Sin quererlo, Danilo Medina está victimizando a Leonel Fernández cerrándole las puertas y las ventanas para que no pueda ser candidato por el Partido de la Liberación Dominicana con la posibilidad de ocupar por cuarta otra vez la presidencia de la República.
El tranque con las primarias, abiertas o cerradas, simultaneas, bajo la dirección de la Junta Central Electoral, más que jurídico, es político, es decir, de conveniencia tanto para Danilo como para Leonel.
El presidente Medina no puede presentarse en el 2020. Tendría que modificar la Constitucional lo que sería traumático, tanto para el PLD como para el país, lo cual deja a Leonel como el candidato natural de esa organización porque los demás, según revelan las “encuestas de trabajo”, no tienen las simpatías para derrotarlo con un padrón cerrado.
Primarias con padrón cerrado dentro del PLD, sin Danilo como candidato y sin posibilidad de “fabricar” un contrincante, permitiría que los vientos soplen a favor de Leonel. En cambio, con primarias abiertas, donde podría votar hasta el gato por cualquier candidato, incluso de otro partido, podría variar la correlación de fuerzas.
Leonel sabe que, con primarias cerradas, ganaría sin mayores dificultades. Danilo lo sabe y trata de que sean abiertas para lo cual utilizará la mayoría mecánica dentro de los organismos del partido (Comité Político y Comité Central, si fuera necesario). Si se dividen en el Congreso el proyecto no pasaría porque se trata de una ley orgánica que requiere las dos terceras partes de los legisladores presentes. (Claro, siempre que los legisladores de la corriente de Leonel se mantengan dispuestos a echar el pleito).
Hasta el momento el ex presidente Fernández no ha querido enfrentar a su antiguo socio a pesar de todos los agravios y atropellos; a pesar de haber violado pactos y acuerdo como los candados a la Constitución.
Leonel ha sido ecuánime y sereno. Ha soportado trompadas, patadas voladoras, estrallones y piquete en los ojos confiando que el tiempo será su mejor aliado.
Pero ha llegado el momento de la verdad, en que se separan los hombres de los muchachos. Tiene que empantalonarse y echar el pleito, sin temor a las consecuencias, pues de lo contrario terminará triste, solo y abatido, convertido en un florero chino de porcelana, bonito y caro, pero sin lugar donde ponerlo que no sea en algún organismo internacional hasta que se rompa.
Creo que no puede mantenerse pasivo retratándose sonriente con Danilo en las reuniones del Comité Político para vender la imagen de unidad. Todos sabemos que esa es “una mentira del diablo”, una farsa, un teatro, una pantomima de mal gusto.
Danilo y Leonel no se pueden ver ni en pintura. Leonel tienen la cara morada, no por el color de la bandera del PLD, sino por los golpes que le han dado. Es el momento de ripostar o terminará en la lona con un nocaut fulminante en las primarias abiertas.
El “bajadero” de los cinco abogados “independientes” para que decidan la constitucionalidad o no de las primarias es una trampa dado el control que tiene su archienemigo en los tribunales y en la prensa. Insisto, problema no es jurídico, aunque la Constitución esté bailando en el centro de la pista, es político. Y no verlo de ese modo es un error. ¡He dicho!
En el Partido Revolucionario Moderno la situación no es la misma, porque Hipólito y Luís no son enemigos ni tienen contradicciones antagónicas, aunque mantengan diferencias en lo relativo a las primarias.
El ex presidente Mejía ha declarado que es fiel a la decisión de su partido, lo cual es correcto, pero sabe –aunque no lo diga- que le favorece la primaria abierta, por una cuestión hasta de sentido común.
Su liderazgo es incuestionable al igual que su carisma y la manera como se conecta y comunica con la gente. Esos elementos, incluyendo su condición de ex presidente de la República y la experiencia que le dan los años, aunque parezca extraño, están a su favor en unas primaras abiertas. Por esas y otras razones, Luís las quiere cerradas.