¿Dónde ha guardado el Estado dominicano su compromiso con la democracia, que aparenta haber volteado la cara frente a los atropellos contra el orden democrático en que ha incurrido la dictablanda venezolana?
¿Cómo es posible que una decisión del máximo tribunal judicial de Venezuela que suplantaba las facultades de la Asamblea Nacional, no haya merecido ni siquiera una resolución de censura por parte de algún legislador dominicano del oficialismo o de la oposición?
¿Por qué los medios dominicanos han sido indiferentes al clima de represión, hostigamiento y censura que padecen los comunicadores venezolanos?
Solo tres de las preguntas a la que he tratado de dar respuestas en encuentros y conversaciones con distinguidos amigos de nacionalidad venezolana que residen en el país y otros que nos visitan con frecuencia.
En época de la tiranía trujillista Venezuela acogió con mucha generosidad a los exiliados dominicanos, lo que la dictadura quiso cobrar con el asesinato del presidente Rómulo Betancourt, que afortunadamente quedó en atentado fallido, y esa tierra guarda secretos de la vida del padre moral de la patria dominicana, que la historia aún no ha develado, allí vivió y murió Juan Pablo Duarte.
Dos acuerdos petroleros, el de San José, promovido por el presidente Carlos Andrés Pérez, y Petro Caribe, a iniciativa del presidente Hugo Chávez, han sido misas de salvación para la economía dominicana en tiempos de precios altos.
Por presiones del chavismo que llegaron hasta el corte del suministro de petróleo en la administración del presidente Hipólito Mejía, República Dominicana acabó devolviendo muy mal los invaluables servicios brindados al fortalecimiento de la democracia dominicana por presidente Pérez, que se estableció en nuestro país con ánimo se sentar residencia y terminamos conminándolo a marcharse.
Para entender la posición que la República Dominicana ha sustentado en la Organización de Estados Americanos (OEA) hay que tomar en cuenta estos puntos:
1-Aunque es suscribiente de la Carta Interamericana de la OEA, por haber sido objeto de una agresión intervencionista auspiciada por esa entidad, el país tiene razones para evadir una intervención de la OEA y sugerir otras opciones.
2- Leonel Fernández, forma parte del trío de expresidentes que median por Unasur y con aval de OEA en la crisis venezolana, y pese a que no hay ningún logro tangible mientras esa comisión no cese, República Dominicana se obliga a endosar esa mediación.
3-Con la obsesión de borrar cualquier aporte de Carlos Andrés Pérez, en Petro-Caribe Hugo Chávez amplió con creces las facilidades de San José, aporte que el país no le puede devolver al chavismo con la misma ingratitud que exhibió frente a CAP.
4-Estados Unidos, podrá no estar contento con RD porque no acogió su línea en este caso, pero tampoco la de Venezuela, sino que se fue al centro, por lo importante que son los dos para su economía.
5-La República Dominicana pertenece Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), entidad paralela a la OEA con la finalidad de desplazarla, y acaba de entregar la presidencia Pro Tempore, por lo que también tiene que seguir esos lineamientos.
6-Una OEA fortalecida y que ya sacó las garras contra RD en el conflicto creado por la sentencia 168-13, puede ser un instrumento perjudicial para los intereses dominicanos cuando este país retome el camino de pautar sus regulaciones migratorias.
Venezuela está hastiada del chavismo y debe salir de él bajo cualquier forma, pero RD ha jugado con cuidado que le corresponde.