Stephen Paddock, el hombre que cometió el asesinato en masa en las Vegas, Estados Unidos, era un ermitaño, de acuerdo a la descripción ofrecida hasta hora por las autoridades.
Su vida hoy es un enigma hasta para sus vecinos y un misterio para las autoridades que la investigan tras asesinar a 58 personas y herir a más de 500, en un ataque contra una multitud que participaba en un concierto que comenzó el domingo y se prolongó hasta la madrugada del pasado lunes.
Paddock llevaba una vida solitaria, con ausencia de amigos cercanos, ausente de las redes sociales. Esta situaciones, alejado de conexiones a un mundo más amplio, imposibilitan explicar su comportamiento, y menos aún, haberlo prevenido.
La descripción anterior, de acuerdo al subdirector FBI, Andre McCabe, ha dificultades a los investigadores descubrir un motivo. “Hay toda clase de cosas que nos sorprenden en cada uno de estos eventos, y este es la de este caso, allí no hemos llegado”, dijo McCabe.
Voa Noticias relata que los investigadores se preguntan si hubo algún tipo de crisis mental que llevara a Paddock a comenzar a preparar sus planes para la matanza. Cita a algunos medios que refieren fuentes de la policía, que han dicho que el asesino había perdido peso últimamente y sus ojos se habían hundido, pero eso no ha sido confirmado por las autoridades.
Lo más que saben de su persona es que había rentado un apartamento en Las Vegas, en otro edificio cercano a otro festival de música la semana previa a la matanza, pero no saben por qué.
Paddock era un gran apostador, habría estado jugando durante ocho horas antes de la matanza. Los investigadores buscan registros de sus apuestas, aún a sabiendas de que prefería jugar el muy privado juego de video póker.
El jefe de la Policía Metropolitana de Las Vegas, Joe Lombardo, quien ha dicho que es difícil de creer que el asesino, que se suicidó luego de cometido el hecho, haya actuado solo. Reveló que hay indicios de que Paddock planeó escapar con vida del ataque, aunque no quiso decir cómo, pero al acercarse la policía se puso una pistola en la boca y se suicidó.
“Este individuo y este ataque no dejaron el tipo de huellas que uno encuentra en otros ataques”, remarcó Andre McCabe, a los medios.
“Haciendo a un lado la dudosa afirmación de responsabilidad (por parte de grupos terroristas) que vemos en cada una de estas instancias, buscamos indicadores reales de afiliación, de motivo, de intención y hasta ahora no hemos llegado a eso. No tenemos esa clase de indicadores”.