Nadie con un dedo de lucidez, puede negar en estos momentos, que nunca, ni en nuestros peores sueños, íbamos a volver a ver y vivir en España un clima de tensión y de enfrentamiento, como los que vivimos en estos días. Parece irreal, pero está pasando, y eso ya es un desastre de tal calibre como para asegurar que, España ya ha perdido, todos hemos perdido.
Esto ocurre cuando un Gobierno de España del PP, con toda una legislatura con mayoría absoluta, es incapaz de ver el problema político que ellos mismo habían gestado años atrás, inmersos en salir a flote de sus interminables casos de corrupción, nunca fueron capaces de valorar, de intuir, que todo un pueblo, el catalán, exigía cambios en su relación con el Estado. No quisieron o no supieron escuchar. Nunca se tomaron en serio un problema, que la prepotencia desde la que intentan gobernar siempre, los llevó a minusvalorar el problema hasta el punto, que se les fue de la mano hace ya mucho tiempo.
El Gobierno nunca supo, ni quiso tomar una decisión con Catalunya. Ni negoció un referendo pactado, tal como hacen los grandes países democráticos como el Reino Unido o Canadá, ni ha tenido valor, ni capacidad moral de aplicar sin complejos los artículos 8 y 155 de la Constitución. Quizás porque ya no tiene esa mayoría absoluta, y no se atreve a perder el poder, que les importa más que Catalunya y España juntas. Quizás porque no puede a nivel moral desde un partido carcomido por la corrupción, o desde la certeza que esos dos artículos son la muestra evidente de que, la Constitución del 78, ya no es eficaz para la España de hoy.
Han convertido un problema político, un problema que se debiera haber solucionado hace años en una mesa de negociación política y democrática, en un verdadero y aterrador problema social de inalcanzables consecuencias. Una prepotencia que hizo llevar al PP la reforma estatutaria de Catalunya del 2006, aprobada por el Congreso de los Diputados y el Parlamet de Catalunya, al Tribunal Constitucional. En ese momento el PP dejó la acción política en manos de la Justicia. En ese momento el PP puso el poder legislativo y ejecutivo en manos del judicial, dando por enterrada la esencia de la democracia. De aquellos polvos, estos lodos. De aquel error, este desastre.
Ahora con el problema ya incontrolable por parte del Gobierno de España del PP. En vez de reconocer su craso error, su falta de visión política, incapaz de tomar decisiones hacia un lado u otro, dimitir en pleno, y dejar que otro Gobierno tome decisiones con más claridad política y democrática…, decide enrocarse del peor modo posible, tras las leyes, jueces, fuerzas del orden público y dispuesto a llevar la fuerza a sus últimas consecuencias contra un pueblo en la calle y en paz.
Otra vez la derecha española, esta derecha que solo ha sabido dividir españoles a través de los siglos, siempre les ha ido bien dividir a la gente; esta derecha que jamás ha reconocido que España nunca fue una, ni grande, y ni mucho menos libre, le ha ido siempre bien el sueño imperial; esta derecha que en lo único que ha sido siempre y es, experta en aplastar al pueblo con la fuerza, lo ha conseguido otra vez. Ha conseguido enfrentar a los pueblos de España, a las familias, amigos, compañeros, todos otra vez divididos por opiniones políticas. Otra vez han resucitado las dos España. España ha vuelto a perder. España ya ha perdido.
Pedro I. Altamirano
@altamiranoMLG