En este período de Semana Santa muchos perdemos la verdadera perspectiva y la verdadera razón de por qué se produce este tiempo. En Semana Santa se recuerdan los últimos días de la presencia de Jesús en la tierra en su condición de Hombre-Dios.
¿La presencia de quien en la tierra? De Jesús. Del Hijo de Dios que vino al mundo para pagar por el pecado de todos nosotros y rehabilitar nuestra relación directa con Dios, y así alcanzar la salvación y vida eterna.
Jesús dejó grandes enseñanzas en su paso digno por la tierra. En mi artículo del año pasado expresé lo siguiente: “De sus 33 años de edad, Jesús estuvo tan sólo tres años en la tierra haciendo jornadas intensas de evangelización. Pero su impacto fue tan grande y significativo que la historia de la humanidad se dividió en antes y después de su nacimiento y hoy, a más de dos mil años, sigue siendo la figura de mayor importancia e incidencia en el planeta.”
“En su vida de maestro y de guía, Jesús dejó cuatro grandes enseñanzas que, desde mi punto de vista, son las claves para entender la magnitud de su condición de hijo de Dios y de su acción en favor de la humanidad. Asimismo, son el legado perfecto que nos dejó a quienes lo llevamos en nuestros corazones como Señor y Salvador y, como él, queremos trabajar para alcanzar la redención del mundo haciendo que el reino de los cielos venga a la tierra y construyamos sociedades colmadas de justicia, de igualdad, amor, bienestar y esperanza.”
Hoy quiero hacer una breve reflexión sobre las vigencia de las que, desde mi humilde óptica, son esas 4 principales enseñanzas de Jesús y su impacto en difíciles tiempos que vivimos.
Primera gran enseñanza: El amor a Dios y al prójimo
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Mateo 22:37-39
Esta primera gran enseñanza de Jesús está siendo muy poco aplicada en estos tiempos. Mucha gente se aleja de Dios, no lo busca con amor y con devoción, para luego culparlo de las cosas malas que le suceden. Y si no aman a Dios, mucho menos aman a su prójimo, a las personas que les rodean.
Hoy estamos llenos de arrogancia, de sentido mercantil, de buscar primero lo mío y nunca pensar en Dios ni en los demás.
Hoy se quieren aprobar leyes que violan los preceptos bíblicos y las orientaciones de Dios, quieren hacer legal el matrimonio entre dos hombres o dos mujeres, quieren hacernos ver que el aborto es un derecho de la mujer y no un crimen contra un indefenso bebé que no es responsable de haber nacido.
En esta semana, y en toda nuestra existencia, debemos asumir esa enseñanza de Jesús. Debemos volver a Dios y amarlo intensamente. Debemos amar intensamente a nuestro prójimo. Para ser dignos hijos de quién nos creó y nos ha dado todo lo que tenemos, y quien tiene grandes propósitos para nuestras vidas.
Segunda gran enseñanza: El perdón
“Ustedes han oído que se dijo:"Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que les aborrecen, y oren por los que los ultrajan y los persiguen”.
Mateo 5:44
El perdón es una de las grandes enseñanzas de Jesús, que para muchos es muy difícil de implementar. El mundo de hoy está lleno de odios y de rencores. Nadie quiere perdonar a los demás, todos quieren venganza total y cruenta. Cuando alguien nos hace algo, incluso hasta en muchos cristianos, el primer pensamiento es devolver el golpe que nos han dado. Y Jesús nos llama a perdonar. Sin importar los que nos hagan.
Como afirmo de manera permanente en todos los espacios que hablo: “Jesús nos enseña a perdonar de manera completa y sincera. No diciendo que perdonamos pero no olvidamos, pues el perdón verdadero implica necesariamente el olvido total de todo lo que ha sucedido. Y Jesús fue tan grande y consecuente con lo que enseñaba que, estando en la cruz a punto de morir, le dijo a su padre Celestial que perdonara a quienes le estaban matandoporque “no saben lo que hacen”. (Lucas 23:34)”.
Todos los días debemos perdonar. El perdón limpia nuestros corazones y nos convierte en verdaderos cristianos.
Tercera gran enseñanza: El servir a los demás
“ … el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos…”
Marcos 10:43-45
Hoy día, hemos perdido el sentido de la solidaridad y de la entrega por los demás. Esta enseñanza de Jesús está siendo olvidada y mandada a guardar por muchos, incluidos supuestos cristianos militantes.
Y reiteramos lo que tanto hemos expresado a propósito de esta gran enseñanza del Maestro: “La vida de Jesús estuvo llena de servicio y ayuda a los demás. Jesús realizó decenas de milagros, levantó muertos, hizo que ciegos vieran y cojos caminaran, sanó personas, liberó demonios, dio alimentación a miles, liberó mujeres condenadas, y siempre su mano solidaria y su ayuda desinteresada estuvieron al servicio de los más necesitados.
“Y es que para Jesús, un verdadero cristiano, un verdadero hijo de Dios, debe estar al servicio de los demás. Cuando en un momento los discípulos Jacobo y Juan le pidieron a Jesús que por favor en su gloria les concediera estar uno a la derecha y el otro a su izquierda, les dijo que “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero, será siervo de todos” (Marcos 10:43-44)”.
Cuarta gran enseñanza: La humildad
“Y todos sírvanse unos a otros con humildad, porque Dios se opone a los orgullosos pero muestra su favor a los humildes”.
1era de Pedro 5:5
La humildad es bendecida e impulsada por Dios. Jesús es el mayor y mejor modelo de humildad en toda la historia de la humanidad.
Ese ejemplo de Jesús impacta y transforma a todos los que lo asumen de verdad. Algunos grandes líderes modernos del mundo moderno, se están acercando cada vez más y más a la humildad. Mandela fue un gran ejemplo de humildad. El Papa Francisco se desenvuelve con humildad. Barak Obama fue un gobernante de la mayor potencia del mundo, que actuó con humildad. Lula, que a pesar de la campaña negativa en su contra probablemente vuelva a ser presidente de Brasil, fue un modelo de humildad. Y siendo justo, hay que decir que la gran fortaleza del presidente Danilo Medina es su humildad. Y aunque muchos de estos líderes no son propiamente cristianos que han asumido a Jesús como su Señor y Salvador, es muy cierto que su sentido de humildad los acerca a actuar acorde a las enseñanzas del Gran Maestro, que entregó su vida por nosotros y que recordamos con mucho amor en esta semana.
Reflexión Final
La mejor reflexión que podemos hacer en este tiempo y siempre, es ser imitadores de Jesús, ser sus discípulos en cada una de nuestras acciones diarias.
Y para ser como Jesús debemos aprender a amar a Dios con nuestra alma, corazón y mente.
Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Practicar el perdón de manera permanente.
Servir siempre a los demás y practicar la humildad con sinceridad y en todas las circunstancias.
Esa es la mejor manera de ser dignos hijos de nuestro Dios Todopoderoso y dignos coherederos de la gloria junto con Jesús.