El policial de suspenso que abrió el VIII Festival de Cine Fine Art´s tiene una trascendencia que va por encima del gustar o no gustar a crítica y público. Se trata de la claridad y certeza de un camino para crecer como industria nacional: la co-producción.
Gerardo Herrero, abogado español graduado en la Complutense de Madrid, en conciencia total de que esa no era su profesión, es como director y productor de cine, es uno de los nombres más vinculados al impulso del cine iberoamericano.
El visualizó desde los años 80´s que el camino era la coproducción de España, con una coherente línea de trabajo en esa dirección hasta ahora. Su más reciente triller, Las 7 muertes, es parte de una visión personal que aceptó cual ministerio secular.
Este hombre de rostro tranquilo fue el director encargado de abrir con Las 7 Muertes, un triller, a nuestro juicio, inacabado, el VIII Festival Internacional de Cine Fine Arts. Las 7 muertes, es el tipo de película que sabe a no terminada, dejando en la platea una sensación de que algo ha faltado en el conjunto de sus planos y secuencias, que algo sobró en sus saltos argumentales y que parece haber operado en su contra, la presión por concluir.
El triller es un excelente ejercicio de coproducción que incrementa el conocimiento local (a nivel artístico/interpretativo y técnico) para fortalecer el músculo de la industria, sobre todo proveniente de una personalidad del cine español con abundante experiencia en impulsar las marcas nacionales de países como Perú, Argentina y otros, a los cuales se suma ahora el nombre de República Dominicana. Esa es la importancia fundamental de la presencia aquí de Gerardo Herrero.
En Las 7 Muertes, además de los estelares internacionales (Manuela Vellez-quien ademas es la intérprete del hermoso tema musical con que finaliza el filme- Juan Manuel Bernal y Víctor Clavijo) tuvo en el elenco de soporte a Frank Perozo (de quien dijo es el de mayor experiencia), David Maler, Celinés Toribio, Cristian Álvarez, Sarah Jorge León, Laura García Godoy, Carla Fatule y Francis Cruz.
Pero para el caso de la especie, la valoración de la cinta, es circunstancia. La trascendencia es la presencia y el rol que juega en el país Herrero, una leyenda en la producción de cine en lengua española, por sus triunfos y por la perspectiva que trazó con certera claridad: el cine iberoamericano debe unirse en el esfuerzo común de superarse como industria.
Su debut como director fue Malena es un nombre de tango (1996), basada en una novela de Almudena Grandes. En 1997 rodó Territorio comanche, una cruda historia de tres corresponsales de guerra en Sarajevo que arriesgan sus vidas entre los horrores del conflicto de Bosnia, basada en la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte. También basada en una novela, esta vez La conquista del aire de Belén Gopegui, dirigió en 2000, el film Las razones de mis amigos.
Un visionario
A quien tenemos aquí, de visita por el Festival, es mucho más que un director y productor de prestigio. Se trata de un gestor que voluntariamente ha aceptado la misión de promover y proyectar el cine independiente, de autor e industrial.
Fue éste el hombre que se percató de que al talento fílmico latinoamericano había que darle un pie de amigo oportuno y efectivo. Y es así como aceptó la producción de La boca del lobo (1988) y Caídos del cielo, (1990), ambas de Francisco J. Lombardi (Perú y Guantanamera (1994) de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío (Cuba).
Herrero sabía oler donde había potencial y talento latinoamericano. Lombardi fue la figura más señera del cine peruano de este periodo (aun cuando lo que hace actualmente de más pena que vergüenza) y Gutiérrez Alea y Tabío, son parte de la generación fundacional del mejor cine cubano.
Herrero si ha tenido un rasgo distintivo, ese ha sido su opción por la coproducción con los cines latinoamericanos de mejor marca nacional.
Sobre la base de esas cartas, hizo la producción de El secreto de sus ojos (Juan José Campanella, 2009) película argentina de drama-suspenso de 2009, basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri y que resultó ser la de mayor éxito comercial en 2009 con más de dos millones y medio de espectadores y que en 2010 se convirtió en la segunda película argentina en ganar el Óscar a la mejor película extranjera, después de La historia oficial (1985). Más recientemente hizo la producción española de Que Dios nos perdone (2016) Rodrigo Sorogoyen (España), que aparece también en la selección oficial del VIII Festival Fine Art´s.
Como director, su aporte reciente es el triller La playa de los ahogados, con un elenco compuesto por Carmelo Gómez, Antonio Garrido , Carlos Blanco , Marta Larralde y Celia Freijeiro. (2015).
Entre 1993 y 1994 presidió la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España; es miembro fundador de la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid y promotor del Programa Ibermedia, un fondo para el desarrollo de la industria audiovisual iberoamericana. Entre 1997 y 1999, fue presidente de la Federación de Asociación de Productores Audiovisuales Españoles y hasta el año 2001, secretario general de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales.