Jorge Puello Soriano, el Men, fue símbolo de la resistencia prolongada, de la firmeza sin límites, de la combatividad histórica del Movimiento Popular Dominicano (MPD).
En su ser el ébano proletario no tardó en convertirse en titanio: imposible de doblar, fracturar, oxidar, contaminar
Zapatero de profesión y eterno combatiente revolucionario de profunda e indoblegable sensibilidad y convicción clasista, pudo abrazar toda la vida aquella frase de Julio Raúl Durán, el expedicionario obrero y comunista por excelencia del 1959: “las clases son las clases y de eso no me apea nadie”.
Y ciertamente, nada ni nadie pudo “apear” al Men de la militancia comunista, de la militancia emepedeísta, del combate de clase contra el poder capitalista, contra el saqueo imperialista, contra todas la modalidades estatales y gubernamentales de injusticia, explotación, opresión y represión: ni la miseria padecida, ni los intentos de sobornos, ni la persecución a muerte, ni las “solitarias” inmundas, ni las crueles torturas, ni los cantos oportunistas de renegados y traidores, ni las desesperanzas temporales, ni los años traducidos en mortificantes limitaciones físicas. ¡Nada! Nadie!
Lo guiaba su intuición proletaria, su espíritu bondadoso, su sensibilidad humana y social, su persistente convivencia con los/as oprimidos/as y excluidos, su talento natural y capacidad para captar las enseñanzas marxistas y traducirlas en términos sencillos a la vida cotidiana, a la militancia partidaria y a la lucha política.
Conciencia de clase y sensibilidad humana se amalgamaron en su recia estructura corporal y mental hasta la hora de la trascendencia de su ejemplo, hasta el sentido desenlace actual que lo eleva a la categoría de nuestros héroes y heroínas.
Jorge habrá de trascender así porque perteneció y pertenece a la estirpe de los que lejos de morir se transforman en referencias imborrables, porque simbolizó y simboliza con creces como el que más -en un periodo de heroísmos singulares de toda una generación de luchadores/as por la libertad y el socialismo- la reciedumbre del militante indoblegable sometido a sacrificios y sufrimientos inimaginables.
Jorge, su amistad, su vocación unitaria, su solidaridad, su internacionalismo, su cariño y -sobre todo- su vida ejemplar y su permanente convocatoria a no claudicar, se queda entre los luchadores/as del presente y se proyecta a las nuevas generaciones, que en los nuevos y promisorios tiempos que se avecinan habrán de completar su obra e ideales, especialmente los de aquel Abril-65 inconcluso y los del socialismo que siempre soñó y abrazó como proyecto emancipador de toda la humanidad.
Nuestro abrazo hoy al pueblo que lo exaltó, al MPD que supo valorarlo y a sus familiares que le bridaron amor.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!