De estar libre y no muerto, Alejandro Castillo Paniagua, Quirinito, había logrado su fuga gracias a un entramado de cómplices en el sistema de justicia. Es la sospecha generalizada en investigadores del caso.
Todo habría sido parte de un plan. Moverlo de San Cristóbal a San Francisco de Macorís, fue la primera acción para consumar la trama. Allí, se cree, ya operaba una mafia experimentada en sacar reclusos en base a estratagemas.
Para las autoridades el caso es un rompe cabeza, pues para facilitar la fuga se recurrió a una variedad de maniobras y papeleos que examinados y leídos minuciosamente por fiscales y jueces no se hubiese llegado a la situación que hoy desmerita más a la justicia dominicana que no que estaba.
Quirinito fue diagnosticado con cáncer de garganta para su traslado de San Cristobal a San Francisco de Macorís; luego, se le concedió la prisión domiciliaria pero con residencia en Santiago.
En este entramado estarían involucrado fiscales, jueces y abogados. La abogada de Quirinito, Jennifer Esthefani Domínguez, que luego se convirtió en su esposa, aparece como la principal protagonista. El escándalo judicial no es el primero, pero encuera el sistema de arriba abajo. Pero también al sistema de seguridad y de inteligencia públicas que no da seguimiento a situaciones e individuos, inlcuidos funcionarios, que ameritan de algún tipo de vigilancia.
Ahora, sea real o simulado, todo el mundo anda en apuro: El Ministerio Pública, la Justicia y la Policía Nacional, convencidos de que Quirinito no ha muerto, sino que logró fugarse, pero nadie aún está preso, como Quirinito, podrían andar de parranda.
El director de la Policía Nacional, Ney Aldrin Bautista ha dicho que hay unidades de inteligencia e investigación trabajando con otras agencias del Estado y la Procuraduría General de la República en el proceso dar con el paradero del que se supone anda prófugo, condenado a 30 años por sicariato.
La abogada Jennifer Esthefani Domínguez ha declarado su esposo falleció el 5 de julio de este año, pero se ha negado a decir en qué lugar está enterrado. Del sepelio nada sabe nada, ni su padre Pedro Alejandro Castillo Paniagua quien declaró a las autoridades que si su hijo estuviera muerto hubiera visto el cadáver. Quirinito cumplía condena máxima por asesinar al ciudadano español Gustavo Adolfo Cervantes, alias Waikikí.
Fue la esposa que diligenció ante los jueces de la ejecución de pena, en mayo de este año fue trasladado desde un centro correccional a un apartamento, bajo custodia, en San Francisco de Macorís.
En primer plano de la investigación está el médico legista Orlando Herrera Robles, quien certificó la muerte de “Quirinito”. Este asegura que falleció de un fallo cardíaco. La Procuraduría lo descarta.
“Nosotros estamos trabajando directamente en el proceso de esclarecimiento del tema de Quirinito”, adujo el director de la Policía Nacional.
“Ya ese señor estuvo capturado, cumpliendo una condena, ya está establecido que no está cumpliendo esa condena. El direccionamiento nuestro es la investigación y determinar su captura, porque a todos les gustaría saber cómo fue que se escapó, el único escenario es la captura”, dijo.
Hay doce jueces suspendido por el Consejo del Poder Judicial (CPJ). Son ellos el juez de ejecución de la pena de San Cristóbal, Willy de Jesús Núñez y Aleida Jiménez Acosta, de San Francisco de Macorís.