Por Rafael Morla.-Creo en la honestidad del ser humano y estoy instalado conscientemente en el ideal de servir a los demás. Cuando se analiza la historia de la UASD fijando la mirada en sus mejores tiempos, sale a colación el papel desempeñado en ella por el altruismo y el voluntariado de sus servidores. La ética de la solidaridad brotaba como por encanto de la vida misma.
La integridad debe acompañar al ser humano a lo largo de la vida, se es responsable, transparente, solidario, vertical todo el tiempo, o no se es. ¿Qué es eso de vivir en la impertinencia, el incumplimiento, la insalubridad, en la incoherencia, para luego darse palmaditas en el pecho?
Soy filósofo, lo cual permite ver cosas más allá de la simple apariencia externa. ¿Cuáles organismos de la UASD decidieron que esta ameritaba un saneamiento? ¿De cuáles enfermedades adolece? ¿Cuáles son las causas generativas? ¿Cuál es el historial de esas enfermedades? ¿Qué tipo de medicina hay que proporcionarle al paciente? ¿Quiénes proporcionarán la medicina? ¿Qué se espera una vez se aplique el tratamiento?
El saneamiento debe enmarcarse en un proceso de mejoras institucionales, para evitar que degenere en simple revisión de nómina, como ya sucedió en el periodo 1999-2002 ( véase mi artículo, “La UASD y el saneamiento”, Listín diario, 14 de septiembre de 1999, p. 5 ) que dicho sea de paso, resultó un estrepitoso fracaso, porque cada vez que los organismos presentaban los cuerpos del delito, o las generales de los pecadores, salían los amos, defendiendo a sus charlatanes e irresponsables, y así sucesivamente, hasta que zozobraron las voluntades en las aguas turbias del interés. Si ayer, que la sociedad y la UASD eran más nobles en sus ideales, abortó la limpieza de las finanzas, no existe hoy ninguna razón para pensar que la criatura llamada saneamiento alcanzará la plenitud de su desarrollo.
Hoy, ciertamente la Universidad Autónoma de Santo Domingo, necesita un saneamiento integral, que atienda todos sus aspectos: lo académico, administrativo, la investigación, la extensión, el cogobierno, los roles de las asociaciones (FAPROUASD, ASODEMU y la FED), las funciones de las cátedras, institutos, escuelas, facultades, y la forma de elección de las autoridades, generadora del 90% de las cosas extrañas, que hoy amenazan seriamente a la institución, y que es urgente e impostergable atender. Piénsese en el costo de las campañas electorales y el creciente papel de los acreedores en la vida interior de la UASD.
Desde los griegos sabemos que las cosas del universo están interrelacionadas. El lenguaje, el pensamiento, el amor, la política, los valores, son el fruto de las relaciones humanas al interior de la sociedad. Pues, en una academia, también hay relaciones necesarias que atender, para que maduren los procesos, y broten los beneficios, que solo las conexiones pueden traer consigo. Por ejemplo: ¿Cómo son las relaciones entre profesor y estudiante? ¿Cómo son las relaciones entre la universidad y la sociedad?
En la UASD hay una crisis de institucionalidad, es lo que se desprende del divorcio entre los estatutos y reglamentos, por un lado, y quienes tienen que cumplirlos, y velar para que se cumplan, por el otro. ¿Se aplicará saneamiento en este punto? Asumo la idea de que las leyes son para cumplirlas y hacerlas cumplir, siendo preferible que no existan, que tenerlas y no cumplirlas.
Desde la lucha por el medio millón, no acontece nada grande en la UASD, si yo fuera rector, me plantearía como objetivo colocar la institución en la agenda nacional, realizando una crítica profunda de los males existentes en la sociedad, acompañada de propuestas que contribuyan al desarrollo de la República Dominicana. Naturalmente, primero hay que poner la casa, las cosas y la cabeza en orden, tomando las medidas siguientes:
Que los ideales de calidad, transparencia y trabajo constituyan el norte de la UASD.
Aplicar los estatutos y reglamentos como garantía de orden y disciplina en la institución.
Recuperar como ejercicio pertinente y necesario la crítica de los males sociales, acompañadas de las necesarias propuestas al desarrollo nacional.
Cancelar aquellos que no realicen un servicio útil y que cobren sin trabajar (asesores, enlaces, conexas, etc.).
Aplicar la baja estudiantil.
Ponerle un límite provisional a las carreras del mercado masificadas.
Propiciar un proceso de acompañamiento y seguimiento a las labores que se realizan en la UASD (docencia, investigación, extensión, conexas, licencias, sabático, contrataciones, y por supuesto el ejercicio de la autoridad).
Prohibir la creación de nuevos centros universitarios y fortalecer los que existen.
Propiciar que la UASD siempre esté abierta cumpliendo con su visión y misión estatutarias.
Expulsar a todos los que cometan actos inmorales y se aparten de la visión y la misión que nos dan razón de ser.
No permitir desórdenes, capuchas y personas extrañas en el campus universitario
Cambiar la percepción que la sociedad dominicana tiene de la UASD.
Fuero y autonomía consciente y responsable.
Consensual con la sociedad y el Estado los cambios necesarios.
Descentralización total de los Centros Regionales.
Llamar a concurso público y contradictorio los puestos de la UASD.
Prohibir las campañas electorales a destiempo y transparentar el uso de recursos.
Cambiar la forma de elección de las autoridades.
La UASD debe seguir abierta a la comunidad nacional y nunca excluir a nadie, pero mañana el pueblo dominicano no nos perdonará si no le decimos la verdad de nuestra situación, la necesidad de repensar y cambiar la academia, cualificando y transparentando su vida interior, a fin de hacerla más competitiva y ponerla a la altura de las mejores universidades del mundo.
El autor es ex decano de la Facultad de Humanidades y profesor de la Escuela de la Filosofía de la UASD, Santo Domingo, 10 de abril, 20017.