Ensañarse contra Juan Luís Guerra, un hombre que no le hace ni le ha hecho daño a nadie, es una bajeza imperdonable, propia de seres mezquinos que no soportan el éxito de los demás. Es Juan Luís Guerra un hombre bueno, noble, que no ofende, que no maltrata, que no habla mal ni siquiera de aquéllos que intentan herirlo con palabras descompuestas que no merece.
Ese comportamiento no es el resultado de la religión que hoy profesa; ha sido su conducta desde que lo conozco, hace más de 20 años.
Pero en este país hasta la bondad molesta; ser bueno irrita a los mediocres de espíritu, a los malvados, a los francotiradores del éxito ajeno.
Juan Luis no fue llevado al cristianismo por haber matado, robado o engañado a nadie; Juan Luís no llegó a la religión después de haber cometido los crímenes más atroces, ni después de haber consumido los pecados capitales.
A Juan Luís lo llevó al cristianismo la conciencia, más que la sabiduría, la fe más que el engaño. Fue una decisión muy personal, tan íntima que yo, ateo incurable, apoyé y he respetado desde una distancia prudente.
No es justo que desde una trinchera maldita, corrompida hasta lo más profundo, seres sin pudor y sin valor, gente sin calidad humana, por razones mercuriales, se presten a una campaña sucia y asquerosa contra un hombre que ha engrandecido con su música el arte popular de la República Dominicana.
Ningún artista dominicano ha llegado más lejos que Juan Luís Guerra.
El líder de 440 es la figura más prominente del arte popular dominicano, el más grande, el más universal, el hombre que le dio nivel al merengue, el que internacionalizó la bachata enriqueciéndola musicalmente y dándole hermosura a sus letras. “Bachata Rosa” no sólo vendió alrededor de cinco millones de copias, sino que sirvió para que latinoamericanos, norteamericanos y europeos bailaran eso que se llama Bachata.
Todos los bachateros tienen una deuda de gratitud con Juan Luís porque él les abrió las puertas del mundo artístico. El creó los mercados de la bachata.
Introvertido patológico, más largo que un minuto de silencio en el verano, Juan Luís Guerra vive en un mundo distinto al de la mayoría de las personas. Parece temerle a la gente, pero no es así; silencioso como la madrugada y apagado hasta que se encarama en una tarima y marca el comienzo del concierto.
Es afable, de sonrisa grande pero furtiva, incapaz de alzar la voz a menos que sea para cantar; dueño de una paciencia extraordinaria, pero impaciente hasta hacerse daño cuando trabaja en una disco, prepara un concierto o va de gira.. ¡Los nervios lo matan!
Sus pasos pueden ser largos por la longitud de sus piernas, pero se hacen cortos, porque camina sin prisa; como el que no quiere llegar a ninguna parte, porque el tiempo no le preocupa, ni el destino de sus pasos. Su casa es su templo, su mejor refugio.
Y Nora, su esposa, la que siempre lo espera o lo acompaña, la que lo comprende y lo apoya aun cuando no esté de acuerdo con todas sus ideas y proyectos. Ella sabe que su compañero es un artista y los artistas son seres distintos a los demás, son seres humanos privilegiados por la vida y por la muerte, a los que hay que darles espacio y tiempo, compañía y soledad. Nora lo sabe. Nora es la compañera, la amante, la madre de sus hijos, la amiga y la cómplice.
A Juan Luís lo vi. crecer y desarrollarse como músico completo; guitarrista, autor de letras, compositor, cantante y director de orquesta. El éxito de 440 no es casualidad. Es el fruto del talento, la capacidad y del trabajo.
Es cierto que el sello Karen jugó un rol importante en su carrera, pero Juan Luis ayudó mucho al sello Karen. Digamos, para ser justos, que ambos se complementaron y se consolidaron. Pero llegó un momento, hace mucho tiempo, que Karen le quedaba pequeño al grupo 440. Juan Luís precisaba de una multinacional, de un sello mundial. No lo hizo antes por su sentido de la amistad. Pero ese momento llegaría más tarde o más temprano, como en efecto. Juan Luis ahora pertenece a otro sello más grande.
¿Por qué utilizar una emisora de radio para insultarlo, para maltratarlo y criticarlo sin motivo y sin razón? ¿Por qué montar un circo para denostar a Juan Luis utilizando a pordioseros de la política y de la cultura, sin credibilidad pública y sin calidad moral?
Juan Luis Guerra tiene una estatura artística y social que nunca, nunca, tendrán sus detractores. Juan Luís Guerra es una gloria nacional.
La historia del periodismo en este país puede escribirse sin los nombres de los que mantienen una campaña sucia y rastrera contra Juan Luis Guerra, pero la historia de la música popular puede escribirse sin el nombre glorioso de Juan Luis Guerra. Pero no importa, al fin y al cabo eso es lo que cuenta. Con su música, con su canto, con su comportamiento, es un ejemplo, un paradigma que no alcanzarán nunca sus enemigos.