Las últimas semanas, varios países fueron sacudidos por terremotos de débiles y fuertes intensidades, entre estos México, Chile, Japón y baja California, Estados Unidos.
México resultó más afectado por la ocurrencia de dos sismos, la tarde del martes 19 del mes vigente, que ha dejado más de 200 muertos y más de 40 edificios colapsados. El terremoto tuvo lugar, exactamente el mismo día, pero 32 años después, del sismo de 1985 que dejó miles de víctimas en la capital.
Luego de registrarse este movimiento telúrico me surgió de inmediato la siguiente pregunta: ¿Por qué se producen tantos terremotos en México?
Busqué la respuesta en la biblioteca virtual y encontré una explicación científica: “Esta alta actividad sísmica se debe al movimiento de las placas en las que está cuarteada la corteza terrestre. La mayor parte del territorio mexicano está al borde de la placa americana que, al mismo tiempo, tiene otra por debajo que se está desplazando: la placa de Cocos. Esta subducción genera una tensión que cada cierto tiempo se libera en forma de terremoto”.
Por lo visto, esa aterrorizada nación de 130 millones de habitantes y un promedio de esperanza de vida de 72 años, según un censo del 2017, está compelida a sufrir más sacudidas telúricas, motivado a su ubicación geográfica.
¿Cómo se origina un terremoto? La explicación científica, no divina, indica que “las placas tectónicas de las que está formada la corteza terrestre están en continuo movimiento, pero este suele ser lento e imperceptible.
Sin embargo, cuando algo obstaculiza este desplazamiento y chocan entre sí, comienza a acumularse una gran cantidad de energía que acaba liberándose súbitamente cuando se produce un movimiento brusco de estas placas. Esta energía aflora en la superficie terrestre en lo que conocemos como terremoto”.
En México, igual que el que ocurrió el martes 19, hubo varios temblores que alcanzaron o superaron la magnitud 7,1 de la escala de Richter. En setiembre de 1985, un sismo de magnitud 8 provocó muertes y daños de infraestructura en la zona central del país.
Ese mismo año, otro de magnitud 7,6 también provocó muertos en Guerrero y en Ciudad de México antes de causar un tsunami en Acapulco.
Diez años más tarde, un temblor de la misma magnitud dejó al menos 49 fallecidos y 100 heridos en el Estado de Colima. También provocó grandes daños en el estado de Jalisco.
Otro terremoto en 1995 dejó tres muertos, más de 100 heridos y a 500 personas sin hogar en el Estado de Guerrero. En Oaxaca otros 400 habitantes perdieron sus casas.
En 1999, un nuevo sismo de magnitud 7,5 sacudió Oaxaca. Como consecuencia, murieron al menos 33 personas y miles de edificios quedaron dañados.
En 2003, a su vez, un sismo sacudió las costas de Colima. A causa del temblor de 7,6 en la escala de Richter, 29 personas murieron, otras 300 resultaron heridas y más de 10.000 quedaron sin hogar. La mayoría de las muertes y los daños ocurrieron en la zona de Villa de Álvarez.
Atraído por estos hechos, inicié una investigación sobre la incidencia de los terremotos en el mundo y conocer cómo han impactado a las naciones. Observamos que en los últimos años los terremotos más letales se han registrado en el Océano Índico (2004), Haití (2010) y Japón (2011) con 229 mil, 316 mil y 20 mil muertos; respectivamente.
En Sudamérica, Perú fue remecido el 2007 por un terremoto de 7,9 grados de magnitud (600 muertos) y Chile, por otro lado, soportó uno de 8,8 grados (500 muertos), ambos con epicentro en el mar.
Nepal, como toda la cordillera del Himalaya, está situado en el punto de contacto entre las placas tectónicas euroasiática e india, una zona de fuerte actividad sísmica. El roce de ambas, provocó un terremoto de 7,8 grados el pasado 25 de abril.
El más fuerte que jamás se haya registrado, de 9,5 grados de magnitud, ocurrió en Valdivia, Chile, en 1960. Fue un cataclismo que cobró la vida de miles de personas en el vecino país del sur y que aún siguen produciéndose, dicen los expertos.
Otros países afectados por terremotos son China, Japón, Irán e Indonesia. El más mortífero de la historia se produjo en China. Fue un temblor en la provincia de Shaanxi de magnitud 8 que golpeó la tierra el 23 de enero de 1556, donde se perdieron las vidas de 830.000 personas.
El reciente de Ecuador que dejó más de 570 muertos no fue un caso aislado. A lo largo de su historia, el país sufrió terremotos de diversa intensidad debido a su localización geológica, cercana a placas tectónica convergentes.
Uno de los más potentes en ese país ocurrió el 16 de agosto de 1868, a las 6 de la mañana, con una magnitud de 7.7 puntos en la escala de Richter, quedando devastadas las ciudades de Ibarra, Otavalo, Cotacachi, San Pablo y otras poblaciones.
De hecho, fue el fenómeno con las peores consecuencias, puesto que se cobró la vida de alrededor de 70.000 personas, según la base de datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Esta base de datos cuenta con información detallada de 5.500 terremotos. Los criterios para formar parte de este listado son haber provocado 10 o más muertos, causado daños materiales moderados, haber tenido una magnitud de 7.5 o más, intensidad X o más en la escala de Mercalli o haber provocado un tsunami.