El Gobierno de Filipinas, encabezado Rodrigo Duterte, declaró la ley marcial en el tercio sur del país y ha advertido que la aplicaría con firmeza. Los extremistas islámicos secuestraron a un sacerdote católico y más de una docena de fieles.
Los hechos ocurren en una ciudad en el sur de Filipinas, durante un asedio de los milicianos a la ciudad de Marawi en la que quemaron edificios, emboscaron a soldados e izaron banderas del grupo armado Estado islámico, según dijeron funcionarios el miércoles.
Reportes de agencias de prensa indican que la violencia estalló el martes por la noche. El secuestro ocurrió el miércoles, después de que el ejército asaltara el escondite de Isnilon Hapilon, un comandante de Abu Sayyaf que está en la lista de terroristas más buscados por Estados Unidos. Contra Hapilon se ofrece una recompensa de hasta 5 millones de dólares por su captura.
Los milicianos pidieron refuerzos de un grupo aliado, Maute, y unos 50 hombres armados lograron entrar a Marawi. Los agresores se abrieron paso hasta la catedral y capturaron al reverendo Chito Suganob, a 10 fieles y a tres empleados de la Iglesia, según explicó el arzobispo Socrates Villegas, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas.
Ni el sacerdote ni los demás rehenes participaban en el conflicto, señaló Villegas.