Son asaltantes impenitentes e incorregibles. No existe otra manera de calificar la mafia político-empresarial que desgobierna y dominan la República Dominicana. Asaltan todo: sus propios partidos y las estadísticas e indicadores económicos sociales para falsificarlas.
Ni se arrepienten ni se devuelven: su defensa es seguir asaltando y controlándolo todo, porque le ha ido muy robando fondos públicos, apropiándose del patrimonio natural de la Nación, malversando los recursos del endeudamiento (externo e interno) y atracando lo que producen millones de trabajadores/as.
La comedia grotesca se repite años tras años y, sobretodo, cuando planean asaltar las elecciones. Solo que su descrédito e ilegitimidad es cada vez mayor, facilitando su desplome.
Ahora procuran imponer los comicios del 20 de Mayo del 2020 e imponerse en ellos. Esto se está fraguando en los intestinos purulentos del Palacio Nacional y a través de instituciones previamente asaltadas, con la ayuda del sistema de bocinas y medios públicos y privados bajo su control.
Han comprado con dinero robado casi todos los partidos del sistema y ahora se aprestan a asaltar los que no controlan; posibles de controlar por ser parte de una oposición tradicional proclive a venderse o a dejarse asaltar sin grandes resistencias, dado su apego a una institucionalidad neoliberal, corrupta y corruptora.
El poder pervertido tiene el atributo de pervertir todo lo que toca, porque siempre piensa y actúa como monopolio perverso. ¿Ley de partidos? La verdad es que se ensucian en cualquier ley y las hacen para poderse ensuciarse en ella, aun sea la mismísima Ley Sustantiva o Constitución de la República.
Reclamo de patrón abierto en las primarias partidistas por el oficialismo para favorecer nuevos asaltos y de padrón cerrado por la “oposición para encubrir una débil resistencia a los perversos designios del poder. Leyes y Constitución, serán analizadas por expertos en vender astucias y conocimientos, para ser usadas con tal propósito y a manera de papeles higiénicos, ya perfumados o sin olor.
Y de todo esto se infiere, que el camino electoral y la vía institucional estarán cerrados para ponerle fin a la impunidad y a la dictadura constitucional que la sustenta, ahora acaudillada por el Presidente Medina.
La vía es necesariamente extra-institucional. Una vía de calle como la que ha iniciado Marcha Verde.
Democracia de calle con potencia para crear un poder paralelo alternativo pintado de verde, convertirlo en poder constituyente, exigir la dimisión de gobierno e instituciones podridas, y establecer un gobierno provisional comprometido a facilitar una transición corta hacia una Asamblea Constituyente Soberana, una nueva Constitución y una institucionalidad democrática y participativa. (El Nacional, domingo 8-10-17)