Puerto Rico vive días agobiantes jamás imaginado por sus habitantes, a menos de una semana del paso del huracán María la normalización de la vida de la gente no solo es lenta, sino tortuosa.
La población comienza a mostrarse impaciente ante las precariedades y la falta de acciones para superarlas. Familias y comunidades luchan por sobrevivir por la falta de alimentos y agua, en medio de las precariedades que enfrentan para dar con algún alimento.
El Nuevo Día, importante diario de San Juan, se resume en su portal la situación reinante en la isla: “Aunque la solidaridad ha reinado en el espíritu boricua, el país está sumido en un caos ante los limitados accesos a los alimentos, el combustible y el agua potable. Todavía quedan sectores incomunicados y las continuas lluvias que se reportan en el oeste siguen amenazando a pueblos enteros”.
El paso del fenómeno fue demoledor, arrasó con viviendas y edificios e hizo colapsar las comunicaciones. Puerto Rico ha estado prácticamente ausente del internet.
La población ya empieza a inquietarse por la lentitud que siente en los esfuerzos oficiales por normalizar el país: en despejar las vías, suministrar combustibles, agua, interconectar las redes eléctricas y suministrar alimentos.
Una situación crítica la vive Comerío. Su alcalde Josian Santiago ha descrito a Primerahora.com la gravedad: “El problema es que una semana después, no hay agua, combustible, los alimentos comienzan a escasear, el hospital tiene planta pero no diésel, hay 1,200 casas que tienen las estrellas como techo y ni siquiera un teléfono satelital para tener comunicación le han brindado”.
Similar a lo expuesto es la situación de casi toda la isla. El alcalde de Lares, Roberto Pagán, por ejemplo, ha planteado el drama que se vive allí: “La ayuda del gobierno (central) es cero. No hay ningún tipo de ayuda. Ya casi no tenemos agua en un refugio con más de 50 personas; en casi todo el pueblo no hay agua potable; no hay diésel para que el hospital y los supermercados sigan operando; y la gente de Vivienda y de FEMA no aparece,” cuestionó Pagán con evidente malestar al indicar que no hay ningún canal de comunicación con el primer mandatario ni con sus ayudantes.
La escasez de agua se combina con las precariedades en los servicios de salud. “La preocupación grande que nosotros tenemos es que solo 18 hospitales están funcionando. La falta de comunicación ha sido bien mala”, dijo ayer el secretario del Departamento de Salud, Rafael Rodríguez el periódico El Vocero.
“Si no tienes combustible, los hospitales no operan. Si no tienes combustible para que los empleados lleguen al hospital, no van a llegar”, comentó el presidente de la Asociación de Constructores, Ricardo Álvarez, quien dirige el grupo de infraestructura creado por el gobierno para atender la emergencia.
“Hay combustible suficiente, pero la distribución está siendo interesante… No es solo diésel para los hospitales, hoteles, centros de acopio… es también facilidad para poder recibir combustible… Los empleados tienen miedo de ir (a trabajar), porque después no saben si pueden llegar… Estar cinco o seis horas en una fila para echar $10 de gasolina, eso está limitante”, expresó Álvarez.
Mientras, que el gobierno y la población esperan ansiosamente la visita el martes del presidente Donald Trump, quien ha estado expresando sus preocupaciones por la situación de Puerto Rico, pues el huracán María lo que ha provocado es agravar una crisis económica que ya era alto conocida.