Felucho dijo en voz alta lo que todos dicen en voz baja: el Comité político del PLD debe revisar la política que ha venido ejecutando el PLD, pues en principio, tomó el poder de forma mediatizada, ello pudo haber justificado ciertas conductas iniciales de flexibilidad para con la corrupción, pero andando en el tiempo y en el gobierno, dicha limitación política quedó atrás, el partido de la estrella amarilla es ahora el partido mayoritario y el que controla todos los resortes del poder. Por tanto, lo bueno como lo malo que ocurra en sus gobiernos le será atribuido. Esta realidad obliga a una revisión total de la política emprendida hasta ahora.
Es probable que Felucho, un peledeista histórico, se haya dado cuenta de que el derrotero del Comité político puede comprometer el futuro del partido en que Juan Bosch cifró todas sus esperanzas para que la nación desterrase la corrupción administrativa, para que hubiere un gobierno decente en el país. El cargo de consciencia por no haber hecho todo, por no evitar el desastre, ha puesto a Felucho en alerta roja. A los fines de provocar una reacción racional de sus compañeros, capaz de reorientar su rumbo, volver a sus orígenes, a las antípodas, a la confrontación de los malos contra los buenos, a completar la obra de los fundadores del Estado Dominicano. Otro ven una actitud oportunista en el dirigente morado, quien, al parecer, está buscando cobija en otra sombra ante el vendaval que se avecina según su oráculo; para otros, se trata de una lucha interna en la que un grupo pretende prevalecer sobre otros. En cualquier caso, el PLD habría perdido su brújula pues en una democracia en desarrollo como la concibe Samuel P. Huntington (El orden político en las sociedades en cambio), las apetencias de grupos, nunca están por encima del interés general, sino al revés. Por tanto, satanizar a Felucho no es el camino, se le debe escuchar y prepararse para zozobrar en aguas turbulentas.
Sin embargo, cabe preguntarse ¿si no será demasiado tarde para poner orden y volver a los principios? Según puede observarse, las bases y la dirección intermedia seguidora de las ideas de Bosch, se sienten consternadas con todo lo que se escucha y ve sobre los gobiernos del PLD. Un buen ejemplo es el tema de la reelección presidencial, en esta materia, el PLD ha sacado cero desde la perspectiva boschista. En cuanto a corrupción la llama sigue en capilla ardiente y, al parecer, nadie meterá las manos en las castañas. Ejemplo de ello es la actitud de crucifixión y muerte que se ha decretado sobre Felucho al interior del Comité Político. Es de esperarse que las masas reaccionen, que las bases de ese partido se empoderen, en caso contrario, es muy posible que la alerta que lanza Félix Jiménez, no tenga ya punto de retorno. En tal caso, no se requiere ser profeta para entender que el sistema de partidos, la partidocracia, está tocando fondo en el país. Puesto que, de seguro, la población sabrá reaccionar contra los excesos de los políticos.
En otra ocasión hemos narrado lo pernicioso que ha sido para los peledeista en el gobierno, el asumir el credo de Robert Green, detallado en su denominado libro: las 48 leyes del poder, las cuales, solo se reducen a una: mentir, mentir y siempre mentir. Para con Goebels, convertir la mentira en verdad. No sabemos qué actitud tomaría Bosch al respecto, si estuviese en este mundo, lo que sí está claro, es que su ausencia es la única explicación que tienen los excesos de los todopoderosos miembros del Comité Político. Allí son muchos los errores, el primero fue Leonel con su conducta de consentimiento total a la élite morada, posición que no tiene sentido pues la cúpula de ese partido nunca le vio con buenos ojos, así su intento de ganársela, no fue más que actuar cometiendo el error que Maquiavelo califica como grave en un político: pelear con ejercito ajeno. Los resultados de dicho error están a la vista. Lo peor no es eso sino la falta de racionalidad que está acompañando a esa cúpula. Quizás por ahí es que cobra sentido la postura del viejo roble morado.
Por otra parte, dicho comité político, ha sido parco al momento de exigir que los presidentes apliquen la doctrina morada, más bien se les ha dejado en libertad de actuar conforme lo entiendan, siempre que cada miembro de Comité político tenga una cuota de poder en la que se le dispense la misma posibilidad: actuar conforme a su mejor criterio particular. Los resultados de dicha política están a la vista y empiezan a generar preocupaciones en el mismo seno del órgano ejecutivo del PLD. Por tanto, la reacción de Felucho constituye una voz de alerta que no debe ser menospreciada, pues la seguridad que exhibe Reynaldo Pared al endilgar intereses creados a dicha voz, puede ser un error devastador, pues la realidad es bien manipulable, pero no todo el tiempo. En su momento mutará hacia algo muy perturbador. DLH-19-3-2017