Por Ana María Toribio.-Nueva York.- La violencia intrafamiliar, se ha convertido en un patrón a seguir conjuntamente con la impunidad, en la Republica dominicana. El caso Emily Peguero, en la comunidad de Cenoví de la provincia Duarte en San Francisco de Macorís, es algo lastimoso. La violencia contra la mujer cada vez es mayor. Es un problema serio en el mundo que vivimos.
El asesinato de Emily toca la conciencia nacional por lo que es urgente crear organizaciones que promuevan la prevención de estos comportamientos sociales, que no solo afectan a las víctimas directas, sino también a la familia entera, a la comunidad, al país, a la nación y a organismos internacionales. Esto pone en evidencia la infuncionabilidad de nuestro sistema de valores.
Los hombres defienden la depravación femenina y las mujeres, sencillamente, toman un papel pasivo ante la misma. La familia como principal ente social y el más importante, que, en su mayoría, es conformado por la mujer, en este caso la mujer dominicana, que hace las veces de padre y madre a la vez, tiene la gran responsabilidad de la crianza de sus hijos alrededor de un 80%. Estoy podría ser efectivo trabajando en unidad: gobierno-familia-sociedad.
Las acciones contra estas tragedias llámense leyes vigentes, medidas correccionales y planes para ayudar las víctimas han probado ser acciones poco efectivas para evitar la violencia contra la mujer y la educación del hombre de no acudir a la violencia para arreglar la situación. Pese a que este tipo de violencia se encuentra penado por la ley, estos delitos no suelen ser denunciados ya que las víctimas pueden sentir vergüenza, temor o culpa por delatar a un familiar.
Los expertos, sin embargo, insisten y recomiendan a las víctimas que superen el miedo y hagan las denuncias correspondientes para romper con el vínculo violento. Es aquí, donde podría entrar la prevención de programas que eduquen y den respaldo educativos y psicológicos a las posibles víctimas.
Todos los males tienen arreglos, reza un refrán, siempre y cuando se cuente con un sistema social efectivo de prevención, que envuelva a nuestras organizaciones comunales por ser este un asunto de todos, a nuestro gobierno ejecutando leyes de prevención y ajustes de los mecanismos existentes para estos fines sin hacerse cómplice del mal funcionamiento social y político que vive la Republica Dominicana, a nuestras iglesias que cuentan con la sensibilidad espiritual, siendo , además, una fuerza y poder político nacional, a la policía que en su momento tendría que lidear con esos casos y que no están capacitados para saber actuar con la verdadera actitud y sabiduría que mereciera el caso.
a los abogados cuya intervención daría confianza jurídica a los implicados, psicólogos, terapistas, trabajadores sociales, que a su vez, lidiarían con los problemas de falta de autoestima, carencias afectivas y problemas emocionales cuya labor ayudarían a las posibles víctimas a evitar desastres profundamente dolorosos para todos, profesionales de la comunicación responsables en gran medida por propagar una política inadecuada informativamente y por promover una conducta desvaluada del papel real de la conducta de la mujer y el hombre en nuestra sociedad, en vez de aportar valores, Muchos medios de comunicación han hecho costumbre en promuever la prostitución, la promiscuidad, el machismo y la venta de una imagen ficticia desnaturalizada, alcanzando proporciones descomunales en deprimento de la moral, los principios y valores sociales, familiares y espirituales.
Todos estos mecanismos de prevención deberían existir y deberían estar involucrados en la acción de sensibilizar a la comunidad, tomando responsabilidad individual y colectiva para evitar con la prevención la violencia intrafamiliar.
Adiós Emily
Si la familia Martínez y la Peguero, ambas víctimas de la pudrición de nuestros sistemas legales y sociales, hubiesen estados envueltas en actividades de prevenciones en nuestro país, el luto, la vergüenza, la cárcel y más aún el desprestigio social de nuestro primer y más importante sociedad que es la familia, hoy estuviéramos celebrando en vez de llorar.
Mi corazón por años me pedía unirme a la lucha CONTRA LA VIOLENCIA DOMÉSTICA.
Recién publiqué mi libro TERAPIA DEL ÁRBOL, con beneficios para renovar energías, amor, eliminar las tristezas, trastornos mentales, adicciones, estrés, dolores de cabeza, fatiga, conseguir empleos, hacer bien en los estudios, etc., también
aspiraba a presidir el COLEGIO DOMINICANO DE PERIODISTA en New York.
El triunfo de la meritoria periodista Ana Pereyra, me alegró, y de corazón la felicité, sintiéndo el preludio de un propósito nuevo. El mismo día sentí el llamado para trabajar por las vidas de mujeres que momentos de ira y violencia les arrebatan sus vidas. La partida de Emily a destiempo, me une a un propósito: ayudar a salvar vidas de mujeres abusadas. También a evitar que mis hijos, mi hermano, mi padre y mis amigos sean los victimarios.