En una demostración soberbia sobre el control que tiene el gobierno sobre los medios de comunicación, los periodistas y “comunicadores”, muchos de los cuales he calificado como “bocinas”, el tema Oderebrecht, sobornos, sobrevaluaciones, y en gran medida la Marcha Verde, fueron sustituidos por “la invasión masiva y pacífica de los haitianos” mostrando videos en la televisión, las redes sociales y la prensa donde aparecen como monstruos que se alimentan con la sangre de nuestros hijos y esposas luego de ser brutalmente violados.
Vimos como de repente solo se habla de “la invasión” de los haitianos. Las redes sociales fueron saturadas con imagines y mensajes catastróficos a pesar de que el ministro de defensa negó categóricamente que tal cosa estuviera ocurriendo.
Dándole veracidad a la “denuncia” el gobierno salió a las calles apresando y deportando a cuantos negros que no sabían decir “perejil” encontrara en su camino para así saciar la sed de los vampiros nacionalistas siempre al asecho de su carnada.
La actuación ridícula y patética del Ministerio Público en el caso de Odebrecht desapareció con las advertencia de la magistrada Mirian Germán, la puesta en libertad de una buena parte de los apresados, al igual que los sobornos por 92 millones de dólares, las sobrevaluaciones, las plantas de Punta Catalina, los aviones Tucanos y el soborno de los 3.5 millones de dólares, además de los otros casos de corrupción que deben dilucidarse en los tribunales.
Esos sonados expedientes desaparecieron casi por completo de la prensa gracias a la magia de Joao Santana que al parecer, igual que Odebrecht, sigue trabajando en el diseño de las políticas de marketing del gobierno, tal vez desde el mismo Palacio Nacional como en el pasado reciente.
Los tontos útiles, unos por ingenuidad o ignorancia, otros no, le dieron calor al “peligro inminente de la Patria” que representan los haitianos, esos bárbaros hijos de Atila, mas bravos que los soldados del antiguo poderoso imperio Otomano.
La mayoría de los dominicanos, sin embargo, no creyeron el cuento y asistieron, pacífica y masivamente, a la gran marcha de Santo Domingo reclamando castigo parta los corruptos y el fin a la impunidad. La marcha fue un acontecimiento nacional; una demostración de hasta dónde está llegando la conciencia social.
El gobierno y los empresarios que hicieron hasta lo indecible para que la manifestación fracasara, debieron quedar sorprendidos ante aquella ola humana que recorrió las calles de la capital.
El “cuco” de la invasión haitiana, ni el chantaje del gobierno y grupos empresariales asustaron a la gente. Aunque el PLD sacó de la prensa la corrupción que rodea Punta Catalina, los sobornos, el papelazo del Ministerio Público, etc., no impidió el éxito rotundo de la protesta cívica que parece seguirá creciendo como una bola de nieves.
Los enemigos de la protesta tampoco pudieron evitar la difusión de las informaciones relacionadas con la marcha porque las redes sociales jugaron un rol determinante junto con los periódicos digitales y los pocos medios y periodistas que aún no han sido comprados o cooptados por el PLD.
El punto ahora es, ¿qué sigue? ¿Qué harán los dirigentes del Movimiento Verde concluido el ciclo de marchas en territorio nacional? ¿Se detendrán conformes con los éxitos alcanzados o por el contrario entienden que la lucha apenas comienza y que tendrán que poner en práctica acciones más contundentes que obliguen al gobierno a prestarle más atención?
Y los partidos de oposición, ¿qué harán? ¿Seguirán escudándose tras las débiles cortinas del movimiento cívico o asumirán su rol y saldrán a ganar las calles tratando de llevar al gobierno “a su propia legalidad” exigiendo de igual modo el fin de la impunidad, la elección de jueces independientes en las “altas cortes”, la ley de partidos y movimientos políticos así como una nueva Junta Central Electoral que permitan unas elecciones diáfanas o seguirán cruzados de brazos esperando que se los coma el “Tíguere” otra vez?