El mundo ha reído de buenas ganas con las simpáticas imágenes de Donald Trump y Kim Jong Un con sendos misiles entre sus piernas, como queriendo demostrar cuál de los dos es más potente.
Ojalá que el conflicto de Estados Unidos y Corea del Norte termine en simples guerras de palabras o en imágenes caricaturescas de estos dos hombres impredecibles.
Muchas revistas y actores estadounidenses y de otras latitudes del mundo han satirizados con los rostros y peinados de ambos dirigentes. En las redes sociales proliferan fotografías y hasta montajes digitales para resaltar el perfil de ambos líderes.
Convertir la imagen de un poderoso misil en un objeto de persuasión sólo para asustar al contrario podría ser una estrategia válida en los actuales momentos donde la influencia del mensaje comunicacional es decisiva.
Sin embargo, es mucho más importante que esa mortífera y destructora arma nunca sea empleada por ningún país porque las consecuencias serian sencillamente devastadora.
¿Se impondrá la diplomacia o habrá fuego en el conflicto escenificado por Estados Unidos y Corea del Norte?
Afortunadamente hasta el momento solo ha sido una hemorragia verbal de amenazas y contra amenazas en el largo impasse que sostienen Estados Unidos y Corea del Norte. Los tonos han ido elevándose progresivamente lo que por supuesto, genera preocupación entre la comunidad mundial.
Estamos hablando de la antesala de una posible guerra nuclear que tendría consecuencias desastrosas y de incalculable intensidad para la humanidad.
En el escenario no solo están Estados Unidos y Corea del Norte porque hay que agregar a Japón, Corea del Sur, Rusia y China éstos dos últimos países hacen fronteras con la Península de Corea, específicamente del lado norte.
¿Ataque nuclear?
El líder norcoreano Kim Jong Un asegura que sus fuerzas están preparadas para lanzar un ataque de cuatro misiles para los próximos días de este mes de agosto contra la isla estadounidense de Guam, donde además de una poderosa flota naval y estructura militar de gran alcance residen más de 163 mil personas casi todos norteamericanos.
No obstante, esos artefactos serian dirigidos a una distancia entre 40 a 50 kilómetros de la Isla de Guam, según han aclarado autoridades de la República Popular Democrática de Corea.
Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dice que el dirigente de Corea del Norte se “arrepentirá” si opta por atacar esa base militar estadounidense en el Pacifico.
Trump sentenció que:”se encontrará con un fuego y una furia que el mundo jamás ha visto”.
Algunos analistas estiman que la República Popular de China es la única que podría evitarle al planeta una catástrofe de dimensiones inimaginables debido a sus estrechos vínculos con Corea del Norte.
En ese escenario seria China el mediador por excelencia para calmar los ánimos y de hecho el presidente Trump en varias ocasiones ha conversado telefónicamente con su homólogo chino, Xi Jinping,
Mediación de la ONU
Aunque el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impuso la semana pasada nuevas sanciones económicas contra Corea del Norte, prohibiendo sus exportaciones y limitando las inversiones en ese país, se siguen haciendo esfuerzos para evitar una guerra nuclear con Estados Unidos.
La secretaria general de ese organismo mundial busca persuadir a ambas partes para evitar un conflicto nuclear de impredecibles consecuencias.
Estados Unidos debería promover un acercamiento partiendo de los ámbitos diplomáticos con Corea del Norte, tal como lo inició la administración del ex presidente Bill Clinton.
El entonces secretario de Defensa de la Casa Blanca, William Perry, diseñó un plan con miras a desarticular un posible programa nuclear Norcoreano.
Posteriormente, el ex presidente Jimmy Carter a instancia de Clinton visitó Pyongyang donde se reunió en 1994 con el entonces líder Kim II-sung para abordar cuestiones relativas a las estructuras nucleares.
“Tuve la determinación de impedir que Corea del Norte desarrollara un arsenal nuclear, incluso si estaba ante el riesgo de una guerra", reconoció Clinton en un libro donde relata parte de sus memorias.
Más luego, en agosto del 2009, Bill Clinton, fue a Corea del Norte para lograr la liberación de dos periodistas estadounidenses que habían sido condenadas a 12 años de trabajo forzado por haber ingresado ilegalmente a ese país.
En los gobiernos republicanos las relaciones con el régimen de Pyongyang han sido más tensas, frontales y críticas que en los mandatos demócratas.
La gran pregunta que surge es: ¿se podrá lograr un acercamiento entre el presidente Donald Trump y el máximo líder de Corea del Norte, Kim Jong Un?
Mientras tanto la disputa que ambos sostienen ha permitido a la administración de Trump un respiro interno sobre las investigaciones que realizan las autoridades del FBI de una posible interferencia rusa en los pasados comicios presidenciales.
Articulo de Manuel Díaz Aponte
Lunes, 14 de agosto del 2017