Si los periodistas acuden al pluriempleo como estrategia de defensa es porque los medios a los que sirven no les garantizan condiciones laborales dignas. Los explotan al máximo y ponen en riesgo sus vidas por sueldos miserables.
Por Manuel Vólquez
Han llovido numerosas críticas sobre los periodistas y comunicadores que trabajan para los las instituciones del Gobierno y se argumenta que muchas veces se autocensuran al no referirse a determinadas situaciones que atañen a la sociedad dominicana.
La auto censura induce a los comunicadores a callar por no chocar con intereses que son los que pagan los salarios en las empresas a las cuales sirven como profesionales, situación que hace más difícil el ejercicio del periodismo. Es una herencia de un capitalismo perverso, corruptor y disociador, que lo controla todo.
Cuando hay conflictos de intereses, el periodista tiende a tomar una decisión a favor de una de las partes y lo más lógico es que le ofrezca mayor lealtad a aquel que le paga mejor.
El periodismo dominicano atraviesa por una gran confusión ética, ya que gran parte de los periodistas son relacionadores públicos de entidades del Gobierno. No veo nada pecaminoso en eso; es una práctica muy vieja.
Resulta normal que un periodista alquile su cerebro a quien mejor le pague. Es una respuesta a la forzosa realidad de sobrevivir a la miseria y la desigual social. Lo incorrecto sería que ataque a quien le da de comer. Eso sí sería deshonesto y antiético. En un dilema complejo.
La ética es circunstancial, tal como lo decía el filósofo español José Ortega y Gasset. ¿Quién en estos tiempos de crisis económica, política y social se apegaría a los principios éticos? Pocos cumplirán esa regla, sobre todo cuando hay necesidades familiares y personales que deben resolverse en lo inmediato.
¿Y qué decir de ciertos periodistas de renombre que aparecen cada mañana conduciendo programas de televisión y radio, que defienden y critican? ¿La cumplen?
Algunos de esos críticos terminan beneficiándose del Gobierno con buena publicidad o con nombramientos de familiares en cargos diplomáticos, consulares, en el exterior.
Incluso, tienen hijos estudiando con becas privilegiadas en universidades prestigiosas extranjeras. Otros son premiados con posiciones de alto nivel en los Consejos Administrativos de las instituciones del Estado y algunos cobran sin trabajar como asesores de funcionarios civiles y militares.
Si los periodistas acuden al pluriempleo como estrategia de defensa es porque los medios a los que sirven no les garantizan condiciones laborales dignas. Los explotan al máximo y ponen en riesgo sus vidas por sueldos miserables.
Decenas de colegas han muerto en accidentes laborales y ya nadie se acuerda de ellos. Puedo citar un amplio listado de ellos que por tener dos empleos o más para mantener con dignidad a la familia, hoy están muy enfermos, sin dinero, olvidados en su hogar por los amigos y compañeros de labores, a la espera de una pensión gubernamental que nunca llega.
Cientos se encuentran bajo tierra tras perder la batalla contra las patologías terminales denominadas “enfermedades profesionales”: gastritis, derrame cerebral, ataque cardiaco, diabetes, tuberculosis, hepatitis, osteoporosis, neumonía, cáncer de próstata y colon, ceguera, crisis renales, etc.
Cada quien que sobreviva como pueda y manden al carajo la bendita ética (yo no lo haría, al menos por ahora). Total, no tenemos quien nos ampare para evitar caer en el pluriempleo o el cementerio.