El otro día observaba la discusión entre varias personas respecto a temas de polémica actual en nuestro país y en medio de esta discusión salió a relucir la frase "Mientras se llegue a Diputado por comprar pica pollo y cerveza, poco se legislará a favor del interés general". Esta frase me hizo pensar y plantearme el por qué nuestro sistema funciona así, qué lleva y cuál es la raíz de que los líderes y grandes representantes de nuestro país y quien hace política deba ofrecer a la población una moneda de cambio para poder ganar un voto.
Presumo siempre de mi país, de su independencia, de su democracia, de sus riquezas naturales, de su gente. He conocido personas de muchas nacionalidades y les aseguro que nadie ama a su país como un dominicano. Créanme, esto no es debido a que sea un país perfecto y a que realmente sea maravilloso, pues todos sabemos la otra cara de la moneda.
De pequeños nos enseñaron a respetar nuestros símbolos patrióticos, a mirar nuestra bandera y escudo, a cantar nuestro himno y, cómo no, a admirar nuestros padres de la patria. Esto era imperativo en nuestra educación, independientemente del colegio al que fuésemos, clase social o barrio en el que crecimos. Lo llevamos tan dentro, que forma prácticamente parte de nuestro ADN. Ahí radica la razón de ese amor, no en la realidad sino en la psicología, en nuestra formación y en nuestra educación.
Es lamentable que a raíz de nuestra misma historia los dominicanos busquemos nuestro propio beneficio por un voto. He escuchado gente decir "¿y qué gano yo?", "¿y qué me das a cambio?", por decir algunos de los más comunes. Lo único positivo que puedo sacar de esta actitud es que en el fondo denota que sabemos que nuestro voto tiene un valor, pero deberíamos entender el nivel de ese valor.
Quizás el planteamiento de la frase no sea "mientras se llegue a Diputado…", sino "Mientras la población dominicana vote por un beneficio individual, poco se legislará a favor del interés general".
Nuestra costumbre humana es señalar siempre hacia afuera, y como ciudadanos y personas quizás deberíamos empezar a plantearnos nuestro nivel responsabilidad en lo que ocurre en nuestro país. No eximo las responsabilidades de nuestros líderes, representantes y gobernantes, pero tenemos que ser conscientes del poder de nuestros votos.
Invito a los ciudadanos a votar por un programa, por un proyecto de gobierno y a exigir que los mismos sean cumplidos, pero más importante, a los líderes a implementar como parte de la educación y formación de nuestros jóvenes y más pequeños que el sistema actual es erróneo y qué sería lo correcto. Está claro que no será un cambio de dos días, pero empecemos a hacer historia y a hacer parte de nuestro ser este cambio, así como lo es nuestro patriotismo.