El modelo neoliberal se presentó al mundo como la alternativa viable a los problemas del socialismo real, como al Estado social y democrático de derecho, se partió del punto de que los países del socialismo real habían agotado su modelo de desarrollo social, es decir: la tesis leninista de que los países de capitalismo atrasado podían sostener un modelo de capitalismo de Estado basado en el reparto equitativo de la riqueza que les permitiría acceder a niveles de vida superiores se cumplió, pero luego ya no supo dar más, se anquilosó y produjo una parálisis, un limbo social, donde el referente superior solo era posible sostenerlo con base a mirar a los países de capitalismo periférico. Es decir, la tesis de Marx de que la producción social podía ser superior a la producción individual se vino abajo, ya no hubo más riqueza creada, por tanto, no había nada más que repartir, a la vez, la tesis de Marx según la cual el comunismo es un lujo del que solo podían participar los países de capitalismo desarrollado, se cumplió.
Claro, en ese mismo contexto, quedó establecido que el problema era un tema de mercado, por tanto, si se aceptaba que el mercado era una creación pre y post capitalista, el problema queda resuelto de inmediato y los países del socialismo real podían seguir generando riquezas con solo aceptar y poner en práctica políticas mercantilistas: caso china continental donde dicho modelo ha sido exitoso. Sin embargo, la Europa del Este, se dejó seducir por las ideas privatistas del neoliberalismo, dada la propaganda occidental como la escasez de ideas innovadoras desde Moscú y demás esferas soviéticas. El resultado lo tenemos a la vista: de países de socialismo real con estancamiento económico se ha pasado a países de capitalismo salvaje con desigualdades sociales espantosas que calla la prensa internacional de las multinacionales.
De su lado, el estado social y democrático de derecho había colapsado por la factura de asistencia social en que había incurrido al brindar un nivel de vida a los trabajadores del primer mundo que era insostenible según la apreciación capitalista, pero la iniciativa privada continúa generando riqueza aunque mal distribuida. La receta neoliberal fue aplicada y de inmediato el Sur y el centro de Europa entraron en crisis, una crisis que habrá de resolverse a la manera usual de la Europa capitalista: con la promoción e implementación de guerras coloniales y guerras imperialistas. Claro ahora no hay colonias sino neo colonias y países dependientes de las recetas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional instrumento por intermedio de los cuales se controla a las ex colonias.
Por momento, se pensó que Suramérica podía ofertar recetas viables y nació el grupo de los Brics, sin embargo, pronto las maniobras imperiales de ambos lados del Atlántico, empezaron a conspirar, precisamente, sacando a relucir la parte oscura del modelo neoliberal en Suramérica, es decir: empezaron a poner en evidencia que Latinoamérica había participado del modelo neoliberal a escala global y, que, por vía de consecuencia, su modelo de desarrollo estaba infestado de corrupción. Esta promoción ha sido exitosa si se la mira desde el punto de vista de la desestabilización que ha logrado en la región, pero para nada significa que se haya resuelto el problema, pues el tema de fondo sigue latente y sin solución a la vista.
Los más pesimistas piensan que para lo único que puede servir es para desterrar la democracia y afianzar ideas totalitarias a los fines de justificar guerras en la región. Es más, ya el propio Estados Unidos ha iniciado una tendencia hacia la confrontación entre ideologías del odio: racismo y enfrentamientos entre liberales y la extrema derecha como entre nacionalismos y globalistas. Por tanto, el mundo requiere de una nueva visión, de nuevas ideas pues no solo Moscú ha quedado huérfana de ideas, también Bruselas y Washington padecen el mismo malestar y Latinoamérica sigue siendo una región importadora de ideas. A pesar de que se muestran tendencias que buscan cambiar esa realidad. Obvio, el neoliberalismo ha resultado ser la gran estafa pues nada ha resuelto y ha ocasionado un descreimiento o desideologización del mundo que abre cada vez más espacios a los totalitarismos y a la guerra sin haber resuelto nada.
Asia no presenta interés en entrar a una competencia por la hegemonía mundial, simplemente, ha implementado un modelo que funciona más allá de las ideologías dominantes. Lo que implica que las soluciones no vendrán por ahora pero si se cumplirá, probablemente, el designio de Gorbachov de acuerdo con el cual, el siglo XXI, será el siglo del Asia-Pacífico y del declive de ambas orillas del Atlántico. Europa no tiene posibilidades de repuntar más que como un modelo exitoso de Estado social y democrático de Derecho, es decir asumiendo los valores de la democracia, pero no parece tener interés en ello; en cambio, Estados Unidos, debería marchar hacia un encuentro con Latinoamérica, pero tampoco muestra interés en algo diferente a la política tradicional del gran garrote. Claro, Latinoamérica está dando muestra de que no está dispuesta a permitirlo. En cualquier caso, es temprano para vislumbrar las características definitivas de la actual recomposición mundial. DLH-15-7-2017