…Y mi esfuerzo, ¿…no vale?, es la pregunta que deben estarse formulando los afortunados jóvenes dominicanos que lograron superar con excelentes calificaciones las Pruebas Nacionales suministradas por el Ministerio de Educación en junio pasado.
Apenas una carta les fue remitida como recompensa al esfuerzo académico la cual está suscrita por el ministro de Educación, arquitecto Andrés Navarro García.
El gobierno debió reunir al selecto grupo de estudiantes del bachillerato que obtuvo las mejores notas en las Pruebas Nacionales en un acto solemne en el Palacio Nacional, y allí con la presencia del presidente Danilo Medina y autoridades educativas entregarles libros, computadoras y hasta premios en metálicos a esos valiosos jóvenes que son ejemplos dignos de esta sociedad.
¡Que más hay que hacer para que nuestra juventud dominicana esforzada sea reconocida debidamente!
La revolución educativa no solo debe limitarse a construcción de aulas, es necesario además, equipar los centros, dignificar la labor magisterial e introducir programas de estímulos con becas y equipos tecnológicos a los estudiantes más destacados del sistema educativo nacional.
De esa manera estaríamos actuando en justicia y transmitiéndole al mismo tiempo un mensaje a la sociedad de que a través del estudio podemos ser reconocidos y alcanzar notoriedad, como se acostumbra a actuar en países como Estados Unidos con aquellos muchachos que exhiben y tienen dotes para convertirse en grandes talentos.
Muchos jóvenes verían que se puede trascender no tan sólo practicando un deporte como el béisbol o el baloncesto sino también a través de la educación y la cultura.
La Carta de Navarro
Orgullo tengo porque entre esos jóvenes con notas sobresalientes está mi hijo Moisés Manuel Díaz Pérez, egresado del Colegio Evangélico “Miguel Limardo”, de San Pedro de Macorís.
El texto de felicitación que le envió el Ministro de Educación, Navarro García, expresa entre otras cosas que: “Cortésmente, te extendemos nuestra calurosa felicitación por haber logrado un resultado sobresaliente en el proceso de Pruebas Nacionales de este año 2017. Estás recibiendo esta carta porque tu desempeño se encuentra dentro del mejor 10% del país. El promedio de tus exámenes de Pruebas Nacionales fue de 23.50, lo que te ubica en el mejor 2% de todos los estudiantes que tomaron la prueba en este año a nivel nacional en la modalidad general”.
Y agrega que” para el Ministerio de Educación representa un orgullo haber tenido en las aulas a estudiantes con desempeños sobresalientes como los tuyos. Nos honra felicitarte por tu alto desempeño académico y, a la vez, te instamos a continuar cultivando tu talento y disciplina con acciones ejemplares en tu vida personal y estudiantil. Nuestra nación amerita ciudadanos de bien que dignifiquen la Patria, siendo tú un ejemplo de ello al exhibir resultados de alto rendimiento en tu proceso de formación”.
El estímulo y protección a los jóvenes es fundamental para que una sociedad supere su atraso educativo y cultural. Si en República Dominicana queremos reducir los niveles de analfabetismo tenemos que empezar por esa población.
No basta con tan solo construir escuelas se hace impostergable mejorar las condiciones de vida de los actores más importante del sistema educativo nacional.
Los estudiantes y profesores merecen que las autoridades les garanticen adecuadas condiciones de vida; mayores facilidades y recursos pedagógicos acordes con los tiempos modernos, salarios decentes, otorgamientos de becas, libros y útiles escolares así como el justo reconocimiento por el esfuerzo académico de los educandos.
Uno de los factores que retrata el subdesarrollado de un país es sin duda la educación la cual mide la capacidad de reflexión e inteligencia de sus ciudadanos.
¿Por qué esa inequidad social?
La desigualdad e inequidad caracterizan el modelo de exclusión social predominante en la sociedad dominicana por décadas, afectando sensiblemente los niveles de vida de la población. Aquí cualquier político analfabeta sin saber hablar ni escribir bien gana más dinero que un profesional.
Pero también, hay bachateros y reguetoneros que graban verdaderos disparates y que suenan en la radio de hoy con insistencia gracias al patrocinio del dinero de procedencia cuestionable, tienen niveles de vida superiores a muchos profesionales de éxitos.
El Ministerio de Educación tiene un presupuesto anual superior a los 143 mil millones de pesos, y alrededor de 180 mil empleados entre ellos cien mil docentes aproximadamente laboran en esa institución.
Tras el otorgamiento del 4% del PIB al sistema educativo nacional desde el 2013, se comienza a dar un giro significativo al sector educacional reflejado en mayores inversiones de infraestructuras escolares.
Con ello se ha conseguido ampliar la cobertura estudiantil, nuevos programas de formación magisterial, renovación curricular así como el suministro alimenticio a los estudiantes.
Sin embargo, es necesario que las autoridades educativas enfoquen su atención a reconocer en su justa dimensión los esfuerzos de los jóvenes estudiantes que con dedicación y esmero representan un ejemplo para la sociedad dominicana.
Hay que estimular con acciones concretas a aquellos escolares de los niveles de la primaria y secundaria que esforzadamente asumen su verdadero rol de estudiantes. Las cosas positivas no pueden ser pasadas por alto, se deben estimular para que otras generaciones emulen el buen ejemplo.
En el país debemos ya comenzar a reconocer a la juventud sana, que alejada de las drogas se empeña cada día por construir una mejor sociedad. En esa tarea debe participar también el sector empresarial, que anualmente coloca millones de pesos en publicidad para promover productos dirigidos a la juventud.
¿Por qué no integramos a esos bachilleres con notas sobresalientes salidos de los centros escolares públicos y privados en esas promociones?
¡Ministro Andrés Navarro García no solo de una carta viven los jóvenes estudiantes del país!
El millonario presupuesto que usted dirige nos corresponde a todos los dominicanos que pagamos impuestos al Estado.
Articulo de Manuel Díaz Aponte
Lunes, 28 de agosto del 2017