La pobreza sigue lacerando los corazones de las gentes vulnerables de América Latina. El dato lo acaba de difundir la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuando dice que 12,7 millones de personas padecen hambre en Centroamérica y República Dominicana.
El organismo mundial advierte que para erradicar el hambre y la pobreza en esas zonas antes del 2030 se requieren medidas de coordinación entre los actores sociales, políticos e institucionales.
La postal de la pobreza latinoamericana ha recorrido el mundo con mayor intensidad que los logros alcanzados por la región.
Desde el primer mundo nos ven con compasión y hasta indiferencia, por eso, cuando uno de los nuestros se destaca más allá del terruño en que nació se convierte en una celebridad como por ejemplo, Juan Luis Guerra.
Ahora es la corrupción pública la que ocupa los primeros titulares y comentarios en los medios de comunicación por todo lo que ello implica especialmente en el aumento de la pobreza.
El escándalo de la multinacional brasileña Odebrecht ha enlodado y al mismo tiempo ha duplicado las fortunas de empresarios, políticos y congresistas latinoamericanos que temen como el diablo a la cruz al inevitable juicio de la historia.
Varios ex gobernantes latinoamericanos en prisión acusados del desfalco de los fondos públicos en sus respectivos países, y otros con procesos judiciales que podrían llevarlos a prisión.
¿Cuándo se hablará en América Latina de la disminución de la pobreza; de crecimiento real de la economía, de mejores niveles de distribución de la riqueza, de efectivos controles de enfermedades entre la población, de erradicación del analfabetismo, violencia callejera y de la corrupción?
Movilizaciones Sociales
Los movimientos sociales en América Latina siguen creciendo y enarbolando un discurso que levanta pasiones y esperanzas entre los oprimidos de siempre.
Han reemplazado el liderazgo político tradicional en la mayoría de los países de la región porque ya la gente está cansada de sistemáticos engaños y mentiras, de manipulaciones burdas y de discursos vacios.
En Latinoamérica una franja considerable de su población nace, crece, se desarrolla y muere pobre. Es un círculo vicioso transmitido de generaciones en generaciones.
Las mentes de muchos jóvenes han sido socavadas y destruidas con el tiempo en medio de un espacio social desigual, injusto y marcadamente inhumano.
La (FAO) exhorta a los gobiernos de República Dominicana; Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Honduras, Panamá, México y Guatemala a aplicar políticas orientadas a reducir la pobreza.
"Erradicar el hambre y la pobreza antes del año 2030 requiere redoblar los esfuerzos y la coordinación entre actores sociales, políticos e institucionales", dijo el director general de la FAO, José Graziano da Silva, tras firmar el acuerdo con el secretario general de la Sisca, Alfredo Suárez Mieses, en Panamá.
Según cifras del Observatorio Centroamericano de Desarrollo Social (OCADES), de 53,45 millones de habitantes en Centroamérica y República Dominicana, unos 19,98 millones viven en pobreza con menos de 5 dólares al día, lo cual corresponde al 37,3 % de la población, mientras que otros 20,18 millones se encuentran en riesgo.
Cuadro Vergonzoso
Asimismo un informe de la FAO señala que la subalimentación en Centroamérica y República Dominicana afecta a cerca de 12,7 millones de personas.
Tanto la FAO como los países miembros del Sistema de Integración de Centroamérica (SICA) entienden que hay que incentivar la producción local a través de planes prácticos que inciden directamente en la reducción de la pobreza.
Factores diversos inciden en el crecimiento de la pobreza en Latinoamérica, pero hay uno que en los últimos años ha impactado y profundizado severamente esa problemática social como es la corrupción pública y privada.
En ese sentido, los propios organismos internacionales reconocen que la corrupción y la falta de transparencia en los sistemas de compras y otorgamientos de obras públicas en la región se convierten en válvulas de escapes de recursos que podrían ser orientados a programas sociales gubernamentales para mitigar el hambre entre la población.
Hay que tomar en cuenta además que ante las estrictas medidas migratorias del gobierno de Donald Trump así como las deportaciones masivas de inmigrantes se han incrementado los problemas sociales en nuestras comunidades.
Muchos jóvenes latinos se ven imposibilitados ahora de intentar salir de sus respectivos países hacia Estados Unidos en busca del “sueño americano”.
La presión social va en aumento en América Latina a tal punto que la gente ha salido a las calles no tan solo a denunciar a los funcionarios corruptos que se roban el dinero del Estado, sino igualmente a demandar el cese de la impunidad.
El sistema democrático latinoamericano todavía no ha dado respuestas a males ancestrales como la falta de energía eléctrica, centros hospitalarios, escuelas, agua potable, salubridad y el desempleo.
Artículo de Manuel Díaz Aponte
Lunes, 24 de julio del 2017