera e himno nacional difundido en un escenario de millones de telespectadores alrededor del mundo.
¿Cuántos turistas más habrían arribados a la República Dominicana a partir del triunfo obtenido en el Tercer Clásico Mundial de Béisbol del 2013? Nadie pone en duda de que tanto el arte como el deporte son dos magníficas herramientas de identificación y proyección internacional para cualquier país.
En Brasil, por ejemplo, las cinco copas mundiales de Fútbol alcanzada por ese país suramericano han sido una plataforma promocional de primera línea y probablemente los de mayor alcance universal en toda su historia.
República Dominicana hace años que tiene un sitial destacado en el Béisbol de las Grandes Ligas de Estados Unidos, especialmente a partir de la actuación de Osvaldo Virgil que se convirtió en el primer dominicano en jugar pelota en la gran carpa, aquél memorable 23 de septiembre del 1956.Luego, siguieron otros estelares criollos como Felipe Rojas Alou, Julián Javier, Rudy Hernández, Juan Marichal, Diómedes Guayubin Olivo, Mateo Rojas Alou, Federico –Chichi- Olivo, Manny Mota y Pedro González.
En el 2010, República Dominicana tenía en los rosters de los 30 equipos de Grandes Ligas a 86 peloteros convirtiéndose en el país extranjero que mayor cantidad de atletas aporta a esa disciplina deportiva.
Hacia la temporada del 2016, la República Dominicana seguía liderando la lista de estelares peloteros, con 82; seguido por Venezuela, con 63; y Cuba, con 23. Puerto Rico fue el siguiente con 17, su mayor cantidad desde 2011. Le siguen México (12), Japón (8) y Corea del Sur (8).
¿Por qué no construir un Estadio de Pelota Moderno en RD?
Ya es tiempo de que la República Dominicana disponga de un moderno estadio de béisbol con los estándares exigidos por la Major League Baseball.
El proyecto que tenía en carpeta la empresa Central Romana de levantar un estadio para competencias internacionales parece estar estancado. Una alianza entre gobierno y sector privado podría convertir ese sueño en realidad, lo que evidentemente ayudaría a atraer muchos turistas a suelo dominicano.
Solo hay que apreciar la gran cantidad de dominicanos que se desplazaron a la ciudad de Miami para disfrutar de la actuación de nuestro equipo en el Cuarto Clásico Mundial de Béisbol 2017.
Articulo de Manuel Díaz Aponte
Lunes, 13 de marzo del 2017